Varoufakis balbucea cuatro segundos antes de definir con una explícita palabra al Gobierno de PSOE y Podemos
Y lo dice con pesar.
Yanis Varoufakis se convirtió hace años en todo un símbolo mundial de la lucha contra la austeridad. El exministro de Finanzas griego por la Coalición de la Izquierda (SYRIZA) llegó incluso a dimitir en 2015 por diferencias con la posición de su propio gobierno griego frente a la troika. Ahora, la periodista Andrea Ropero le ha entrevistado en El Intermedio y ha dejado algunas perlas sobre la situación de España.
Por ejemplo, Varoufakis se ha mostrado preocupado por el ascenso de Vox, aunque no le ha sorprendido, de igual forma que tampoco le sorprende el ascenso de partidos “racistas de ultraderecha” en otros países.
“Pero es inevitable que suceda: cuando hay fuerzas deflacionarias, cuando aumenta la sensación de humillación, cuando los ciudadanos se sienten como refugiados en sus propios pueblos, es muy fácil que nuestras democracias se envenenen”, ha advertido.
Acto seguido, Varoufakis ha pasado a hablar del Gobierno de España. Y, en este sentido, ha balbuceado durante cuatro segundos antes de decidirse a asegurar que lo considera “bastante obediente”.
“Bueno, estoy cerca sentimentalmente de Podemos, de Sánchez... Sin embargo, se han visto obligados a que sus políticas socialistas lleguen solo a unos pocos mientras aplican políticas de austeridad para la mayoría”, ha lamentado antes de asegurar que “están presidiendo esta humillación de muchos que siempre va a reforzar a los fascistas o neofascistas o a los racistas”.
“Vox es un buen ejemplo”, ha zanjado. Poco después de que Varoufakis pronunciase estas palabras, Rocío Monasterio, líder de Vox en Madrid, respondía en Twitter.
Lo hacía adjuntando una noticia en la que se aseguraba que el expolítico griego tiene ahora un “elevado caché”, un “pisazo en Atenas” y “una esposa artista”.
“Es un honor que hoy @yanisvaroufakis se haya dedicado en @laSextaTV a insultar a @vox_es . Es el prototipo de marxista incoherente al que no queremos gustarle. ¡Gracias!”, escribía Monasterio.