Una de las madres por gestación subrogada en Kiev: "Si no los hubiesen reconocido serían apátridas"
Ana y Fernando llevaban dos meses esperando para poder registrar a su nueva hija como ciudadana española.
La pequeña Alba se echa a llorar cuando a su madre, Ana Reyes, le suena el teléfono en Kiev. Pero se calma rápido. Quizá esté nerviosa porque presiente que mañana —si todo va bien— estará en casa por fin. Alba es uno de los bebés nacidos por gestación subrogada en Ucrania que han permanecido varias semanas en un limbo judicial sin ser ciudadanos de ningún sitio ante la impotencia de sus padres, ya que España no les permitía la inscripción de los pequeños en el Registro Civil. Este martes, tras varios días de incertidumbre, el Consulado de España en Kiev ha comenzado a facilitar salvoconductos a las 39 familias que estaban en esta situación como una medida extraordinaria.
Ana y su marido Fernando llegaron a Kiev el 7 de diciembre a la espera del nacimiento de su hija, que vino al mundo 11 días después. Desde entonces se han topado con varios problemas administrativos para poder registrarla y volver a España. En Ucrania es legal la gestación subrogada y muchas familias acuden allí a buscar a sus bebés, ya que en España no está permitido.
Hasta el viernes pasado, una normativa exigía una sentencia previa de filiación del menor, un trámite que estas familias no habían podido cumplimentar en Ucrania. El mismo viernes, el ministerio de Justicia sustituyó esta medida por otra que hacía el proceso mucho más fácil (con una prueba de ADN).
Volvieron a anularlo
Pero el sábado, el Ministerio de Justicia de España anuló esta última instrucción y estas familias volvieron a quedarse a la espera de saber qué pasaría con sus hijos. "Si no los hubiesen reconocido serían apátridas", cuenta Reyes, que explica que se ha admitido un recurso presentado al Defensor del Pueblo que más adelante llevarán al Tribunal de Derechos Humanos de la UE. "Se trata de una pequeña batalla de una lucha en la que no vamos a parar", dice Reyes. "Hoy mi hija hace dos meses", añade para enfatizar el tiempo que llevan sin volver a casa.
Una de las grandes trabas que se han encontrado ha sido el servicio sanitario. Al no ser ciudadanos ucranianos "todo era de pago", aunque Reyes no acierta a decir cuánto han gastado en tanto tiempo: "Tendría que mirar la cuenta al volver a casa".
Un proceso "sencillo"
Reyes señala que, excepto por los problemas que ha puesto el Gobierno español, adoptar un bebé nacido por gestación subrogada es un proceso "sencillo". "Cuando nace el niño, solicitas al consulado la inscripción en Ucrania, presentas la documentación que piden en la página web y te dan la inscripción, que luego va al registro de Madrid", explica.
Ahora Alba es española, "pero en estos casos todo depende del cónsul, porque es aleatorio", dice. Recuerda como ejemplo el caso de Canadá, donde "hace unos años había un cónsul que sólo inscribía a las familias homosexuales".
Un debate abierto en la sociedad española
Reyes es consciente de las múltiples críticas que reciben las familias como la suya. La gestación subrogada es también conocida como "vientres de alquiler" y una parte de la sociedad se muestra contraria a esta práctica. La presentadora de El Intermedio, Sandra Sabatés, lo resumía hace algunas semanas en una intervención que se volvió viral.
"Se trata de una práctica que deshumaniza y cosifica a las mujeres", aseveraba Sabatés en el pico de la mesa del programa. Los contrarios a esta práctica señalan que tener hijos se trata de un deseo y no de un derecho, y que ese deseo no puede pisotear al derecho. Otro de los argumentos más utilizados es la situación de necesidad económica en la que se encuentran las madres.
Pero Reyes contesta a los que la critican: "La gestación subrogada está reconocida por la OMS como un método más de reproducción asistida". Además, sostiene que se trata de una cuestión de "libertad de las mujeres": "Una mujer es libre y decide lo que quiere hacer, y si decide ayudar a otros a tener un hijo, es su elección. Nadie le está obligando".
Cuenta que su gestante es una psicóloga que actualmente ejerce su profesión. "Pero también hay enfermeras y gente normal, no de los suburbios como dicen muchos", añade. Asegura que las madres biológicas son sometidas a "reconocimientos exhaustivos para garantizar su propia salud".
Y hace un llamamiento a aquellos que están en contra de esta práctica: "Vamos a dejar que las mujeres decidamos, vale ya de que no nos dejen pensar por nosotras mismas. Yo, como mujer, tengo derecho a decidir si quiero gestar o no mientras haya leyes para ello".
Un "alivio" tras dos meses de incertidumbre
Esta mañana, sólo han dejado entrar a su marido Fernando al consulado. "Nos hemos quedado las mujeres en la puerta, no sé por qué", señala. Pero cuando él ha salido por la puerta se han esfumado sus miedos: "Ha salido con los ojos brillantes, una sonrisa y me ha mirado y me ha dicho que nuestra hija ya es española. Ha sido un alivio tremendo pensar que después de dos meses volvemos a España y volvemos bien".