Veto al feminismo
Las mujeres llevamos años cuidando del mundo. ¿Por qué ahora se piensa que no podríamos cuidar de nosotras?
Han vetado al feminismo. Una vez más. La prohibición de todas las concentraciones organizadas en Madrid no sólo responde a una cuestión de “salud pública”. Es también fruto de la criminalización continua del movimiento feminista por parte de la ultraderecha y de una parte de los poderes públicos. Me atrevo a pensar, incluso, que la prohibición tiene que ver más con la segunda cuestión que con la apelación a la salud.
Los vecinos que salieron durante varios días a protestar contra el Gobierno en el barrio Salamanca, los negacionistas de Colón, una manifestación en coche convocada por Vox y liderada por Javier Ortega Smith, Rocío Monasterio, Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona; la otra manifestación en coche contra la Ley Celaá, el homenaje nazi a los caídos de la División Azul, las marchas antirracistas por George Floyd, por la Sanidad Pública, a favor de la Industria Cultural… Esas sí contaron con la autorización de la Delegación del Gobierno en plena pandemia. Si es una cuestión de salud pública, ¿por qué no tratar a todos por igual?
Se podría argumentar que es porque el 8-M se trata de una concentración mucho más masiva. Es un razonamiento lógico que se cae tras leer la organización que el movimiento feminista tenía previsto en Madrid. Las concentraciones más populosas serían de 500 personas —un número que hace unas semanas parecía coherente para la Delegación del Gobierno— y en grandes espacios del centro.
El resto, se producirían de la forma más descentralizada posible, con aforo máximo controlado por la organización de cada barrio, con acciones desde los balcones, charlas… Se pedía a cada vecina llevar su propia tiza para dibujar la distancia de seguridad en el suelo. Gel. Mascarilla de repuesto. Un cordón sanitario compuesto de decenas de voluntarios. Si una llegaba a la plaza y ya no había sitio, se instaría a que volviese a casa y apoyase al movimiento en redes. Han sido horas y horas de asambleas durante varias semanas para preparar un 8-M seguro.
Las mujeres llevamos años cuidando del mundo. ¿Por qué ahora se piensa que no podríamos cuidar de nosotras? ¿En qué movilización se ha visto tal organización y tanta insistencia en los cuidados de las compañeras?
El feminismo es uno de los movimientos más transversales que hay en este momento y nos afecta a toda la sociedad. Y molesta. El año 2020, con poco conocimiento, se salió sin tomar ningún tipo de precaución cuando el covid ya afectaba a Madrid. Y fue un error, provocado por el desconocimiento que había en ese momento sobre el tema. El error lo pagó el 8-M, que ha sufrido meses y meses de ataques inmisericordes por esa movilización, y la Delegación del Gobierno, con un caso judicial que finalmente fue archivado. ¿De verdad este año se ha prohibido la manifestación por motivos sanitarios que nada tienen que ver con los políticos? ¿O es que se cree que el 8-M es un arma arrojadiza fácil de usar en política?