Una familia al borde de la exclusión gasta 720 euros al mes en comida: sólo 220 son alimento
Los 500 euros restantes representan la basura de envoltorios, plástico o envases.
La industria alimentaria contamina y genera exclusión social. Sobre esta premisa ha nacido Foodtopia, un proyecto que intenta cambiar el modo de alimentación habitual en las ciudades, empezando por Murcia, donde surgió.
Según los estudios previos al desarrollo de este proyecto, una familia al borde de la exclusión social gasta (por persona) cuatro euros al día para comer en casa y dos euros más para comer fuera. Por tanto, si cogemos como ejemplo una familia de cuatro miembros, 720 euros mensuales serían sólo para comer (una cantidad muy cercana a la del salario mínimo, de 735 euros al mes).
"Hemos analizado que, de esos 720 euros, 500 son basura: envoltorios, botellas de plástico, envases...", asegura Lucía López conocida como la enfermera de la revolución de Foodtopia, para quien, en muchos casos, los otros 220 euros representan la basura nutricional, es decir, "alimentos procesados, azúcar o grasas saturadas, por ejemplo". Dicho de otro modo, pagamos 720 euros y sólo 220 euros son alimento. La joven explica también que "nos estamos metiendo" una gran cantidad de químicos perjudiciales y apunta a que esa basura plástica contamina, además, el medio ambiente, al tiempo que perjudica nuestra salud.
Para revertir la situación, a partir de alimentos locales, Foodtopia ofrece menús completos cada día a un precio muy económico. La mayoría de los productos son ecológicos, pero prima que sean locales. "Pierde el sentido que si en Murcia nos quedamos sin tomates ecológicos —un ejemplo loco—, los compremos en Marruecos y contaminemos con el transporte", detalla la enfermera respecto la importancia que el proyecto le da a la alimentación ecológica. Trabajan con proveedores con los que tienen la certeza de que no utilizan químicos en el cultivo, de momento sólo en Murcia, "aunque con intenciones de crecer".
Alimentos 'kilómetro 0'
Además, los alimentos son 'kilómetro cero', es decir, lo más cercanos posibles, con un máximo autoimpuesto de 100 kilómetros de distancia, por si hay algo en concreto esencial para cocinar algún plato que no se cultive en la Región.
Aunque sirven el menú en comedores, la empresa potencia que la gente vaya con su propio tupper y se lleve la comida a casa. Por otro lado, ofrecen la posibilidad de comprar un envase con el que luego se hace un intercambio entre bote de cristal vacío y bote lleno, y siempre de la huerta murciana a la cocina. En Foodtopia trabajan directamente con los agricultores.
Respecto a la preparación, Jesús Pagán —uno de los cuatro fundadores del proyecto e ingeniero térmico— ha creado una maquinaria específica para cocinar con el mínimo de energía posible. "Ahora estamos trabajando también para que la cocina sea 100% a base de energía solar", desvela Lucía López.
La educación nutricional no se queda fuera del proyecto, y se incorpora a través de charlas y jornadas sobre el impacto de nuestra alimentación en el medioambiente y en nuestra salud. De hecho, muchos de sus clientes —que pagan una media de tres euros por el menú— son diabéticos, y alguno ya ha manifestado que "sus niveles de glucemia se han estabilizado tras dos semanas" comiendo con ellos, según apunta López.
Otro de los objetivos es despetrolizar la dieta, según la enfermera: "La media de energía diaria que consumimos para alimentarnos son siete litros de petróleo. Al comer en Foodtopia son cinco litros, por lo que reducimos el gasto de esta energía fósil". Además, fomentan la conocida como alimentación nutracéutica: que tu alimento sea tu medicina. Así, se trabaja desde la prevención, con el foco en la alimentación, a base de los platos típicos de "nuestras abuelas".
Combatir la presencia del plástico en el mar
El proyecto tampoco olvida "esa isla de plástico en el Pacífico, que va creciendo día a día". "En el 2050 habrá más plástico en el mar que peces y también tenemos que concienciar sobre eso", analiza Lucía López.
El origen de esta contaminación nos dirige al mismo punto: la bolsa de basura. Una bolsa generada por el sistema alimentario, que consume un tercio de la energía mundial, es responsable del 50% de las patologías climáticas. Asimismo, la producción de los alimentos y los envases de esta bolsa ha supuesto la emisión de 30m3 de CO2 por día a la atmósfera, y el consumo de 12.000 litros de agua diarios. De hecho, los gastos derivados de la polución del aire son 1,3 billones de euros al año, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Al final se trata de buscar una solución a ese "colapso sistémico que vendrá por falta de combustible" y al gran drama de que "el 30% de familias europeas no llegan a final de mes", explica Jesús Pagán. Porque a la cantidad de esos 720 euros mensuales de los que parte Foodtopia se suma el gasto sanitario: "Ese alimento tiene un gasto sanitario de 320 euros. Una familia por tanto paga 1.040 euros, porque las 12 grandes patologías, que generan el 70% del gasto sanitario, van desde la diabetes a la caries, pasando por obesidad, cardiopatías o cáncer. Es decir, el 70% del gasto sanitario está relacionado con la ingesta".
Todo ello sin perder de vista esa bolsa de la basura, que también hay que recoger y procesar, y por la que también pagamos a los ayuntamientos. En Europa, sumando el gasto en polución y los problemas climáticos que genera el sistema alimentario, "el individuo paga hasta seis veces por lo que come debido a gastos asociados y ese es el núcleo de nuestro problema". "El 70% de la producción occidental se dedica a generar cosas que mañana terminan en la basura. La basura es el motor económico de la desigualdad", sentencia el ingeniero.