Víctor Gutiérrez, el referente LGTBI del deporte español: "Existe muchísimo miedo e impunidad"
El internacional español cuenta cómo ha sido su etapa desde que salió del armario en 2016.
Hace cinco años Víctor Gutiérrez dio uno de los pasos más importantes de su vida: hizo pública su homosexualidad al protagonizar una portada de la revista Shangay. Un lustro después, este waterpolista del Club Natació Terrasa y de la selección española se ha convertido en todo un icono en la lucha contra la LGTBIfobia.
Tomar la decisión le llevó dos años. Su entorno y sus compañeros más allegados ya lo sabían, pero no había dado el paso de decirlo abiertamente: “Me tuve que preparar psicológicamente para poder afrontarlo, pero sabía que este paso no me iba a traer consecuencias negativas como rescindir el contrato, cerrar oportunidades”.
Quiso ser el referente de los jóvenes que él nunca pudo tener. Incluso llegó a pensar en su juventud, tal y como desvela, que nunca iba a poder llegar a la élite del deporte porque no veía a ningún deportista abiertamente gay.
“Hasta los 18 años que salí del armario con mi familia y amigos, viví mi identidad con mucho miedo y vergüenza, casi como que pensaba que me pasaba algo. Me hubiera gustado tener un referente. Por eso quise contar mi testimonio y experiencia, para darle coraje a otras personas y demostrarles que se puede llegar a la élite siendo homosexual”, reconoce el madrileño, que acumula más de 70 internacionalidades con la selección.
A sus 30 años y tras aparecer en varias listas de personas LGTBI más influyentes, este boya español se siente orgulloso de la decisión que tomó. Actualmente se ha convertido por méritos propios, tanto dentro como fuera de la piscina, en ese referente que él nunca tuvo: “Necesitamos más y que todas las personas que practican deportes no están en un mundo ajeno y crean que pueden llegar a la cima si se lo proponen, que la orientación sexual es una anécdota. Poderles quitar ese lastre de la mochila es genial”.
Él tuvo la valentía y la decisión que no han tenido y tienen otros deportistas, que siguen prefiriendo llevarlo en silencio y alejado de los focos. Le llegan historias permanentemente de personas que “están viviendo su orientación sexual con mucho miedo”. Gutiérrez, como se sincera, trata de mostrarles que no se puede vivir así.
Desde el primer momento, él tuvo el apoyo y el cariño de su círculo y de una multitud de seguidores. Es la faceta con la que decide quedarse: “Recibí respeto y mucho cariño. Tan importante es denunciar las cosas malas como decir las buenas, los mensajes positivos tienen la capacidad de cambiar las cosas. He podido desarrollarme y no ha pasado nada”. Su extensa trayectoria así lo confirma.
En estos cinco años desde aquella portada, algún jugador sí que le ha llamado durante los partidos “maricón”, pero después se disculpaban. Gutiérrez reconoce que normalizó ese tipo de actitudes: “Sí que me había pasado, lo que al final lo acabamos justificando y normalizando, le das una normalidad que no debería tener”.
Hasta que dijo basta.
La agresión homófoba de Ubovic, un antes y un después
El pasado 17 de abril, Gutiérrez denunció que el jugador del CN Sabadell Nemanja Ubovic le había llamado “maricón” durante y después del partido. Entre lágrimas, el deportista español contó lo que le había ocurrido.
“Pensaba que había construido un espacio seguro en el deporte y creía que me había empoderado y nadie me iba a poder atacar por ahí. Entonces me viene un compañero, me dice eso y se me desmoronó todo. Llegué a mi casa muy mal, afectado”, se sincera ahora dos meses más tarde.
Gutiérrez reflexiona y dice que si a él, de 30 años, siendo deportista de élite con su correspondiente altavoz mediático y con un físico privilegiado con 1,94 metros de altura, le afectan este tipo de comentarios, cómo no le van a afectar a un adolescente de un instituto. “A las personas LGTBI nos afecta porque asociamos nuestra identidad como algo negativo que se puede insultar”, añade.
El nefasto episodio acabó de manera ejemplar: Ubovic se llevó la primera sanción por homofobia en la historia del deporte español. El Comité de Competición de Disciplina Deportiva de la Federación Española de Natación consideró que se trataba de una infracción grave y sancionó con cuatro partidos de suspensión y 200 euros de multa al serbio.
“Tuve la buena suerte de que se ha convertido en la primera sanción en la historia de España por homofobia en el deporte. Estoy muy contento porque este tipo de comportamientos no tienen cabida en el deporte. Se ha sentado un precedente, se ha empezado a andar un camino para cuando se repita”, se muestra feliz por el paso dado.
La dificultad de salir del armario en el mundo del deporte
Lo dice alto y claro, sin titubeos y sin dudarlo: el deporte es uno de los mundos que menos ha avanzado en este sentido. Salir del armario no es raro en el cine, el teatro, la música o la política, por ejemplo, pero en el deporte se cuida mucho más y el miedo a revelarlo es mayor.
“Es evidente que no ha avanzado tanto. En los años 80 se cantaba en los estadios de fútbol ‘Michel maricón’ y 25 años después hemos visto como se le llamaba a Cristiano ‘maricón’ en cada campo sin pasar nada. No vemos ninguna condena y hay una sensación de barra libre. Todo eso hace que haya un panorama muy difícil para los deportistas a la hora de visibilizarse porque existe muchísimo miedo y muchísima impunidad”, asegura.
Por eso, da mucho valor a que el portero y capitán de la selección alemana, Manuel Neuer, llevará el brazalete arcoíris durante los partidos de Alemania en la Eurocopa, por mucho que fuera investigado por la UEFA: “Tiene muchísimo valor. Es una visibilidad total y un paso gigante a nuestros derechos y libertades. Cuando ocurran más gestos así en el fútbol, será un punto de inflexión”.
Hasta entonces desea que se sigan denunciando las agresiones y los mensajes que dan formaciones políticas como Vox, a los que define como “blanqueadores de este tipo de violencia”.
“Están cargados de odio contra el colectivo LGTBI, blanquean este tipo de violencia y a este tipo de personas. Por eso son muy peligrosos. Nuestra reivindicación tiene ahora más sentido que nunca porque los derechos que no se cuidan y se protegen se pueden perder”, afirma tajantemente.
Para erradicar la LGTBIfobia en el futuro, Gutiérrez tiene grabado a fuego los ingredientes de la receta: una educación en valores de tolerancia, respeto y diversidad y una legislación en el mundo del deporte donde esté recogida la homofobia como delito de odio.