Verdaderos finlandeses, un poco de historia
Cuentan los finlandeses que hay dos tipos de personas en su país, los introvertidos y los extrovertidos. La diferencia entre unos y otros es que los introvertidos miran a sus zapatos cuando hablan con alguien; mientras que los extrovertidos miran a los zapatos de su interlocutor. Tradicionalmente hemos sabido muy poco de los finlandeses en España, con excepción de las esclarecedoras Cartas finlandesas escritas por Ángel Ganivet cuando fue cónsul español en Helsinki a finales del siglo XIX, quien fue uno de los primeros españoles en leer su gran poema épico medieval, el Kalevala; así como en la Segunda Guerra Mundial, el también escritor Agustín de Foxá que fue embajador.
En las pasadas elecciones del 14 de abril, el grupo de extrema derecha Perussomalaiset (Verdaderos Finlandeses o Finlandeses de a pie, que parece ser que es como debería traducirse) se aseguró la segunda plaza política a escasas décimas de los socialdemócratas, vencedores en dichos comicios. Ha obtenido el 17,5% de los votos, lo que significan 39 escaños, frente al 17,7 de los socialdemócratas que han sido los vencedores y que logran solo un escaño más.
La inmigración fue una de las causas de su victoria –si bien es solo el 6,6% de la población de 5,5 millones–, pero no creemos que tenga que ver con el carácter reservado e introvertido de los finlandeses del que ellos mismos se ríen. Ser introvertido no está reñido con su carácter hospitalario, que lo tienen los finlandeses. Todo está más relacionado con el malestar por las políticas de austeridad de los últimos gobiernos debido a la crisis del 2008 y los recortes del Estado de bienestar, unido a unas elevadas tasas de impuestos, aún siendo uno de los países más generosos de Europa. Una crisis que se llevó por delante el milagro finlandés y con él a empresas emblemáticas de telefonía que eran marca de país y contribuían enormemente a su PIB y a sus tasas de empleo. Si bien el desempleo se sitúa en el 6,5%, según la OCDE el 27% de la población es clase baja con una brecha social que se incrementó tras la crisis de 2008. Los recortes han afectado a la sanidad, que estuvo a punto de privatizarse, y a la educación, un sector de prestigio que lo ha situado entre los mejores del mundo según PISA. Mientras gasta el 1,7 % del PIB en Defensa: la frontera con Rusia es de 1.300 kilómetros y Finlandia está fuera de la OTAN.
No deja de ser significativo que el primer gran éxito electoral de Verdaderos Finlandeses se produzca en la Europeas de 2009 en las que alcanzó el 10% de los votos y su líder, Timo Soini, un escaño. Ya en las legislativas del año siguiente se asentó como tercera fuerza política con el 19% de los votos y 39 escaños, pero con una diferencia mínima como en las últimas elecciones con los socialdemócratas que obtuvieron en 19,1 y un solo escaño más, y los conservadores –los grandes derrotados esta vez– con el 20,4. Mantuvo la tercera posición en 2015 con un programa nacionalista, populista y eurófobo, oponiéndose a los rescates financieros de la Unión Europa y proponiendo la salida de Grecia del euro. Timo Soini argumentaba que los finlandeses no iban a pagar la factura de quienes lo habían hecho mal en economía como los griegos o los portugueses. También su secreto estaba en un programa social que la prensa finesa llegó a calificar de “socialdemócrata” pero que estaba destinado a las clases humildes, pero solo si son finlandesas: se llegaron a definir como un partido “obrero sin obreros” al mismo tiempo que rechazan el calificativo de extrema derecha.
La entrada del partido en la coalición de Gobierno de derechas que ha regido hasta ahora el país, asumiendo Tomi Soini la cartera de Exteriores, les llevó a moderar sus postulados incluso de cara a la Unión Europea. Lo cuál generó una crisis interna y los sectores radicales de Verdaderos Finlandeses le quitaron el liderazgo a Soini para dárselo a Jussi Halla-aho quien anunció en 2017 la salida de su partido del Gobierno. Un grupo de diputados se rebeló y creó una escisión, Nueva Alternativa llamada después Futuro Azul que con Soini a la cabeza siguió apoyando al Gobierno de derechas. Pues bien Futuro Azul apenas ha obtenido en estas últimas elecciones el 1 por 100 de los votos mientras que el radicalizado Verdaderos Finlandeses de Jussi Halla-aho ha obtenido 17,5, un 0,2 menos que los vencedores, los socialdemócratas.
