Un museo para Ramón y Cajal
El Gobierno se ha comprometido a crear un museo dedicado al mejor científico de nuestra historia.
Santiago Ramón y Cajal es el científico más importante de nuestro país y uno de los más importantes en la historia de la humanidad, pero por desgracia en España no se le ha valorado como se merece.
Nació en Petilla de Aragón en 1852 y falleció en Madrid en 1934. Fue padre de la neurociencia, y uno de los mayores genios de la historia, a la altura de Newton, Einstein, Darwin... De hecho, es el autor más citado de la ciencia mundial en las revistas científicas.
Obtuvo el Premio Nobel de Medicina en 1906 por descubrir la morfología y las conexiones entre las células nerviosas, y por desarrollar la doctrina de la neurona, a partir del hecho de que el tejido cerebral está compuesto por células individuales. Fue un hombre polifacético, además de llevar la ciencia española a la vanguardia, se interesó por la fotografía, el dibujo, la pintura o la escritura.
Hay quien dice que la historia ha tratado muy bien a Ramón y Cajal, pero nuestro país no tan bien. Prueba de ello son el estado en que se encuentra su tumba, el abandono de parte de su obra y lo ocurrido con su vivienda.
En el libro La vida contada de un sapiens a un Neanderthal, Arsuaga le cuenta a Millás que la tumba de Cajal en el cementerio de la Almudena está totalmente abandonada. Tiene humedades y las letras están muy deterioradas, incluso algunas se han perdido. Absolutamente lamentable.
Aunque sea competencia de la familia, no es menos cierto que un Ayuntamiento como el de Madrid no puede mirar para otro lado. ¿Se imaginan que la tumba de Newton estuviera así? Pero a él lo tienen en la abadía de Westminster, igual que a Darwin. ¿Saben lo que le costaría arreglar esto al Ayuntamiento de Madrid? 1.200 euros ¿Y el Alcalde Almeida no tiene 1.200 euros para adecentar la tumba del mayor científico español?
Otro tanto sucede con parte de su obra. En 2017 con Mariano Rajoy también en el Gobierno algunas de sus pertenencias como su biblioteca, objetos personales, dibujos o fotografías aparecieron en venta en el Rastro de Madrid. Obras de arte tiradas por los suelos del mercadillo. Otro triste ejemplo del abandono institucional al que se ha sometido a la figura de Cajal.
Y aún hay más, la casa donde pasó sus últimos 23 años años e investigó el premio Nobel, situada en Alfonso XII, 64, cerca de Atocha, fue heredada por sus hijos, luego sus nietos y finalmente puesta a la venta. Científicos y asociaciones defensoras del patrimonio intentaron pararlo.
Pidieron al entonces Gobierno del PP que la comprara y creara una casa museo para preservar su legado. Pero tanto Rajoy como la Comunidad de Madrid hicieron caso omiso.
Al final fue comprada por un empresario colombiano, que la convirtió en pisos de lujo. Se cargó la vivienda y solo se conserva la fachada, el portal y las escaleras originales de acceso a las viviendas. ¿Se imaginan hacer esto con la casa de Newton o Darwin?
Una barbaridad. Una aberración. Hoy se hace más necesario que nunca recuperar la figura de Ramón y Cajal y darla a conocer y preservar su patrimonio cultural.
Cajal donó más de 28.000 objetos para que a su muerte fueran conservados como símbolo del valor de la ciencia española. El legado Cajal es un tesoro. Desde preparaciones histológicas, dibujos, piezas de mobiliario como su mesa de trabajo, manuscritos, cámaras y fotografías en color porque también fue pionero de la fotografía en España. Y algunos de sus premios más importantes, como la medalla Helmholtz de la Real Academia de Berlín o la medalla Nobel.
Al día de hoy, 87 años después, siguen almacenados en cajas en el Instituto Cajal. Durante demasiados años se ha intentado realizar un museo para preservar este legado, pero no se ha hecho nada.
Casado se ha inventado un Pacto Cajal, del que habla muy a menudo, y cuando lo hace comete una doble falsedad. En primer lugar porque nunca ha creído en la sanidad pública, el PP siempre la ha recortado; y en segundo lugar, porque nunca el PP ha apoyado la figura de Ramón y Cajal, sino todo lo contrario.
Tanto envolverse en la bandera y tanta foto de Colón, cuando el PP siempre ha abandonado la figura y el patrimonio del mayor científico español en nuestra historia, Santiago Ramon y Cajal. Este es su patriotismo. Ninguno.
La situación cambió hace un año. En febrero de 2020, el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, anunció en el Congreso de los Diputados el compromiso del Gobierno de Pedro Sánchez de poner en marcha un museo dedicado “al mejor científico de nuestra historia”.
Este mismo mes, el Consejo de Ministros ha aprobado la creación de un grupo de trabajo para impulsar el proyecto. La previsión es que a finales de 2021 haya un proyecto de Museo Cajal y que se termine esta legislatura. Así, por fin nuestro científico más universal tendrá un museo a su altura. Lo increíble es que aún no lo tenga.
Además esta semana hemos aprobado por unanimidad en el Senado una moción socialista para potenciar la obra del Nobel de Medicina y recuperar su legado y su patrimonio. Siempre, pero ahora más que nunca, en esta pandemia, hay que poner en valor a nuestros investigadores, con más orgullo si cabe si es de la talla de Ramón y Cajal.
Como decía don Santiago: “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia”.