Victoria Rosell: "El plan contra mí lo idearon Soria y el juez Alba"
Entrevista a la juez y diputada de Unidas Podemos: "Ha sido durísimo".
Confiesa que durante estos años se ha dejado la salud, la energía y mucho dinero en el proceso judicial. Y al final la Justicia le ha dado la razón a Victoria Rosell: el Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha condenado al magistrado Salvador Alba a seis años y medio de cárcel y 18 de inhabilitación por conspirar contra ella.
“Ha sido durísimo”, relata la diputada de Unidas Podemos en su despacho en el Congreso. Tuvo que dimitir de la Diputación Permanente en 2016 y no repitió en la listas del 26-J tras la querella presentada contra ella por el exministro José Manuel Soria. Un culebrón judicial a raíz, según explica, de un plan ideado contra ella por el magistrado y por el político del Partido Popular en el momento que ella dio el salto a la política y se presentó por Las Palmas con los ‘morados’.
Ahora se ha condenado al juez Alba, pero cree que la Fiscalía debería investigar el papel del exministro. La sentencia es el principio de reparación, sostiene la juez que volvió a presentarse en las elecciones del 28-A. Y afirma que todos los ciudadanos pueden confiar en la Justicia: “Mi mayor satisfacción con esta sentencia es que no se le va a volver a hacer a nadie más”.
¿Cómo ha recibido la sentencia?
Con satisfacción. Cualquier víctima de un delito recibe la sentencia como un principio de reparación. Nunca es total porque ni siquiera la verdad judicial tiene tantas caras y aristas como la material. Tiene ese efecto cuando ves negro sobre blanco una verdad cuando te han acusado de grandes mentiras y han sido portadas de periódicos.
En la sentencia queda comprobado que hubo una conspiración de un juez contra otro juez. ¿Cómo lo pueden asimilar los ciudadanos?
Este juez a lo largo de estos últimos años ha denunciado o se ha querellado contra seis o siete magistrados más. Todo aquel que osaba tocarle. En este señor no es tan particular, pero conmigo no era contra la juez Rosell, sino en el preciso momento en el que doy un paso adelante y decido ser la rival electoral de José Manuel Soria (PP) en la provincia de Las Palmas y con Podemos. Ahí me pongo a tiro porque confluye que no hay una buena relación -dos tipos de jueces opuestos- y quería hacer méritos ante Soria. En la sentencia se cuenta, de hecho, que ya desde el principio pidió mi juzgado con esta intención de ver lo que podía encontrar sobre mí y empezar su idea prevaricadora.
¿Qué papel tiene Soria?
Se le menciona ocho o diez veces en la sentencia, pero no está ni siquiera como testigo. Un paréntesis de autocrítica: lo propuse en la fase de instrucción y se me denegó siempre. En el juicio oral lo propusieron las acusaciones populares. Y, a veces, sabiendo cómo funciona tu gremio te das por vencida, pero lo tenía que haber propuesto. No declaró nunca bajo juramento o promesa de decir la verdad. Sin embargo, no está tan claro que no estuviera, porque el juez Alba escogió al abogado de Soria. Tenemos que hacer también la reflexión de si nos cuesta más citar a un ministro como testigo que a una persona que pasa por la calle. Construyendo la sentencia, el propio tribunal puede que se haya dado cuenta de que hubiese sido conveniente escucharlo. Sin Soria no hay este relato.
¿Debería ser juzgado el exministro?
Lo que digo es que me he dejado la piel, la energía, la salud y bastante dinero, para mí muchísimo, para conseguir que una de las personas que claramente participó en esto sea condenada. Si el relato queda cojo, a lo mejor es la Fiscalía quien debe planteárselo. Podría iniciar por lo menos una investigación prejudicial para ver si hay base para concluir si Soria hubiera inducido o colaborado con esto. No ha explicado todavía cómo es posible que utilice en su querella información procesal reservada que tenía el juez Alba. Ahora el juez está negando una relación con Soria de la que ha presumido siempre: él decía que le iba a llevar al Consejo General del Poder Judicial y al Tribunal Superior de Justicia de Canarias. Quizá a la gente le impresione que esté condenado un magistrado de la Audiencia Provincial de Las Palmas, pero podría estar perfectamente en el TSJC o, por él, en la Audiencia Nacional o en el Supremo porque límite no tenía. Con muy poca antigüedad se presentaba a plazas realmente altas.
También han condenado al juez Alba a un pago de 60.000 euros por los daños psicológicos y materiales que le causó. ¿Cómo vivió aquella época personalmente?
