La ONG Zerca y Lejos ha cargado contra Planeta Calleja, el programa que Jesús Calleja presenta en Cuatro, al considerar que ha fomentado “una visión estereotipada” de África en su último capítulo.
Todo ocurrió en la entrega en la que Jesús Calleja se iba a con el actor y músico Asier Etxeandia a Camerún. Ambos llegaron a convivir con una tribu, los Baka, con los que pescaron y cazaron. También fueron testigos de su cultura y de sus cantos.
Pero Zerca y Lejos asegura que la visión que el programa ha dado de la tribu es muy lejana a la realidad. Según afirma la ONG, los miembros de los Baka no visten habitualmente de la forma en que aparecieron en Planeta Calleja, sino que suelen llevar incluso camisetas de equipos de fútbol.
Para demostrarlo han subido una foto de uno de los miembros de la tribu, que aparece con la camiseta del Olympique de Lyon.
“Le conocemos perfectamente. No es baka, sino bantú y vive en el pueblo baka de Bifolone. Toca la gita (el instrumento tradicional que ves) y tiene un grupo de música en el pueblo. Este día nos estuvo enseñando la piscifactoría que han montado cerca de sus casas”, afirma Zerca y Lejos sobre el protagonista.
Si lo es, le conocemos perfectamente. No es baka, sino bantú y vive en el pueblo baka de Bifolone. Toca la gita (el instrumento tradicional que ves) y tiene un grupo de música en el pueblo. Este día nos estuvo enseñando la piscifactoría que han montado cerca de sus casas. pic.twitter.com/W7uCiakP1q
“Así visten las personas de la selva de #Camerún y así los visten para Planeta Calleja, por favor, dejad de usar a esta gente como monos de feria y de fomentar la visión estereotipada de África. Hacéis mucho mal”, ha afirmado la ONG en otro tuit.
En cualquier caso, en Twitter son varios los usuarios que han mostrado dudas sobre esa crítica.
″¿Puede ser que se vistiese de tal forma del mismo modo que cuando vienen extranjeros aquí en ocasiones se les recibe con atuendos y tradiciones folclóricas? Es una pregunta legítima, no he visto el programa en mi vida”, afirma un tuitero.
“Exacto, yo también he pensado que si le están ofreciendo un baile típico, sea normal que se vistan (o desvistan) apropiadamente. Pero si en el programa no aparecen además vestidos de calle, entonces sí que puede hablarse de manipulación”, añade otro.
¿Puede ser que se vistiese de tal forma del mismo modo que cuando vienen extranjeros aquí en ocasiones se les recibe con atuendos y tradiciones folclóricas? Es una pregunta legítima, no he visto el programa en mi vida.
Exacto, yo también he pensado que si le están ofreciendo un baile típico, sea normal que se vistan (o desvistan) apropiadamente. Pero si en el programa no aparecen además vestidos de calle, entonces sí que puede hablarse de manipulación.
Pero son muchos los que también se han sumado a las críticas:
Gracias por decirlo tan claro, me indigna el uso de las personas africanas como si fuesen un espectáculo feriante; no todo vale por audiencia y dinero, es vergonzante.
Conozco muy bien a los pigmeos bakas, He estado varias veces con ellos, he escrito sobre ellos. Por eso siento #vergüenza al ver cómo se les presenta. https://t.co/TCPwKenHeI
Pamela practica ballet frente a la casa de su familia en Kibera.
Aunque el espacio es pequeño, unos 30 niños se las arreglan para bailar sin chocarse en esta clase.
Mike Wamaya es un ex bailarín profesional y profesor de ballet. El ballet es parte de Anno's Africa, una organización benéfica que también ofrece, entre otras, clases de arte, de música y danza tradicional en los barrios marginales de Kenia.
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Cynthia y dos chicos del grupo pasan a sus compañeros las zapatillas de ballet donadas.
Shamick, de 13 años, es uno de los estudiantes más mayores. Se encarga de sustituir a Mike, el profesor, cuando este tiene que atender una llamada o salir de clase unos minutos.
La escuela donde se enseña ballet no está en las mejores condiciones. Es un edificio antiguo de hormigón, con algunas ventanas rotas y sin puertas.
Mientras tiene lugar la clase, otros estudiantes, sobre todo chicos, se reúnen en torno a la puerta y las ventanas para echar un vistazo a los bailes.
Llega un momento de la clase en que practican uno por uno. Es ahí donde los niños pueden moverse con libertad y ensayar sus movimientos por su cuenta.
Wendy fue a una audición para el Dance Center Kenya este año, pero no la cogieron. Ahora aspira a volver a intentarlo el próximo año.
