Viajando a la última frontera: Alaska
Cada vez se buscan destinos más exóticos y salvajes para pasar las vacaciones. Lugares que antes eran impensables, ahora están en la lista de sueños. Del mismo modo que el turismo de "sol y playa" ya va quedando cada vez más en desuso, ahora hay quien busca naturaleza salvaje y no quitarse la chaqueta en varios días.
El pasado mes de septiembre viajé con Norwegian Cruise Line a Alaska, la última frontera, y desde luego, te das cuenta de lo mucho que ofrecen este tipo de vacaciones. Además, puedes descansar entre puerto y puerto en el crucero, donde harás vida y amigos durante todos esos días. En otro artículo anterior te lo contaba.
Día 1: Seattle
El barco saldrá desde Seattle, en Washinghton. Una ciudad dinámica y con todo el carácter de la costa oeste de EEUU. Podrás disfrutar uno o dos días antes de zarpar de las muchas tiendas de chocolates donde te explican la elaboración y tienes incluso cursos de degustación. Si te gustan los aviones, no puedes dejar de visitar el Museo del Vuelo, una de las mayores colecciones de aviones del mundo. Si te gustan las emociones fuertes, también puedes practicar lo más parecido al paracaidismo en un túnel de viento, el iFly. Por supuesto, también puedes disfrutar de la ciudad y sus muchos restaurantes, por ejemplo -13 Coins- donde se ha fusionado la comida local, con platos elaborados y cuidados, algunos de ellos de vanguardia. Este restaurante no ha cerrado jamás en los cincuenta años que lleva abierto, ni siquiera los días festivos, por lo que ya forma parte del alma de la city.
Día 2: Navegación. Camino de Alaska.
Tras disfrutar de la ciudad durante el día anterior, ha llegado el momento de embarcar en el crucero. Pasarás el primer día navegando hacia el norte, conociendo el barco: de los muchos restaurantes a las zonas de descanso, lectura, actividades... También puedes pasear por la cubierta viendo el mar y los muchos islotes que van apareciendo en el recorrido cubiertos de árboles. Además verás decenas de ballenas y orcas en el horizonte.
Día 3: Icy Strait Point
Antes de llegar al primer puerto de Alaska, despertarás atravesando los fiordos, entre grandes montañas y donde no se oye más que el sonido del viento en los árboles. Al llegar a Icy, puedes pasear por el entorno de forma libre, con toda posibilidad de ver ardillas, leones marinos en las orillas, águilas calvas en las copas de los árboles... Los senderos están preparados tanto por las orillas como por el bosque y está terminante prohibido salirse de ellos, pero tendrás momentos donde te sentirás rodeado de naturaleza pura.
En la zona del pueblo, tendrás varios restaurantes donde comer "King crab", grandes cangrejos típicos en la zona y que forman parte de la gastronomía local. Al atardecer puedes contratar una excursión, en pequeños barcos que se adentran por los fiordos. El silencio es total mientras surcas las aguas tranquilas, y de repente se rompen por el sonido de las orcas que salen a respirar a unos pocos metros de ti, mientras siguen su recorrido. Verás también osos en las orillas, buscando comida, ballenas saltar o nutrias marinas agarradas a los bosques de kelp para que no las arrastre la corriente.
Día 4: Skagway
Pasarás la noche, mientras cenas en el barco, viendo las fotos y asimilando haber estado rodeado de la naturaleza más salvaje. Al día siguiente llegarás a Skagway, una localidad de poco más de mil habitantes donde puedes pasear por las calles llenas de tiendas de artesanía, alimentación y souvenirs. Lo más típico, y que forma parte de la Historia de la zona, es el tren. El más conocido de todos es el ferrocarril histórico del White Pass, donde podrás montar en vagones de época y hacer el recorrido. A lo largo de varias horas irás viendo paisajes espectaculares: el glaciar Gorge, la quebrada de Dead Horse o las cataratas Bridal Veil. Otra opción es hacer el recorrido en coche y pasar al Yukón, en Canadá, donde los bosques cerrados, los lagos con un azul intenso y las montañas han creado paisajes únicos.
