Un tinto de verano político
La temporada acaba con el balance de Sánchez y la Conferencia de Presidentes mientras el PP se sube a las encuestas y se pelea sin consecuencias con Vox.
El mapa de España está rojo, muy rojo. Las temperaturas desbordan los termómetros durante estos últimos días de julio. Y en estas cuarenta y ocho horas cierra la temporada política, con dos importantes citas: Pedro Sánchez comparece en La Moncloa para hacer balance de estos meses y reúne este viernes a las comunidades en Salamanca en el marco de la Conferencia de Presidentes.
Sánchez se sumerge en este verano tras la potente remodelación del Gobierno llevada a cabo a mediados de mes, con la que pretende afrontar la segunda parte de la legislatura, activar la economía y darle la vuelta a las encuestas. La mayoría de sondeos dan al Partido Popular la victoria si hubiera hoy elecciones generales, logrando la mayoría absoluta de la mano de Santiago Abascal. Pero en las últimas horas se ha enturbiado esa relación entre la derecha y la ultraderecha a causa de la declaración del líder de Vox como persona non grata por parte de la Asamblea de Ceuta (con la abstención del PP local).
El jefe del Ejecutivo deja atrás estos meses tras un intenso calendario en el Consejo de Ministros, que llevó a aprobar la polémica medida de los indultos a los presos independentistas. Un perdón nada popular, pero que está consiguiendo aplacar según las últimas encuestas, en las que se ha frenado su caída.
Pero esta temporada tuvo como punto de inflexión el proceso electoral en Madrid del pasado 4 de mayo, que llevó a Isabel Díaz Ayuso a arrasar en las urnas (sumó más diputados que los tres partidos de izquierdas). A pesar de que los socialistas dijeron que no se podía interpretar en clave nacional, en La Moncloa y en Ferraz se encendieron todas las luces rojas. En el PP interpretan que supuso un auténtico cambio en el ciclo político que llevará a la victoria de Pablo Casado en 2023.
Sánchez leyó que la sociedad estaba cambiando, que el más de año y medio de pandemia ha dejado a una España cansada y hastiada que abraza los discursos de libertad y con ganas de caras frescas. El presidente ha reaccionado con la mayor remodelación del Gobierno en la etapa democrática y enterrando lo que había sido hasta ahora el sanchismo más duro encarnado en tres personas de su confianza: Carmen Calvo, Iván Redondo y José Luis Ábalos.
El presidente del Gobierno tiene por delante dos años para darle la vuelta a las encuestas y cree que la mejor manera es con un Gobierno que beba directamente del PSOE, con mayor coordinación con Ferraz, y en el que emerge un grupo de mujeres con impronta de izquierdas y local: Isabel Rodríguez, Diana Morant, Raquel Sánchez, Pilar Llop y Pilar Alegría. Mandado además el mensaje de que quiere rebajar el tema catalán a todas horas: ir a los problemas del día a día, la recuperación en las calles, que se note el Gobierno en cada barrio. Por el momento, se centra en una negociación con Cataluña de temas materiales con la Comisión Bilateral en agosto y se deja para septiembre la reunión de la Mesa de Diálogo. La nueva ministra de Política Territorial lo ha dejado claro: se busca un acuerdo con Cataluña pero no un referéndum de autodeterminación. Fuentes de La Moncloa comentan que sí notan colaboración con la nueva Generalitat en temas más económicos donde antes no había ni llamadas. No obstante, Pere Aragonés no asistirá a la Conferencia de Presidentes. Una de cal y otra de arena: el conseller catalán sí ha participado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera.
Además, el Gobierno de coalición se ha conjurado para que no haya tanto ruido como antes, cuando estaba Pablo Iglesias. Yolanda Díaz quiere lavar los trapos dentro de casa, algo con lo que están de acuerdo los socialistas. En este nuevo encaje jugará un papel muy importante el nuevo hombre fuerte del Gobierno, Félix Bolaños, que ostenta la cartera de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Esto no significa que no vuelvan los choques, como el que se avista en relación a la reforma laboral, la culminación de la ley de vivienda o la subida del salario mínimo (aunque Nadia Calviño se ha abierto a revisar esta decisión en septiembre).
Este fin de semana coincide con el pico de esta inesperada y emergente quinta ola, que está afectando principalmente a los no vacunados. Ha vuelto a pillar a las autonomías sin herramientas concretas y deben acudir a los tribunales para pedir autorización para medidas restrictivas. Desde La Moncloa se insiste: no habrá cambios en la Constitución ni en las leyes. Y todo ello después del varapalo sufrido por la decisión del Tribunal Constitucional de tumbar el estado de alarma y marcar jurisprudencia: es necesario el duro mecanismo del estado de excepción para decretar futuros confinamientos domiciliarios y restringir la movilidad.
