Una enfermera estadounidense se reencuentra en el 'Ocean Viking' con un chico de Darfur al que salvó hace 15 años
Y también localiza en el mismo barco a la hija de una familia que la ayudó a escapar de una matanza de la milicia Janjawid, de Sudán
En el apogeo de la guerra de Darfur, en Sudán, en 2004, el peor conflicto del mundo en aquel momento, una enfermera estadounidense atendió a un bebé herido en la pierna. Ahora, 15 años después, la sanitaria se ha reunido milagrosamente con aquel niño, ya adolescente, en un barco de rescate de migrantes que trabajaba en el Mediterráneo.
El Ocean Viking, dirigido por las organizaciones benéficas Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranée, había rescatado cuatro botes de migrantes en la costa libia entre el 9 y el 12 de agosto. Uno de los 356 migrantes era un niño de 17 años llamado Omar, a quien la enfermera de MSF Mary Jo Frawley había sanado cuando era pequeño.
“Recuerdo a este bebé. Su madre lo trajo. Estaba herido en la pierna derecha y necesitaba atención médica cuando ocurrieron los ataques. Todos tuvieron que huir a las montañas. Fueron momentos difíciles”, ha explicado la sanitaria.
Omar, que tenía dos años en aquel momento, no recuerda ese encuentro, pero sí dijo: “mi madre me lo contó”. Todavía tiene una cicatriz en la pantorrilla que da cuenta de aquella herida, como tantas en aquel genocidio.
Omar había resultado herido en los bombardeos durante el conflicto mortal que estalló hace más de 15 años en Sudán, cuando los rebeldes tomaron las armas contra Jartum, a quien acusaron de marginar a la remota región. Sudán armó entonces a los pastores árabes para sofocar la rebelión y provocar masacres. Las Naciones Unidas estiman que al menos 300.000 personas murieron en el conflicto.
No es la única coincidencia de este viaje: Frawley reconoció también entre los rescatados a Abdurahman, una migrante de 22 años cuyo padre le había salvado la vida antes de ser asesinado por la temida milicia Janjawid, acusada de crímenes de guerra. “Nosotros operamos una pequeña unidad quirúrgica con 10 a 12 personas en el centro de Mujaheria, justo en el medio de la nada”, relató la enfermera. “Un día, la comunidad me informó de que necesitaba irme, porque era muy peligrosos. Fue el padre (de Abdurahman) quien vino a decirnos que también teníamos que irnos y que el gobierno quería echarnos”, ha relatado.
“Fue difícil dejar atrás una comunidad y un hospital que atendía a tanta gente”, dijo la enfermera, que presenció varios conflictos durante dos décadas en África. “Con frecuencia teníamos 40, 50 personas que venían de noche (...). Tuvimos que irnos. Realmente, me salvaron la vida diciéndome que corriera (...) Mi esperanza era tener el privilegio de ayudarte. Tu familia lo hizo por mí, es mi deber hacerlo ahora por ti. Estoy agradecida”, dijo la norteamericana. “Este es el círculo de amor que podemos compartir”.
Abdurhaman, que tenía siete años en aquel momento, relató cómo poco después de la advertencia de su padre a Frawley, el Janjawid irrumpió en su pueblo temprano en la mañana. Vio cómo mataban a su padre y luego logró huir con su madre. “Yo era la más joven de mis hermanos y hermanas”, dijo. “Muchas personas fueron asesinadas. Hasta el día de hoy no tenemos noticias de mi hermano mayor”, lamenta. Abdurahman y su madre se refugiaron en Nyala, una de las principales ciudades de Darfur, que albergaba varios campamentos para desplazados por la guerra.
En el Ocean Viking, tanto Omar como Abdurahman reconocieron las mismas raciones alimenticias de MSF a base de maní que también habían recibido en los campamentos de Darfur. Con Frawley, recordaron los terroríficos momentos antes de los bombardeos, cuando se podía escuchar a los aviones acercarse. “Brrrrrr”, dijeron al unísono, imitando el sonido. Frawley dijo que los bombardeos a menudo respaldaban las redadas de Janjawid.
Pero la pesadilla no terminó allí para Abdurahman y Omar, quienes enfrentaron repetidos desafíos en su búsqueda para llegar a Europa y comenzar una nueva vida.
Ahora han logrado su sueño, gracias a la mujer que un día, hace mucho, también estuvo con su mano tendida.