Un profesor de Valladolid denuncia el cartel que ha aparecido en la puerta de su despacho
"Me resulta tan aterrador como penoso", asegura Alfredo Corell.
Alfredo Corell, profesor de Inmunología de la Universidad de Valladolid (UVa), ha denunciado a través de su perfil de Facebook el cartel que se ha difundido por su facultad y en el que se puede leer de forma literal: "Corell, maricón y socialista".
Este profesor se convirtió en un auténtico fenómeno de YouTube en 2016 después de que se hiciese viral su charla en un evento TEDx en el que daba brevemente las claves para que los docentes puedan innovar en la Universidad, un entorno que él calificaba de hostil para esa tarea.
En su publicación de Facebook Corell insta a todo el mundo a replantearse el concepto de convivencia.
"Este papel que veis en la fotografía existe y se ha distribuido en mi lugar de trabajo, en tres ocasiones (que yo sepa, al menos); por las escaleras, en los pasillos, en la puerta de la facultad; junto a la puerta de mi despacho, en el tablón de anuncios de mi departamento... Ése, al que señalan como "Corell maricón y socialista", soy yo. La acción (abominable donde las haya) se realizó con la cobardía del anonimato, empezando por la frialdad de su diseño, su fotocopiado, el recorte, hasta su calculada distribución", ha escrito.
Corell lamenta también el silencio que, denuncia, se ha creado a su alrededor y que ha provocado que se haya enterado de todo diez después. Dice que todos los que vieron el cartel antes que él lo fueron quitando sin decir nada, lo que a su juicio ha agravado la situación.
"CALLARME NO PUEDE SER UNA OPCIÓN"
"Hoy denuncio públicamente estas acciones como un delito de odio. Lo hago después de haber realizado la denuncia formal en la Facultad de Medicina y en la Universidad de Valladolid, y tras haber notificado los hechos ante la policía, que ya está realizando la correspondiente investigación", asevera.
El profesor agradece el apoyo de la Universidad y el comportamiento de la Policía, que "ha actuado con empatía, profesionalidad y agilidad ante la denuncia".
"La perplejidad de los primeros instantes (dolorosos, repugnantes, e incluso ridículos) se convirtió, luego, en ira hacia los agresores anónimos. Voy contándolo poco a poco, en mi entorno, a quienes me importan. Tengo además la convicción de que estas acciones hay que denunciarlas e investigarlas, además de condenar a sus responsables. No indican nada sano de sus autores", asegura.
Corell reconoce que ver su nombre "en un acto tan violento como este" le resulta "tan aterrador como penoso". "Callarme no puede ser nunca una opción", zanja.