De una manera muy dura. Imagínate. Y ahora tengo esa verdad judicial pero imagínate lo duro que es leer noticias. A mí El Mundo me dedicó cinco portadas en campaña electoral con cosas que eran absolutamente falsas. Ese daño hoy con Internet es imposible de borrar. Todavía hoy salgo con algo del Congreso o difundo algo en Twitter y algún perfil anónimo dice ‘esa es la juez’ y pone un enlace con esas noticias falsas. En aquel momento era portavoz nacional de Jueces para la Democracia y soy una juez con un perfil progresista, feminista y con un compromiso público contra la corrupción. Con este perfil, que me acusen de corrupción un ministro, que resultó ser un corrupto -no con sentencia judicial pero con sus dineros fuera de España y que mintió a su partido, al Gobierno, al Parlamento y la ciudadanía-, eso te destroza. Eso es tirarte por el barro, arrastrarte y no soltarte hasta que te retires. Esto estaba muy bien medido para hacer mucho daño y muy difícil de atacar. Y, desde luego podía haber funcionado el plan.
Dice el plan. ¿quién lo ideó contra usted?
En mi opinión, Soria y Alba. Pero eso no lo dice la sentencia.
Pero es su opinión.
Sí, sí. La gente en mi entorno en Las Palmas, judicial incluido, está dividida en dos opiniones: si fue Soria quien se lo pidió a Alba o si fue Alba el que voluntariosamente se lo ofreció a Soria. Pero esa es la única disensión que hay en el círculo de gente que conoce a ambos y su relación. Entre otras cosas deberíamos habérselo preguntado a Soria en juicio si esa relación es cierta. Alba da detalles de Soria, que ahora dice que no conoce, como que comieron siendo ministro en su piso en Madrid y cocinó para él.
El juez Alba ya ha dicho que va a recurrir la sentencia ante el Supremo. ¿Confía en que el Alto Tribunal ratifique la sentencia o tiene miedo a que se le dé la vuelta?
En teoría, como jueza y política, no debo opinar sobre algo que va a hacer el Supremo. Contesto a esto porque soy la víctima de este procedimiento: creo que la sentencia está muy bien construida. El Supremo no cambia los hechos probados por definición, cambia la calificación jurídica. En cualquier caso, está claro que Alba va a recurrir porque si no, sería firme y tendría que cumplir mañana la pena. Pero sí creo que se van a encontrar con una sentencia bien construida y me extrañaría muchísimo que el Supremo lo perdonara o la revocara.
¿Se arrepiente de haber dado el salto a la política? ¿Le ha valido la pena?
No me preguntes eso ahora. Vamos a ver, no. Esta semana le preguntaban a Iglesias en una entrevista que qué le diría al Pablo de hace cuatro años. Se nos pone a todos la misma cara. Por un lado, te brillan los ojos, y, por otro, sabes que has hecho mucho por cambiar este país. Pero, claro, personalmente nunca faltará quien te diga, desde tu madre a gente que te quiere, que para qué. Ha sido durísimo. Ahora, es verdad que yo creo que compartí bastante el dolor con gente que estaba a mi lado y los que te ayudan en esos momentos tan difíciles te hacen también compartir la victoria. Mi mayor satisfacción con esta sentencia es que no se va a volver a hacer a nadie más. Nadie más se va a ver delante de un juez que pueda estar manipulando, falsificando, prevaricando o poniendo sus intereses por encima de la ley, que es el mayor delito que puede cometer un magistrado. Esa garantía para la ciudadanía también la comparto como un éxito que no me deja arrepentirme.
Por lo tanto, ¿podemos confiar en la Justicia los ciudadanos?
Sí. Lo digo con dolor y con esperanza, sí. Se puede confiar porque, al fin y al cabo, hemos sido capaces de condenar a un propio, a uno de los nuestros. Si un colectivo hace esto con una oveja negra, creo que es digno de confianza. Lo que sí me parecería muy injusto es que esto manchara al resto de la judicatura, y más a la canaria, que ha sufrido mucho.
Como hablaba de corporativismo, ¿la veremos de ministra de Justicia en un Gobierno de coalición antes del 23 de septiembre?
Me temo que no. Entre los relatos de tacticismo electoralista que están rodeando a Sánchez, no al PSOE, hay uno que me hace gracia: el de no dar ministerios de Estado a UP. ¿Y quiénes son los titulares de Interior, de Defensa y de Justicia? Todos independientes: dos jueces y una fiscal. Tengo mucho en común con la titular actual de Justicia, a esas personas independientes no les exiges previamente firmar fidelidad al partido. Por mucho que quieran caricaturizarnos a Podemos hasta denigrarnos a veces, cualquier persona puede entender lo que es un órgano colegiado. El Consejo de Ministros no dista mucho de un tribunal colegiado: no estás de acuerdo con tus compañeros, te presentan un caso y resolverías distinto, lo debates, pierdes, y eres perfectamente leal a la decisión colegiada. Por supuesto sabemos trabajar así. Pactas los consensos y los disensos. Prever la deslealtad fuera e incluso la revelación de secretos del Consejo de Ministros llega ya un poco a la ofensa personal. Todavía estamos a tiempo de negociar.