Una ruta por los nueve lagos más bonitos de España
¿Cuántos conoces?
Cuando planeamos hacer un viaje siempre se presenta el mismo dilema: ¿qué toca? ¿playa o montaña? Sin embargo, cuando nos movemos por España éstas no deberían ser las únicas opciones. Tenemos la suerte de vivir en un país donde la naturaleza (y el agua también) se presenta en todas sus formas.
De origen glacial o volcánico, de color esmeralda o turquesa, entre llanuras o montañas... El territorio español está plagado de lagos, masas de aguas cristalinas protegidas por paisajes de ensueño.
A continuación presentamos una selección de los nueve más bonitos de España para que conozcas el territorio.
Es muy posible que a lo largo de tu vida hayas visto muchos lagos y sí, la mayoría son azules. Quizás por eso te sorprenda la Laguna de la Mata, conocida como Laguna Rosa por su peculiar tonalidad.
Se encuentra en el Parque Natural de Torrevieja, y aunque a priori parezca un lago sacado de otro planeta, su color rosado se forma de manera natural, como consecuencia de unas bacterias presentes en el agua. La zona está llena de alojamientos para poder disfrutar de esa maravilla.
En tierras sanabresas se encuentra el lago de origen glaciar más extenso de la Península Ibérica, y uno de los más grandes de Europa. El lago de Sanabria se rodea de elevadas montañas y verdes llanuras, surcadas por senderos naturales por los que pasear disfrutando del paisaje. Sus gélidas aguas se formaron durante la época del Cuaternario y los hay que se atreven a bañarse en ellas.
Los asturianos pueden estar orgullosos de contar en su territorio con no sólo uno, sino con tres lagos de belleza indescriptible. Quizás el Enol y el Ercina sean los más conocidos, pero no hay que olvidarse del Bricial, su hermano pequeño.
Por sí solos son un espectáculo natural digno de ser visto pero, para mayor atractivo, se encuentran situados a más de 1.000 metros de altitud, inmersos en la naturaleza infinita de los Picos de Europa.
Podríamos decir que la Laguna Negra es, cuanto menos, misteriosa y enigmática. Se dice que sus aguas no tienen fondo y que incluso habita un monstruo en su interior. Sea como fuere, lo cierto es la visita merece la pena.
Se encuentra en el corazón de los Picos de Urbión (Soria), encajada entre elevadas paredes rocosas que, al reflejarse en el agua, hacen que ésta adquiera una tonalidad oscura. De ahí su nombre.
Los ibones son pequeños lagos de origen glaciar, formados como consecuencia del deshielo de la nieve. Los de Anayet se encuentran bajo la cima del mismo nombre, en pleno Pirineo aragonés.
Si quieres disfrutar de ellos en primera persona tendrás que subir a más de 2.200 metros de altura. Os aseguramos que el esfuerzo merecerá la pena.
El Parque Natural de Aigüestortes alberga uno de los lagos más emblemáticos de Cataluña, el de San Mauricio.
Sus más de 1.000 metros de longitud están abrigados por los paisajes de los Pirineos y, para mayor reclamo, se rodea de un amplio abanico de sendas que enamoran a los amantes de las actividades al aire libre.
En las áridas tierras manchegas uno no espera encontrarse con nada más y nada menos que 16 lagunas fluviales pero, para sorpresa de todos, ahí están las Lagunas de Ruidera, deleitándonos con su belleza indiscutible.
Sus generosas aguas se trasladan de una laguna a otra, formando cascadas y saltos de agua limpios y cristalinos. Tal es su encanto, que el mismísimo Quijote las describía como los Espejos de La Mancha.
El Lago de Bañolas no es solo el más grande de toda Cataluña, sino que además es uno de los más longevos. Es de origen cárstico y cuenta con más de 250.000 años de antigüedad.
Tantos años de vida han dado para especular, y mucho. Al igual que el mítico lago Ness, se dice y se comenta que en sus profundidades habita un ser de lo más maligno. Pero no os preocupéis, parece que nadie lo ha visto todavía.
Ya sabemos que Málaga cuenta con playas maravillosas, pero quizás sus lagos y lagunas son menos conocidos. Con más de 6 kilómetros de longitud, la Laguna de Fuente de Piedra es la más extensa de toda Andalucía. Además acoge a la colonia de flamencos más grande de la Península y la segunda a nivel europeo.
Sabemos que no están todos los que son, pero resulta difícil escoger los más bonitos. Quedan algunos en el tintero, pero al menos tenemos por dónde empezar.