Videoterapia, la mirada apreciativa

Videoterapia, la mirada apreciativa

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“Las imágenes son el lenguaje fluido de la mente“.

Renee McCormick, Ph.D.

Aunque el ojo funciona como una cámara, la visión no se reduce a imágenes. Un conjunto de lentes forman en la retina una imagen invertida más pequeña que el objeto/sujeto original, mientras el cerebro interpreta esas imágenes dotándolas de un significado.

La comunicación entre el ojo y el cerebro tiene lugar a través de impulsos nerviosos. Es el cerebro quien reconoce en función de las experiencias vividas. Estas experiencias no son exclusivas de la vista, sino que se acompañan por el resto de sentidos. Los sentidos juntos aportan una sensación y la interpretación del cerebro de dicha sensación es lo que se denomina percepción.

La atención y la memoria son cualidades estrechamente relacionadas con la percepción.  Cómo nos percibimos, cómo percibimos a los demás y cómo percibimos el mundo depende de nuestra capacidad de atención y del almacén de la memoria. Emociones primarias como la tristeza, alegría, miedo, asco e ira influyen en nuestra percepción, atención, memoria y hacen hincapié en el sistema visual.

Desde las primeras teorías de la percepción se ha buscado una solución válida a cuestiones tales como: ¿Hasta qué punto la información que nos aportan los sentidos sobre el mundo es fiable?

¿Qué ocurre cuando la imagen llega al cerebro?

Cuando te ves en una foto o en un vídeo ¿cómo te ves? ¿Coincide cómo te ves con cómo te ven los demás? ¿Quién eres en realidad? Tu imagen en movimiento y el sonido de tu voz revelan muchos detalles sobre cómo te sientes, cómo te comportas y quién eres.

En psicoterapia es habitual utilizar fotografías de la biografía personal para acceder a emociones olvidadas, retenidas o distorsionadas. También podemos grabar vídeos con los móviles de las personas que vienen a consulta para ayudar a que los ojos aprendan a confrontarse con una mirada esclarecedora.

Renee McCormick, Ph.D. psicóloga clínica de Nueva York trabaja con videoterapia. Renee dice que cuando una persona se ve en vídeo, cara a cara, descubre a un nivel emocional profundo que algunas ideas, pensamientos o creencias que ha cargado durante su vida no son reales ni precisas. Es un “eureka” emocional que expande enormemente la posibilidad de cambio y la responsabilidad de sentirse mejor gracias a una mirada apreciativa hacia sí misma.

Tal vez eres una persona con un sentido autocrítico devastador. Si este es tu caso, es probable que no sintieras una mirada apreciativa y amorosa en tu infancia. Necesitas mirarte con amor para transformar el pasado en el presente y darte el permiso de vivir un futuro en completa aceptación.

Cómo nos percibimos, cómo percibimos a los demás y cómo percibimos el mundo depende de nuestra capacidad de atención y del almacén de la memoria.

El experto en neurocienca y mindfulness Daniel Siegel dice que los poetas han insistido en que vivimos muy lejos de la persona que nos ha amado tanto tiempo y que hemos ignorado ciegamente: nuestro yo primario. En este sentido la Videoterapia sintoniza internamente con el yo primario y aporta una poderosa sensación de regreso al hogar. Psicólogas y psicólogos acompañan a las personas mirándoles desde el aprecio, el amor y la belleza que ellas no encuentran en sí mismas, su visión fea, dura, inaceptable e incisiva les destruye.

¿Quién te miró tal y como te ves ahora?

La respuesta suele ser alguien de un vínculo muy próximo en la infancia. Es sorprente descubrir cómo tu mirada hacia ti misma, hacia ti mismo, es un introyecto de tus progenitores.

Olga Rueda en su libro VideoGestalt. Psicoterapia audiovisual, describe cómo en una ocasión una alumna suya al mirarse repetía la mirada de su madre, muy juzgadora y destructiva. No quería verse. Olga recurrió a un recurso muy gestaltista que es el de cambio de silla. Le pidió que se sentara en un lugar desde la mirada de alguien que alguna vez en su vida le miró con amor. Una tía suya, dijo y lo hizo. Con los ojos cerrados se convirtió en su tía, con su pelo, ropa, gesto, energía, etc. Recordó cómo le miraba su tía y Olga le pidió que anclase esa visualización y esa mirada durante el visionado que iba a pasar con ella misma en la pantalla. Al abrir los ojos y poner su pieza en play, se obró “el milagro”.

