Un trastero, el único techo de una madre y su hijo discapacitado tras ser desahuciados
Rosario se rompió un tobillo hace años y se quedó sin empleo. Su pensión y la de su hijo no llegan para casi nada. Así es su drama diario.
Un trastero de unos cinco metros cuadrados ubicado en un barrio de Valencia es el único techo donde pueden resguardarse desde el pasado mes de octubre una mujer de 66 años y su hijo de 33, que sufre una discapacidad mental, al no poder pagar el alquiler de un piso.
Rosario Planas ha explicado este lunes a EFE que hace dos años se quedó sin trabajo tras romperse el tobillo, pero con su pensión por discapacidad de 380 euros y los 366 que recibe por cuidar de su hijo podía hacer frente al alquiler de 370 euros de la vivienda en la que residía hasta que esta fue vendida.
Los nuevos propietarios de la vivienda le instaron a dejar la casa y, tras poner el caso en manos de abogados, finalmente tuvo que dejarla el pasado 4 de octubre.
"Con el dinero que me quedaba tras abonar el alquiler pagaba la luz, el agua y el gas, y solía quedarme 50 euros para otros gastos", confiesa esta mujer.
Tras salir de la vivienda "la única solución fue ir al trastero, que sí podía pagar, porque solo me ofrecían alquileres de 500 o 600 euros", algo que no podía asumir, según adelanta este lunes al diario Levante-EMV.
Rosario Planas, que se separó a los 29 años, vivía con sus cuatro hijos y ahora tres de ellos han ido a vivir con amigos; con ella se ha quedado el hijo que sufre una discapacidad mental y que todos los días acude al Centro de Referencia Estatal de Atención Psicosocial a Personas con Trastorno Mental Grave (Creap).
"La única solución fue ir al trastero. Tenemos que dormir en el pasillo en una cama hinchable sobre la que ponemos un nórdico", explica a EFE esta mujer, que acude todos los días a un comedor social del barrio de Orriols para poder comer algo caliente.
Asegura haber acudido a "todos los sitios" para pedir una "vivienda digna, un techo, con un alquiler de no más de 300 euros", y que el estado de la casa no le importa: "Soy manitas y reciclo hasta los muebles".
Siempre lleva consigo una bolsa con "más de 200 papeles" de todas las peticiones de ayuda que ha hecho. "Solo me falta escribir al rey", confiesa para reconocer que mantiene la esperanza de poder tener un techo donde vivir con su familia.
Ahora, además, según añade este diario, la propietaria del trastero del barrio de Torrefiel en el que duermen Rosario y su hijo ha dado un ultimátum para que lo desalojen y ha amenazado con avisar a la Policía Local de Valencia. La mujer reconoce que no había informado de que se había ido allí, pero la alternativa era la calle.