Un palo para el Gobierno, pero que dentro del PSOE y de Unidas Podemos se interpreta también políticamente como la decisión de un Alto Tribunal dominado por los conservadores. Una de las grandes tareas pendientes y que no se han resuelto durante estos meses ha sido la renovación de los órganos constitucionales, bloqueados por el Partido Popular, que alega públicamente que no los pactará si impone jueces Unidas Podemos. La realidad es que se sigue incumpliendo el mando constitucional de renovación en el Poder Judicial, el Constitucional y el Tribunal de Cuentas por la falta de ganas de Pablo Casado. Esta es una de las grandes tareas de Félix Bolaños, que ha hecho una ronda telefónica con los portavoces parlamentarios y espera destacar el tema en una reunión en septiembre con la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra.
Lo que espera el Gobierno también durante estos meses es que empiece a calar en la sociedad el mensaje de recuperación económica: se acaba de aprobar el techo de gasto más alto de la historia y se espera la llegada de los primeros 9.000 millones de euros del fondo europeo. Además, según las previsiones del FMI, España será la economía desarrollada que más crecerá en estos dos años. Otro punto para vender: se ha convocado la mayor oferta de empleo público.
Los cambios de Sánchez no se van a quedar sólo en el Gobierno, ya que planea esta ‘segunda pauta’ en el congreso que celebrará el PSOE en Valencia a mediados de octubre. Será entonces cuando componga una dirección nueva, que podría ser más reducida y que ya no responderá a las alianzas para ganar las primarias del partido contra Susana Díaz. Tras la salida de José Luis Ábalos, el partido está pilotado en el día a día por Adriana Lastra y Santos Cerdán hasta ese cónclave. Además, en estos últimos meses a nivel orgánico Ferraz ha conseguido el relevo en el PSOE andaluz, donde Susana Díaz ya es historia y ya tiene en sus manos Juan Espadas el cuartel de San Vicente para ser el líder regional y próximo candidato a la Junta de Andalucía. Y es que el ciclo electoral podría empezar antes de lo esperado si Juanma Moreno decide adelantar las elecciones en el sur (previstas para diciembre de 2022).
Además, ha puesto Sánchez el turbo para aprobar una serie de leyes progresistas para levantar el ánimo a un electorado de izquierdas poco movilizado y ya han recibido el visto bueno en las últimas semanas la ley trans, la ley del ‘sí es sí’ y la de memoria democrática, con la que se pretende poner a España en la órbita de otros países europeos condenado el golpe de Estado y la dictadura y colocando a las víctimas en el centro de la acción. La Administración se pone a la cabeza para buscar los entre 20.000 y 25.000 cadáveres que hay todavía en fosas comunes.
Todo ello en una coalición que ha cambiado totalmente, después de que esta temporada haya dejado la inesperada salida de Pablo Iglesias de la política. Podemos se ha renovado internamente eligiendo una dirección más coral, femenina y plurinacional a los mandos de Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales. Dentro del Ejecutivo, la figura de referencia es Yolanda Díaz, pero no pertenece al partido morado. Es la teórica candidata de UP a las futuras elecciones generales, pero todavía no ha confirmado si se presentará.
En el PP, desde mayo, viven en la nube de las encuestas, con la sensación de que pueden llegar a La Moncloa y de que se tienen que presentar ahora ante los ciudadanos como el futuro Gobierno. Casado, de la mano de Teodoro García Egea, ha llevado a cabo una renovación en los territorios pensando primero en las autonómicas y municipales. En Génova 13 saben que a Casado le queda una oportunidad y que si falla, ya hay una alternativa, Isabel Díaz Ayuso, que practica estos días un discurso en clave nacional.
El PP exige elecciones generales, pero no accede a la petición de Vox y de Cs de presentar una moción de censura contra Sánchez. No dan los números, argumenta. Se preparan para una guerra durante estos dos años, pero de repente se ha liado dentro de la derecha después de que la Asamblea de Ceuta haya declarado persona non grata a Santiago Abascal. Esto ha llevado a la ultraderecha a romper teóricamente relaciones con el Partido Popular, algo que han matizado después y que todavía no se ha concretado en algo concreto. ¿Y Cs? Pues acaba de celebrar una convención para rearmarse… pero ya ni está ni se le espera.