Una investigadora española identifica una posible terapia para frenar el Alzheimer
Se estima que actualmente hay cerca de 50 millones de pacientes en el mundo.
Un nuevo estudio contra el alzheimer abre una vía para la esperanza de millones de pacientes. Y tiene ‘adn’ español, el de la científica de la Universidad de Málaga Inés Moreno.
Moreno, en colaboración con la Universidad de Texas (EEUU), ha identificado una posible terapia no invasiva que podría frenar la enfermedad, que actualmente padecen cerca de 47 millones. Mediante un modelo preclínico ha conseguido reducir la cantidad de proteínas tóxicas en el cerebro entre un 40% y un 80%, causa principal de la muerte neuronal propia de esta enfermedad.
Estas proteínas destructivas también se encuentran en la sangre y, tal y como señala la investigadora, si aumentan en el cerebro, lo hacen en el torrente sanguíneo y viceversa, como recoge el artículo publicado en la revista científica Molecular Psychiatry.
A partir de estos resultados, Moreno propone la eliminación de los agregados tóxicos como diana terapéutica ante la enfermedad. “Eliminar las proteínas tóxicas del cerebro es el objetivo de la mayoría de las terapias actuales frente al Alzheimer”, detalla la investigadora del grupo de la UMA ‘NeuroAD’.
Los resultados probados en modelos animales han evidenciado que este tratamiento mejoraría la capacidad de memoria y aprendizaje, corrigiendo fallos cognitivos, pudiendo no solo eliminar las proteínas tóxicas, también modificar otros factores importantes en el desarrollo de la enfermedad.
La principal novedad de este trabajo es que busca reducir las toxinas desde la sangre. “Hemos constatado que, si quitamos toxinas de la sangre, estas drenarían del cerebro a la sangre de nuevo en busca del equilibro, mejorando los signos clínicos y la patología de la enfermedad”, asegura Moreno.
La científica afirma que, actualmente, el análisis de muestras sanguíneas ya se emplea, en algunas ocasiones, para el diagnóstico de la enfermedad como alternativa a la neuroimagen. Sin embargo, hasta el momento, nunca se ha utilizado con el fin demostrado en este trabajo. Por ello, este nuevo uso “abre la puerta a posibles estrategias terapéuticas no invasivas, que actúen a nivel circulatorio”.
La Universidad de Texas, donde Inés Moreno es profesora asociada, va a continuar con este estudio a nivel clínico, en busca de determinar los mecanismos moleculares implicados en esta mejora de la enfermedad y, también, si el tratamiento funcionaría en pacientes realizando, por ejemplo, diálisis a los pacientes con demencia o, incluso, transfusiones.