Una nueva flotilla trata de romper el cerco de Israel sobre Gaza
Entre los activistas se encuentran tres españoles. "La situación de Palestina representa la injusticia más grande, la vulnerabilidad del más indefenso", sostienen.
La Flotilla de la Libertad navega de nuevo rumbo a Gaza. Tres barcos con activistas de 18 nacionalidades diferentes se han hecho a la mar para intentar romper el cerco marítimo al que Israel somete la franja desde 2007, un bloqueo se que aplica también por tierra y por aire y con el que se castiga a la población por la victoria de Hamás en las elecciones de aquel año.
La expedición partió de Palermo (Sicilia, Italia) el pasado 12 de julio, tras más de dos meses de viaje desde Noruega, donde se pusieron a punto el Al Awda (El Retorno), el Freedom (Libertad) y el Palestine (Palestina). Por el camino, han atracado en 15 puertos europeos para preparar su iniciativa y explicar su misión, que tiene un doble propósito: abrir un agujero solidario en el férreo blindaje que despliega el Ejército de Israel y "afirmar el derecho del pueblo palestino a la libertad de circulación y a un futuro justo", como explican los documentos del proyecto.
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Las naves llevan "mensajes de amor y solidaridad", pero también suministros médicos, de los que se necesitan con urgencia en una zona donde entra a cuentagotas lo que el Gobierno de Tel Aviv permite y justo en un momento en el que la situación se ha agravado y es "aún más crítica". La frontera entre Israel y el enclave palestino ha sido escenario de un incremento de la violencia desde el pasado 30 de marzo, cuando arrancó la Gran Marcha del Retorno para reclamar el derecho de los refugiados palestinos a regresar a los hogares en los que residían antes de la creación del Estado de Israel, en 1948. Desde entonces, la represión israelí de las protestas se ha saldado con la muerte de más de 130 palestinos.
Entre los activistas de cuatro continentes diferentes -periodistas, mecánicos, chefs, atletas...- hay tres españoles. Se trata de Lucía Mazarrasa, una enfermera y profesora cántabra, militante feminista, con experiencia en zonas de conflicto como Nicaragua o Irak; la también enfermera valenciana Emilia Nacher, especializada en emergencias y que ha trabajado en India o Grecia; y el cordobés Francisco Canales, concejal en Alájar (Huelva), implicado en el movimiento ambientalista. Hay una cuarta cuasiespañola: la israelí Zohar Chamberlain Regev, que lleva 14 años en nuestro país y ya participó en 2016 en una travesía similar, por la que está a la espera de juicio.
Buscando ya aguas griegas, a bordo del Al Awda, Mazarrasa atiende al teléfono al HuffPost. Les quedan unas 600 millas por delante, equivalente a cinco o seis días de travesía. Luego, la playa de Gaza o la Armada israelí. "Los que estamos aquí creemos que se está cometiendo una gran injusticia contra el pueblo palestino, que tenemos que gritar fuerte y alto a todo el mundo, porque este bloqueo no puede continuar así. Su causa necesita altavoces en el mundo y nosotros nos prestamos a ello", explica.
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La situación en la franja es "inhumana", porque faltan los derechos y bienes más esenciales, denuncia, citando el desolador informe de Naciones Unidas que indica que, a este ritmo, Gaza será "inhabitable" en 2020: 1,3 de los 1,8 millones de habitantes son refugiados, el 80% de la población depende hoy de la ayuda internacional, el 90% del agua no es apta para consumo humano (al único acuífero le queda menos de un año para estar inservible), la inseguridad alimentaria afecta casi al 60% de los hogares, tres de cada 10 vecinos no tiene empleo, cuatro de cada 10 vive por debajo del umbral de la pobreza... Si en 2000 la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) atendía a 80.000 personas, hoy son 800.000 las que necesitan de su ayuda para sobrevivir.
"El bloqueo no se levanta sino que se endurece más la situación. La semana pasada hubo bombardeos, la aviación israelí mató a tres personas y, sobre todo, aterroriza a la población, que lleva viviendo así más de diez años. Pese a eso, demuestran una fortaleza impresionante. Hay que ayudarlos", resume.
Mazarrasa reconoce que, ante semejante crisis humanitaria, lo que intenta hacer la flotilla es "una gota en el mar", pero destaca, por un lado, el simbolismo de su expedición, llegando por aguas internacionales a las de Gaza, ocupadas, y por otro, la ayuda real que puede suponer el material médico que portan. "Hay que exigir a Israel que aunque a nosotros nos quiten el barco, hagan llegar a los gazatíes todo lo que llevamos", indica.
Esta causa es más que algo político para ella. Cuenta que su madre ya le narraba las violaciones que vio en la Palestina colonia, bajo el Mandato Británico, y que ella misma nació en 1948, cuando nació el estado de Israel y se produjo la Nakba o catástrofe palestina. "La situación de Palestina representa la injusticia más grande, la vulnerabilidad del más indefenso. Es una causa-símbolo por la liberación de los pueblos y por su soberanía. Por eso hay que hacer pedagogía también, con iniciativas de todo tipo", abunda. Numerosos políticos, actores y escritores se han sumado a su campaña.
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Protección de Exteriores
Dice que se encuentra "animada" y "orgullosa" por estar a bordo de su barco. ¿Y los riesgos? "Los conocemos y los asumimos, pero es obligado que estemos aquí para defender la justicia", reivindica. En la memoria de los tripulantes aparecen, como fantasmas los precedentes: las demás flotillas rechazadas por Israel a tiro limpio y, sobre todo, la del Mavi Mármara de 2010. Se saldó con una decena de muertos, nueve de ellos turcos y un décimo con doble nacional turca y estadounidense.
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Los españoles de la flotilla están en contacto con las autoridades españolas, a las que han explicado que su propósito es "absolutamente pacífico", que ayudar a los gazatíes "es una exigencia del derecho internacional" y que tienen que estar "pendientes" desde el Ministerio de Exteriores por lo que les puede pasar, "como españoles y europeos".
El ministerio que comanda Josep Borrell, de momento, ha desaconsejado la entrada por mar a la franja palestina, según ha informado uno de sus portavoces a la Agencia EFE. El Gobierno español expresa su apoyo al fin del bloqueo por razones humanitarias y "con las legítimas garantías para la seguridad de Israel", al tiempo que defiende "la libre navegación". Ha trasladado a las autoridades de Israel "un llamamiento a la extrema contención en caso de realizarse cualquier acción contra la flotilla rumbo a Gaza", según las citadas fuentes. Por ahora, nada más.
De momento, no ha habido avances ni con el reconocimiento de Palestina como estado, que el Congreso instó al Gobierno a reconocer, y que los activistas confían que, con la llegada del presidente Pedro Sánchez, llegue más temprano que tarde. "Esperamos que nos ayuden con esta iniciativa, que nos protejan y defiendan. Es el primer paso. Hay que abrir la mayor cárcel al aire libre del mundo, que es Gaza. Cuanto antes", concluyen.