Jussi Halla-aho es un experto en lenguas eslavas, que se hizo famoso a principios de este siglo por su blog Scripta en el que destilaba sus ideas nacionalistas, contrarias a la inmigración. Hijo de un conductor de autobús que se pagó la carrera de Filosofía trabajando de camarero, se hizo anticomunista al viajar con su padre a la Unión Soviética en los años ochenta y ver la realidad social y política de aquel país.
No obstante, el fenómeno Verdaderos Finlandeses no es nuevo ni es fruto de la crisis de 2008. Sus orígenes se remontan a los años cincuenta del pasado siglo, a 1959 en que se creó el Suomen Maaseudun Polue (SMP, Partido Agrario Finlandés), fundado por Veikko Vennamo, un viejo conocido de la política finlandesa y contrario a la neutralidad del país en la Guerra Fría, que por otro lado les había sido impuesta por la vecina Unión Soviética. Finlandia se había independizado de Rusia en 1917 y había tenido que defender su independencia frente a la Unión Soviética en los años veinte y en 1939, lo cual todo lo que viniera de Moscú no era precisamente bien recibido en Finlandia.
El SMP era un partido muy conservador, defensor de las tradiciones, frente a los cambios sociales e industriales del momento. Se proclamaba defensor de los parados y de los pequeños campesinos desatendidos por las políticas más urbanas e industriales que agrarias del Gobierno de Urho Kekkonen. Salvando las distancias, era de alguna manera el continuador del Movimiento Lapua y de su sucesor, el IKL, lo que se ha considerado el equivalente al fascismo finlandés de los años treinta: el Isänmaallinen Kansallis-Litto o Movimiento Patriótico del Pueblo, que en 1936 obtuvo el 8 por 100 de los votos con su programa nacionalista y confesional. Algunos de los feudos electorales del SMP coincidían con los del IKL.
El SMP desapareció en los años noventa. Era un periodo de bonanza económica en Finlandia y sus proclamas xenófobas no encontraban eco en la sociedad, obteniendo apenas el 1,3 por 100 de los votos en 1995. Además, en 1996, el número de inmigrantes y refugiados extranjeros apenas alcanzaba el 1,4 por 100 de la población. El SMP prácticamente desapareció en 1997. Dos años después, viejos militantes del SMP, entre los que se hallaba Soini, crearon Verdaderos Finlandeses con unos orígenes muy modestos: el 1 por 100 de los votos y un diputado en 1999. Soini, politólogo, conservador y católico practicante, converso del luteranismo, había hecho toda su carrera política en el SMP desde su militancia en sus juventudes hasta llegar a ser secretario general de dicho partido entre 1992 y 1995.
Desde 2011 en que asienta su éxito en la esfera política finesa, algunos de los dirigentes de Verdaderos Finlandeses se han visto salpicados por algunos escándalos políticos. Ese año su diputado James Hirvisaari fue multado por comentarios insultantes con respecto a los musulmanes. Ese mismo año su colega Pentti Oinonen rechazó una invitación a un acto oficial para no ver bailando a parejas del mismo sexo. En 2012 Halla-aho tuvo problemas con la Justicia por algunas opiniones vertidas sobre el Islam en su blog. Al año siguiente, Verdaderos Finlandeses tuvo que expulsar del partido a su diputado James Hirvisaari después de que éste invitara a visitar el Parlamento a un nacionalista radical, Seppo Lehto, quien se hizo fotos allí haciendo el saludo a la romana y colgando las mismas en las redes.
Los socialdemócratas van a volver a gobernar en Finlandia después de veinte años, pero el panorama político se ha radicalizado. En el caso de la derecha no deja de ser sintomático que Timo Soini y sus seguidores, al moderar su discurso al pasar por el Gobierno perdieran el liderazgo de Verdaderos Finlandeses y que el sector radicalizado del mismo haya llevado al partido a la segunda plaza del panorama electoral, a solo un 0,2% de los votos. Un fenómeno que parece extenderse por Europa. Parece ser que Ganivet dijo en alguna ocasión que los finlandeses eran como los españoles del norte de Europa. Si lo dijo sería por el carácter común de disfrutar de la vida y del sol –allí cuando lo tienen en verano–. Hoy en día quizá lo diría porque también aquí tenemos a nuestros Verdaderos Finlandeses.