La unidad de Europa demuestra ser el mayor 'arma' contra Putin
Pese a que el embargo al petróleo ruso sea parcial, el acuerdo marca un punto de inflexión en las sanciones y cumple su objetivo de mostrar un frente común contra Putin y su intención de dejar de financiarle la guerra.
Pasaba la medianoche y los líderes europeos aún seguían debatiendo sobre el sexto paquete de sanciones contra Rusia. Hasta el momento, la decisión más difícil que han tenido que tomar y que deja en evidencia diferencias entre los Estados miembro. Finalmente, con un veto parcial al petróleo, se ha logrado demostrar que, pese a los intereses particulares, los Veintisiete mantienen su total condena a la invasión y el apoyo a Ucrania.
La negociación ha durado un mes lleno de altibajos, reuniones y visitas oficiales con el fin de llegar a convencer a los países que se oponían a la medida, principalmente liderados por Hungría. Esto ha tenido como resultado el primer paquete de sanciones que nace parcial: el veto se aplicará progresivo hasta final de año contra la importación vía marítima (dos tercios del total) y se mantendrá intacto el que circula por el oleoducto Druzhba, que abastece a Hungría, Eslovaquia y República Checa, para garantizar su suministro.
Todo un gesto de “solidaridad”, como ha definido Pedro Sánchez, con algunos miembros que amenazaban con tumbar la medida si no se aceptaba la excepción.
Pese a que la decisión es firme, no se descarta que esa exclusión se elimine en un futuro ya que el presidente ha anunciado que la idea es “retomar esta cuestión próximamente”. También ha mencionado que la Unión Europea plantea incluso “que se adopten medidas de emergencia en el caso de graves perturbaciones en el suministro del petróleo”.
Aun así, el mensaje del seno de la UE es claro y demuestra su situación actual: total colaboración de cara al panorama internacional y dejar de aportar a Putin un estimado de 800 millones de euros al día.
Así lo define también el catedrático en Relaciones Internacionales y presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, Patxi Aldecoa, que destaca que, pese a ser “un paquete más”, es el “verdaderamente importante” hasta la fecha ya que toca realmente uno de las fuentes de financiamiento del Kremlin. “Mi impresión es que hay una cohesión grande, más que nunca”, apunta a El HuffPost.
El esfuerzo que ha hecho cada país es diferente según sus circunstancias porque, por ejemplo, desde que inició la invasión, Alemania e Italia aparecen como los principales clientes de Moscú, sin embargo siempre han estado del lado de aprobar la sanción. Por ello, Aldecoa comenta que “hay que comprender todas las dificultades objetivas” ya que es más complicado aceptar la restricción para los países que no tienen acceso al mar.
Ahora el esfuerzo se centra en aplicar la medida de forma progresiva y encontrar alternativas para garantizar el suministro. En total se necesitan cubrir los 2,7 millones de barriles de crudo diario y otro 1,5 millones de productos destilados, como el diésel, que los países de la UE compraban a Rusia.
Entre los países productores destacan varias opciones. Por un lado, Arabia Saudí cuenta con más de un millón de barriles excedentarios y Emiratos Árabes puede inyectar cerca de 750.000 barriles adicionales. En el otro lado del Atlántico, EEUU ha decidido aumentar también su producción con el objetivo de suplir a Rusia. Todas ellas pueden ser posibles alternativas.
Respecto al caso húngaro y su postura ante este sexto paquete, el experto asegura que Viktor Orbán ha argumentado con “suficiente claridad” que les permitan la excepción. No obstante, destaca que, pese a su proximidad con Moscú, ha mostrado disposición para buscar otras opciones.
Asimismo, Aldecoa no descarta que esta situación sea porque el presidente húngaro “está asustado” ya que la Unión Europea podría tomar nuevas medidas en su contra después de congelar los fondos europeos. “Además Polonia ya no está dispuesta a cubrir a Hungría”, añade.
Sin embargo, destaca que el resto también apoye a estos países que aparecen en la excepcionalidad a que puedan recibir otros suministros con tal de no dar dinero a Rusia y financiar la guerra. En ese sentido, menciona el plan que ha planteado Croacia de suministrar petróleo a Hungría a través de un pipeline (conducto) ya existente.