Día 5: Bahía de los Glaciares
Como es probable que estés ya con cansancio, este día no bajarás del crucero. Mientras descansas y haces uso de todo lo que el barco ofrece, irás recorriendo la Bahía de los Glaciares. Estarás a pocos metros de grandes lenguas de hielo en las que el barco irá parando para que hagas fotografías y puedas oír su crujir o incluso ver algún desprendimiento. Uno de los más imponentes es el Glaciar Margarita, aunque el cambio climático los está haciendo retroceder año a año. Recorriendo esta zona, verás cascadas, nutrias marinas e incluso algún oso puede asomar entre los árboles de la orilla.
Día 6: Ketchikan
La última localidad que visitarás en Alaska es la quinta más grande, con ocho mil habitantes. Tiene decenas de tiendas de artesanía, productos típicos, ropa local... y por supuesto, salmón. Ketchikan presume ser la "capital mundial del salmón". Podrás probarlo de múltiples formas, aunque la que arrasa es tradicional, ahumado. Si después de pasear sigues con ganas de ver naturaleza, algo muy recomendable, puedes coger una excursión guiada por técnicos, para ver osos. Tras un viaje en autobús de no más de 40 minutos, y tras recibir algunas normas a seguir, te adentras en unos bosques cerrados, cruzados por multitud de arroyos, donde puedes encontrarte con osos negros que miran fijamente el agua cazando salmones. El corazón te latirá con fuerza al ver este animal tan cerca, pero podrás seguir caminando y ver nutrias de río en las orillas que juegan entre ellas sin perderte de vista, o mientras las ardillas y las águilas te observan desde los árboles.
Día 7: Victoria
Atrás dejarás ya "la última frontera" y mientras continuas el camino hacia el sur para regresar a Seattle, pararás en Victoria, una espectacular ciudad de Canadá, con todo el carácter de la Columbia Británica, de la que es capital, Verás edificios históricos y monumentales, coches de época y calles típicas con tiendas de todo tipo. Es una ciudad con mucho ambiente nocturno y tendrás tiempo de disfrutarlo. Las terrazas de los restaurantes y cafeterías están abiertas y adornadas con maceteros llenos de flores, al igual que todos los muchos parques que hay cada pocos metros, lo que ha hecho que se la conozca como "la ciudad jardín".
Día 8: Seattle
El barco llegará al mismo punto de salida. La última noche a bordo habrás podido hacer todo aquello que aún no te había dado tiempo, cenar en algún restaurante temático o relajarte en el spa. Al llegar de nuevo a la ciudad, tendrás todo el día por delante para poder seguir haciendo turismo. En el mismo puerto está el Aquarium of Seattle. Una visita muy recomendable para conocer las especies de la zona, dar un tranquilo paseo y aprender con las muchas actividades que organizan cada día de divulgación. Sus inquilinos más famosos son las nutrias marinas, varias de ellas rescatadas con algún problema y una de ellas enferma de asma a la que tratan cuidadosamente. En pocas horas lo verás, porque a la hora de la comida puedes estar fuera disfrutando del típico plato "fish and chips" que ofrecen los restaurantes de pescadores que hay por el muelle.
Por la tarde, puedes irte paseando por el centro de la ciudad hasta el edificio más típico, The Space Needle (Aguja Espacial) y subir en el ascensor que te elevará hasta sus 184 metros de altura y tener unas impresionantes vistas.
Puedes volver al centro a pie o en el monorail que atraviesa la ciudad, donde llegarás en pocos minutos. La ciudad ofrece multitud de hoteles, aunque hay algunos como el Westin que son especialmente conocidos y puedes dormir hasta en una planta 64, con unas espectaculares vistas. Por cierto, es el hotel donde Obama suele alojarse.
Día 9:
El último día, con un buen descanso, lo más probable es que salga el avión de vuelta a España a primera hora de la tarde. Puedes llegar hasta el aeropuerto en taxi, bus o tren por poco más de 5€, y de camino tendrás tiempo a pasar por el Public Market, el mercado más típico, y tomar un típico desayuno americano en el más puro ambiente estadounidense.
Agradecimientos:
Norwegian Cruise Line
Tripulación del barco Norwegian Pearl
Oficina de Turismo de Seattle