Cómo viajar con perros en coche
Consejos para llevar a tu mascota de vacaciones.
Los desplazamientos en coche se deben preparar siempre, pero hay que prestarles especial atención si entre los compañeros de viaje hay perros. Primero porque ellos no están tan acostumbrados a viajar y después porque necesitan accesorios extra.
“Se pueden marear como nos pasa a nosotros, aunque no tanto porque la carretera tenga curvas sino por el nerviosismo o la ansiedad que les provoca el viaje”, explica Manuel Lázaro, vocal del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid (COLVEMA). Ese estado nervioso lo determinan las experiencias previas. “Si no viaja mucho en coche y lo relaciona con momentos traumáticos, como dejarlo solo encerrado o ir a vacunarse, es lógico que no le guste”, añade el veterinario.
“Le pasa sobre todo a los perros de más tamaño, los de jardín, porque no suelen salir. Justo lo contrario que los pequeños, que van con sus dueños a todas partes”, apunta Vicente Ribes, veterinario del centro AniCura Marina Alta. “Y también es más frecuente en los cachorros”, añade Lázaro.
Lo más sencillo es prevenir
Un perro nunca va a decir eso de ‘me estoy mareando’ y tampoco su piel palidecerá para avisar del mareo. Sin embargo, hay señales para intuir su incomodidad. “Se nota porque los ojos se le ponen en blanco, ves que se descentra, que tiene la mirada perdida, que babea más de lo habitual y que mueve la cabeza de manera inexplicable”, enumera Ribes. Lo que puede acabar en vómitos.
Si se detecta a tiempo, se puede parar para evitar que se manche el coche y ahorrarse tener que limpiarlo, lo que inevitablemente termina por prolongar el viaje. Sin embargo, tanto Ribes como Lázaro coinciden en que lo más acertado es tomar medidas preventivas.
“Lo ideal sería ir adaptando al animal progresivamente para que el coche no le genere ansiedad”, explica Lázaro, que recomienda hacer pequeñas escapadas a lugares agradables. Se trata de llevarlo al parque o a la montaña en coche para que así lo relacione con buenas experiencias.“Que el perro asocie los viajes con estímulos positivos. No es conveniente no haberle presentando antes el vehículo ni subirlo de forma brusca, con prisas y sin que pueda adaptarse a esa nueva situación”, añaden desde Experto Animal.
“El ejercicio de entrar y salir del coche es muy positivo porque nos puede ayudar a conseguir que lo relacione con estímulos buenos. Por ejemplo, podemos lanzar una golosina para que entre a buscarla, premiarlo con caricias y animarlo a salir”, continúan. “Una vez que el animal se haya acostumbrado a la presencia del coche, haya entrado y salido en varias ocasiones, sería cuando habría que realizar paseos cortos para que empiece a habituarse a viajar”.
El problema es que a veces se echa el tiempo encima y ahí la opción es recurrir a los especialistas. “Puedes acercarte al veterinario y decirle que el perro no está acostumbrado a viajar en coche para que te dé algún producto natural, no anestésico, que le ayude a relajarse y tranquilizarse”, añade Ribes.
Siempre sujeto y en un lugar estratégico
El perro no puede ir en cualquier lugar del coche ni tampoco de cualquiera manera. Aunque el Reglamento General de Circulación no sea explícito sobre cómo se debe llevar a un animal de compañía, sí establece que “el conductor está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción” para garantizar “su seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía”. Para ello debe, entre otras cosas, prestar especial atención a la colocación de los objetos o animales transportados.
A partir de aquí, hay dos aspectos obligatorios a tener en cuenta:
- El perro NUNCA debe ir en el asiento del copiloto (tampoco en ciudad).
- El perro SIEMPRE debe ir sujeto, ya sea dentro de un transportín o con un arnés.
“Si el perro es pequeño y lo acostumbras, lo ideal es que vaya dentro del transportín en el suelo, detrás del piloto o del copiloto”, explica Lázaro. “Es donde van más protegidos, además los perros no tienen por qué ir mirando por la ventanilla”, añade.
La situación cambia si el perro es mediano o grande, ahí se plantean dos opciones. “Lo recomendable si se lleva al perro en los asientos traseros con un cinturón de seguridad es usar un separador, aunque también puede ir dentro de un transportín adecuado a su tamaño situado en el maletero sin la bandeja y con una reja divisoria”, explican en Experto Animal. “La otra opción es ir en el maletero sin transportín, con la bandeja retirada y una reja divisoria que impida su paso a los asientos traseros”, añaden.
“La reja ha de ser homologada, por eso se aconseja optar por la específica para el modelo de coche que tengamos”, continúan los expertos de la web. “Si llevamos al perro suelto, hay que tener en cuenta que puede sufrir golpes con los movimientos bruscos, así como las posibles heridas en caso de accidente. Por ello, el transportín es la opción más aconsejada”.
Tanto en el maletero como en el asiento trasero se puede proteger el coche con una funda para evitar que se llene de pelos o de vómitos si llegan a producirse. Para que esto no ocurra, Ribes recomienda que uno de los ocupantes del coche tenga contacto con el perro “para hablar, tocarle y poder tranquilizarlo” durante el viaje.
Coche fresco y estómago vacío
El coche tiene que estar fresco y ventilado. “No hay que olvidar que la temperatura de los perros es más altas que la de los humanos y es fácil que sufran un golpe de calor”, apunta Lázaro.
Aquí entra en juego el aire acondicionado, aunque no se trata de encenderlo y ya. “Hay que vigilar las salidas de aire para no situar al perro justo delante, si le está dando de manera directa todo el tiempo es fácil que al día siguiente se levante con una faringitis u otro problema de esa índole”, asegura Ribes, que advierte que una situación así puede acabar por fastidiarnos las vacaciones.
Lo de llevar la ventanilla abierta ya es opcional pero el perro no debe ir asomado cuando se viaja “en autopista a 120 kilómetros por hora” ya que “el aire genera mucha resistencia y puede causar daños”, apunta Lázaro. “Y si están acostumbrados a mirar por la ventana se les puede dejar que mire durante el trayecto, pero no pasa nada por no hacerlo”, añade. No se va a marear menos, aunque si el paisaje es muy monótono (farola, farola, farola...) podría generarle esa sensación.
Lo que sí hay que evitar es que viajen con el estómago lleno, ya que aumenta las probabilidades de vomitar en caso de marearse. Ya comerán al llegar al destino.
Paradas vigiladas cada dos horas
Las paradas son tan necesarias para los perros como para las personas. “Es importante que el perro se estire, camine y haga sus necesidades, pero siempre fomentando una actitud relajada para que, al retomar el viaje, el animal siga calmado”, explican en Experto Animal, que recomiendan que se pare “cada hora y media aproximadamente”.
Imprescindible no bajar la guardia en ese momento del viaje. “Cuando el perro abandona el coche, el riesgo de accidente es grande”, añade el veterinario. “Puede estar nervioso y querer salir disparado”, explica. Lo mejor es ponerle la correa antes de abrir la puerta o llevarla en la mano cuando se abre el maletero.
Y lo que nunca se debe hacer es dejarlo en el interior del coche en un área de descanso. Como recuerda Ribes, “los vehículos se calientan muy rápido, más en esta época, de modo que se expone al perro a que sufra un golpe de calor” y ya se sabe que las consecuencias pueden ser letales.