A Rusia le salen las cuentas
Pese a la presión de Occidente, Rusia mantiene el pulso. En concreto, Bruselas calcula que el golpe a las finanzas del Kremlin puede rondar los 80.000 millones de euros a final de año.
Sin embargo, el discurso desde Moscú es distinto y dice que sale ileso y que no cesan sus objetivos en Ucrania. Es más, en las últimas horas ha intensificado sus ataques en el este del país y la máquina de guerra se resiste. Por su parte, Aldecoa asegura que “las sanciones sí que les están haciendo daño porque no se las esperaban”.
Pero desde Moscú no lo reconocen e incluso llegan a retar a Occidente. La presidenta del Senado ruso, Valentina Matvienko, apunta que el país hace frente a las sanciones y que sigue desarrollándose. Además prevé que los castigos impuestos “han llegado a su máximo”.
Por el momento, al país le siguen saliendo las cuentas aunque no se sabe por cuánto tiempo. Las exportaciones de carbón, gas y petróleo le han supuesto ingresos de 63.000 millones de euros desde finales de febrero, cuando comenzó la invasión, según estimaciones del Centro de Investigación de Energía y Aire Limpio (CREA). Una gran parte procedente de Europa.
Pero, con el sexto paquete de medidas, la situación cambia las reglas del juego. De los 9,7 millones de barriles que produjo en 2021, la mitad salieron de sus fronteras con destino Europa, principalmente hacia Alemania, Países Bajos y Polonia.
Sin embargo, Moscú también concentra una gran parte de su negocio en Asia, con China a la cabeza, que recibe el 31% de su exportación y que por el momento le permite mantener sus finanzas. Egipto, Turquía y Corea del Sur también han recibido una importante cantidad de petróleo en los últimos meses.
Europa se rearma unida y mira al sur
El Consejo puente no solo ha tratado sobre el veto al petróleo, sino que también se han alcanzado otros acuerdos que ponen de manifiesto la unidad de la comunidad. Uno de ellos ha sido el del rearme para reponer el material que ha salido hacia Ucrania.
En ese sentido, según el informe elaborado por la Comisión Europea y el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, en colaboración con la Agencia Europea de Defensa se ha destacado la importancia de que la UE refuerce su base industrial y tecnológica a través de adquisiciones conjuntas.
“Hay una clara urgencia de reforzar nuestra seguridad y defensa. Tenemos que incrementar el gasto militar de manera coordenada y gastar más y mejor, juntos”, ha subrayado Borrell a la prensa su llegada a la reunión.
Otro punto de unidad ha puesto el foco en la Península Ibérica y que pasa por la desconexión energética rusa. Entre las medidas para compensar este hueco, la Comisión plantea la compra conjunta de gas y la necesidad de reformar el mercado eléctrico como las alternativas más inmediatas a la dependencia del Kremlin.
En ese sentido, España y Portugal van a jugar un papel fundamental en los próximos meses a partir de que Bruselas de el visto bueno al proyecto sobre la isla energética que se aprobó en marzo.
Para ello se contempla la inversión de 210 millones de euros para reducir esa dependencia y dentro de ese plan, Pedro Sánchez ha destacado la importancia de acelerar la interconexión de ambos países con el contexto europeo.
“Se ha incorporado la necesidad de monitorizar estas inversiones para que se puedan materializar lo antes posible”, ha compartido en conferencia de prensa.
¿Seguir o poner freno?
Después de la cumbre extraordinaria, se complica el camino de cara a sacar nuevos vetos contra Rusia, sobre todo en materia energética. Pero los líderes dejan cualquier escenario abierto mientras dure la guerra.
Por un lado, algunos estados piden ya continuar la senda de castigos para incluir de una vez el gas y que se sume así a los embargos al carbón y al petróleo. Otros, sin embargo, hablan de que se ha llegado al “final del camino” visto todo lo que ha costado encontrar la unanimidad. Por su parte, la UE ha anunciado que, por el momento, va a pisar el freno y analizar el impacto de estas represalias en el sistema financiero ruso.
