Un repaso por los despedidos y dimitidos de la era Trump

Un repaso por los despedidos y dimitidos de la era Trump

La administración del republicano bate récords: nunca antes nadie modificó tanto y tan a fondo su gabinete en tan poco tiempo.

Dos militares se le cuadran a Donald Trump a su llega a Long Island, el pasado 28 de julio.Jonathan Ernst / REUTERS

Donald Trump pulveriza todos los récords. Es el jefe con el dedo más rápido del planeta. Nunca antes nadie modificó tanto y tan a fondo su gabinete en tan poco tiempo. Casi no le da tiempo a sus empleados a demostrar lo que valen, pero parece que sí los testa lo suficiente como para, según su exigente criterio, saber que no los quiere. O para que ellos le vean el plumero -o el flequillo- y se vayan pitando de la Casa Blanca. Unos son despedidos, otros renuncian a sus cargos, pero el resultado es el mismo: un gabinete que parece una olla de grillos.

Aquí tratamos de hacer repaso de las cabezas cortadas y de los portazos de la administración Trump. Igual falta alguno y todo, pero es que no nos da tiempo ni a quedarnos con sus nombres, señor presidente...

Reince Priebus, jefe de gabinete

  Donald Trump felicita a Reince Priebus el día de su toma de posesión.Carlos Barria / REUTERS

El caso más sonado entre los despidos y los portazos ha sido el del jefe de gabinete, un cargo que casi se equipara con el de un primer ministro. Reince Priebus, que es como se llamaba el caído en desgracia,renunció a los 189 días de llegar al cargo. Ocurrió el pasado 28 de julio. Su sustituto fue el que había sido hasta ese momento el secretario de Seguridad Interior, John. F. Kelly.

Si no hubiéramos leído este tuit de despedida del propio Priebus, igual ni nos hubiéramos enterado de su salida, porque el presidente Trump no se dignó siquiera a anunciarla por los cauces habituales -Twitter, nota de prensa, entrevista-. Tan enfadado estaba que, directamente, lo que publicó en sus redes sociales fue el nombre de su sustituto, que sí es "un gran americano", dijo.

El adiós de Priebus estuvo relacionado con otra marcha inmediatamente anterior, la del portavoz Sean Spicer, tras el nombramiento de Anthony Scaramucci como jefe de Comunicaciones; esta designación no gustó nada a Priebus, que tenía una muy mala relación con Scaramucci y se vio de pronto desautorizado con su llegada a la Casa Blanca. Scaramucci había llegado a decir de él que era un "puto paranoico esquizofrénico". Tanto jaleo no le ha servido a ninguno de nada: los tres hombres de los que acabamos de hablar están hoy fuera del gabinete.

Derek Harvey, consejero de Seguridad

  El coronel Derek Harvey.Getty

El consejero de Seguridad para el Medio Oriente, Derek Harvey, duró 187 días en el cargo. Exanalista de la Agencia de Inteligencia de Defensa, fue un actor clave en la revisión de la política de la administración de Trump con respecto a Irán y había estado ayudando a desarrollar el enfoque propio hacia la política exterior en Siria, Irak y otros puntos de la región.

Su despido se produjo tras el nombramiento del teniente general H.R. McMaster como su nuevo asesor de Seguridad Nacional en sustitución de Michael Flynn, el mentor de Harvey, quien renunció en febrero después de que se reveló que engañó al vicepresidente Mike Pence sobre sus contactos con un funcionario ruso.

Sean Spicer, secretario de Prensa

  Sean Spicer, llegando a la Casa Blanca el pasado 21 de julio.Carlos Barria / REUTERS

El secretario de Prensa, Sean Spicer, duró en su puesto 183 días. Dimitió el 21 de julio -semanas negras, sí, esas de final de julio- y explicó que tomó su decisión de marcharse por estar en desacuerdo con el nombramiento de Anthony Scaramucci como director de comunicaciones. El presidente de Estados Unidos le pidió a Spicer que se mantuviese en su puesto, pese a la llegada de Scaramucci, pero él decidió irse porque entendió que el nombramiento era "un grave error".

No fue el suyo un tiempo de calma, sino que el período de Spicer al cargo de las comunicaciones de la Casa Blanca se caracterizó por la polémica: vetó a algunos de los principales medios de comunicación en la sala de prensa, se enzarzó con los periodistas y cometió algunos errores de bulto, como asegurar que Hitler no usó armas químicas.

Elon Musk, exasesor del presidente

  Elon Musk, fotografiado en una conferencia en Washington, el pasado 19 de julio.Aaron P. Bernstein / REUTERS

Asimismo, destaca el exasesor presidencial, Elon Musk, que permaneció en su cargo 133 días y el exdirector del FBI, James B. Comey Jr., quien duró 110 días en su puesto. La exsubjefa de Gabinete, Katie Walsh, permaneció 70 días.

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  El exdirector del FBI, James B. Comey Jr.REUTERS

El exasesor de seguridad nacional, Mike Flynn renunció con 23 días en su trabajo y también la Fiscal General Interina, Sally Yates que estuvo en el puesto once días y luego fue despedida, en enero pasado, por no apoyar el veto a inmigrantes de países de mayoría musulmana decretado por el republicano.

El fiscal federal del Distrito Sur de Nueva York, Preet Bharara, fue en marzo por el Gobierno de Donald Trump tras haberse resistido a presentar la dimisión, tal y como le había ordenado el Ejecutivo. Lo veían como a alguien demasiado ligado a la administración previa, la de Barack Obama.

Ese mismo mes, el director de comunicación de la Casa Blanca, Mike Dubke, renunció a su cargo, en plena especulación sobre la reestructuración que Trump preparaba en su entorno, un intento de aislar su presidencia del desgaste constante por la investigación de los lazos su entorno con Rusia.

Hace menos de dos meses, por sorpresa, Walter M. Shaub, el director de la Oficina de Ética de la Administración Pública de Estados Unidos, presentó su renuncia, pese a que le quedaban seis meses en el cargo. Criticó abiertamente los conflictos de intereses del magnate como presidente.

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