La mezcla de música clásica, la voz de Mike con su "un, dos, tres, cuatro" y los coloridos vestidos convierten la sala fría y gris en un verdadero estudio de ballet.
Cooper Rust es la directora artística del Dance Center Kenya. Dice que aunque los niños de Kibera ensayan en una pequeña sala vieja y sin zapatillas, apenas hay diferencia con los niños que acuden a su estudio varias veces por semana. En est...
"Cuando era pequeña, veía el ballet en la tele y me gustaban la danza y las puntas. Quise ser bailarina desde entonces", cuenta Pamela, de 13 años, una de las alumnas más veteranas de la clase.
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Algunas de las chicas mayores practicando un baile que hacen juntas.
Las alumnas, preparándose para el comienzo de la clase.
Algunos de los alumnos mayores van una vez a la semana a una clase superior en la escuela de ballet de Karen, en Nairobi. Las rutinas son las mismas que en Kibera, pero aquí el suelo es de madera y la sala es mucho más luminosa.
Wendy practica mientras el resto de alumnos la animan. Cada uno tiene un turno y aprende de los demás.
Las zapatillas de ballet son objetos muy preciados para el grupo. Los niños se ocupan de almacenarlas y mantenerlas en buen estado. Aunque los alumnos practican descalzos, utilizan las puntas para mejorar su técnica.
Pamela se asegura de que su ropa y sus zapatillas estén en todo momento en buen estado.
Las bailarinas hacen sus deberes entre clase y clase para que sus notas no flojeen. Saben que las buenas notas y la danza son dos cosas que las pueden sacar algún día de Kibera.
En el estudio de Karen pueden practicar todos los movimientos sin límite de espacio.
George actúa en El Cascanueces. El contraste entre las clases de baile en Kibera y el Teatro Nacional de Kenia es increíble.
George y Shamick, en el backstage durante el ensayo del Cascanueces en el Teatro Nacional de Nairobi.
Pamela y George tienen un papel principal en El Cascanueces en el teatro nacional.
Pamela espera su turno para entrar en el escenario durante un ensayo en el Teatro Nacional de Nairobi.
George, como Cascanueces.
Pamela y otras dos bailarinas preparándose antes del show la noche inaugural.
Pamela, en la obra El Cascanueces. Gracias a su talento, la vida de Pamela ha mejorado mucho: ahora baila en un estudio de ballet y se ha mudado a un internado fuera de las chabolas de Kibera.
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Aplausos del público tras el estreno de El Cascanueces en el Teatro Nacional de Nairobi.
Aplausos del público tras el estreno de El Cascanueces en el Teatro Nacional de Nairobi.
Mike Wamaya es un ex bailarín profesional y profesor de ballet. El ballet es parte de Anno's Africa, una organización benéfica que también ofrece, entre otras, clases de arte, de música y danza tradicional en los barrios marginales de Kenia.
Shamick, de 13 años, es uno de los estudiantes más mayores. Se encarga de sustituir a Mike, el profesor, cuando este tiene que atender una llamada o salir de clase unos minutos.
La mezcla de música clásica, la voz de Mike con su "un, dos, tres, cuatro" y los coloridos vestidos convierten la sala fría y gris en un verdadero estudio de ballet.
Cooper Rust es la directora artística del Dance Center Kenya. Dice que aunque los niños de Kibera ensayan en una pequeña sala vieja y sin zapatillas, apenas hay diferencia con los niños que acuden a su estudio varias veces por semana. En est...
"Cuando era pequeña, veía el ballet en la tele y me gustaban la danza y las puntas. Quise ser bailarina desde entonces", cuenta Pamela, de 13 años, una de las alumnas más veteranas de la clase.
Algunos de los alumnos mayores van una vez a la semana a una clase superior en la escuela de ballet de Karen, en Nairobi. Las rutinas son las mismas que en Kibera, pero aquí el suelo es de madera y la sala es mucho más luminosa.
Las zapatillas de ballet son objetos muy preciados para el grupo. Los niños se ocupan de almacenarlas y mantenerlas en buen estado. Aunque los alumnos practican descalzos, utilizan las puntas para mejorar su técnica.
Las bailarinas hacen sus deberes entre clase y clase para que sus notas no flojeen. Saben que las buenas notas y la danza son dos cosas que las pueden sacar algún día de Kibera.
Pamela, en la obra El Cascanueces. Gracias a su talento, la vida de Pamela ha mejorado mucho: ahora baila en un estudio de ballet y se ha mudado a un internado fuera de las chabolas de Kibera.