“Nos concentramos en la puesta en marcha del sexto paquete de sanciones. Eso no quiere decir que algunos miembros del Consejo Europeo tengan opiniones sobre el tema de nuevas sanciones pero estamos concentrados en la puesta en marcha del sexto paquete”, ha resumido el presidente del Consejo, Charles Michel.
Países como Austria o Bélgica coinciden en que este es el final del camino para las sanciones en materia energética. Frente a ellos, los países bálticos reclaman un veto energético total. Otros líderes, como Emmanuel Macron, han dejado la puerta abierta a cualquier posibilidad.
“Pienso que lo que se ha decidido hoy, el sexto paquete (de sanciones), es un paquete muy fuerte que hace unas semanas nadie creía posible. Creo que no hay que excluir nada para las próximas semanas. Todo depende de la evolución de la situación sobre el terreno. Pienso que no debemos excluir nada”, ha señalado.
Por su parte, Pedro Sánchez, en la conclusión de la cumbre ha señalado en conferencia de prensa que no se ha tratado este planteamiento y que “este debate, al menos, no se ha abierto”.
Previo a que se ponga este tema sobre la mesa, algunos países, como Alemania, ya están haciendo esfuerzos para lograr la desconexión del gas ruso. Otros, como Polonia o Países Bajos, han conseguido una desconexión forzada después de que Gazprom anunciara sus correspondientes cortes de suministro por no pagar los contratos en rublos.
Por su parte, Aldecoa afirma que “no se ha llegado aun a ese final del camino” y que quedan temas “gordos” que por tratar. Entre ellos, además del gas, menciona una misión de gestión de crisis naval para garantizar la salida del trigo por el Bósforo o ver si en el próximo Consejo del 23 de junio hay consenso para reformar varios puntos del Tratado que van a ser clave para profundizar en el modelo de la Unión Europea.
“Mas allá de lo que se ha aprobado hasta ahora, el gran tema de fondo es la reforma del Tratado que hay que ver si se inicia en la próxima cumbre”, explica. Entre los artículos que se podrían modificar y que cambiarían por completo aspectos fundamentales, esta el punto en el que se obliga a que las decisiones sean por unanimidad. “Es una hipótesis, pero yo creo que hay cierto consenso en eso”, pronostica.
La crisis se alarga
España es uno de los países con menor impacto al veto del petróleo ruso con respecto a otros estados. El valor de las importaciones de combustibles fósiles desde Rusia desde que inició la guerra no llegan a 2.500 millones de euros. Una factura muy por debajo de la de Alemania, con 9.100 millones de euros; Italia, con 6.900 millones; Países Bajos, con 5.600 millones; Turquía, con 4.100 millones y Francia, con 3.800 millones.
No obstante, la medida ya ha experimentado las primeras consecuencias que tendrán su impacto y que sí que se notará más en el país después de que el precio del barril de Brent escalara a máximos de marzo y superara el umbral de los 124 dólares por unidad.
Es por ello, que Sánchez ha confirmado que se abre a prorrogar las medidas anticrisis más allá del 30 de junio con el objeto de proteger “nuestra economía, nuestra industria, a las empresas y a las familias”.
“Esa evaluación se está haciendo ya por parte del Ministerio de Hacienda, del equipo económico del Gobierno, y, en consecuencia, evidentemente habrá una respuesta antes del fin de su vigencia”, ha explicado en respuesta a los periodistas.
Desde que el paquete salió del Consejo de Ministros varias voces internas habían planteado la posibilidad de que su plazo fuera más amplio que los tres meses acordados en un principio. Ahora el planteamiento ya está sobre la mesa del Ejecutivo y con vistas a tener en cuenta la evolución de la invasión.
Asimismo, el encarecimiento del barril no será el único impacto a corto plazo, ya que el coste de la vida refleja una inflación que roza el 9%. Además, el cierre comercial entre Rusia y la UE provocaría un recorte en el Producto Interno Bruto español hasta el 2,1%. Según ha previsto el Banco de España, solo el cese de la importación de la energía rusa lastraría el crecimiento económico al 1,4% y encarecería los precios algo más de un punto porcentual.