¿Cómo sería verte desde la mirada apreciativa que alguien te regaló alguna vez?

Si haces memoria, te acordarás de alguien que te miró con aprecio, con amor y belleza. Te conviene incorporar en tu corazón esa mirada para liberar tus heridas. Esto es lo que hacemos los psicoterapeutas, así es cómo miramos a las personas que acuden a consulta, es la clave principal para facilitar la transformación.

Olga Rueda cita en su libro que una vez dijo a una mujer que se veía con un aspecto horroroso en la grabación: “Por favor, mírate como yo te veo, te miro con amor, mírate con mis ojos, eres preciosa, ¿es que no lo ves?”... y surtió efecto.

Daniel Siegel no utiliza la videoterapia, él habla de mindsight, es decir, la capacidad de la mente humana para contemplarse a sí misma. Esta capacidad precisa de algo más de entrenamiento que lo que se tarda en dar a la tecla grabar de tu móvil.

Mindsight es un tipo de atención focalizada que permite ver el funcionamiento interno de nuestras propias mentes. Esto nos ayuda a bajar del piloto automático de comportamientos arraigados y respuestas habituales. Nos permite nombrar y domesticar las emociones que estamos viviendo, en lugar de abrumarnos por ellas.

Mindsight es la diferencia entre decir “estoy triste” y “me siento triste”. Al igual que las dos afirmaciones puedan parecerse, son profundamente diferentes, “estoy triste” es un poco limitado en su autodefinición. “Me siento triste” sugiere la posibilidad de reconocer y admitir un sentimiento, sin ser consumidos por él. Las habilidades centradas que forman parte de la visión mental para ver lo que hay dentro, aceptarlo, y en la aceptación, dejarlo ir, y finalmente, transformarlo.

Daniel Siegel dice que hay 2 circuitos cerebrales bien diferenciados en la visión mental:

  1. El físico.
  2. El de la agudeza visual, relacionado con la capacidad de estar presente, que se puede apagar frente algunas condiciones en función de la categorización que se haga del mundo exterior y de las personas (amigos, enemigos, indiferentes).

Piensa las veces que has apagado este circuito cuando alguien no te cae simpático o te resulta indiferente y las veces que los has encendido por afinidad con alguien. Ahora también piensa las veces que a lo largo de tu vida alguien que fue amigo, acabó siendo tu mayor enemigo o incluso las veces en que alguien que en principio te resultaba indiferente acabó siento un buen amigo o enemigo.

Tener el valor y la fortaleza de enfrentar lo difícil requiere tener el circuito de la agudeza mental encendido. Daniel Siegel habla de un triángulo equilátero entre mente, cerebro y relaciones para reconectar con la agudeza mental:

  1. Reflexión: somos parte de todo, igual que una célula cardíaca está interconectada con otras células para constituir el organismo que somos. Así el cerebro es un órgano social del cuerpo que nos interconecta con los demás para formar parte de la comunidad, mundo, planeta en que vivimos.
  2. Relaciones: Son la sangre de nuestras vidas y es lo que nos hace resistentes, no sólo como individuos sino como parte de la comunidad en la que vivimos.
  3. Resiliencia: Es la capacidad de recuperarse ante la adversidad y seguir proyectando el futuro.

Cuando llevamos la mirada dentro sucede una integración neuronal, que es la conexión de las partes separadas, la integración neuronal es básicamente el corazón de la salud del cuerpo, de la mente, de la relación con los otros y con todo el planeta.

Puede que no sea sencillo para ti llevar la mirada dentro, sin embargo seguro que es fácil llevarla hacia tu móvil. Utiliza tu móvil para que tu ojo aprenda a verse a sí mismo. Te propongo que explores con alguien de tu entorno, que sepas a ciencia cierta que te mira con aprecio y amor, para que juntos realicéis, a modo de toma de contacto, las 4 fases principales de la videoterapia:

  1. Grábate.
  2. Encuéntrate con tu imagen, es el momento del autovisionado.
  3. Confróntate con cómo te ves, indaga y pregunta a tu acompañante cómo te ve. Ponte manos a la obra con las emociones que aparezcan.
  4. Elabora e integra los descubrimientos junto a tu acompañante.  

Es un ejercicio potente, al finalizar te sugiero dar un paseo, camina despacio al aire libre mientras practicas el MindTips: Kinhin. Y, si necesitas profundizar en tu mirada apreciativa, ponte en contacto conmigo ;)

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