Un gran paso: Carla Simón
"Se pronuncian entonces las palabras que cambian el rumbo de la década en términos cinematográficos".
La expectación va por delante de la realidad, esa que dicta que España siempre se queda en cuartos. Pero aquí estamos todos, unos en Berlín, otros en nuestras rutinas, esperando que el nombre de Carla Simón sea el último en pronunciarse. Claire Denis sube al escenario y agradece su premio a Mejor Dirección. Me alegro infinitamente por una cineasta que ha mantenido una magnífica trayectoria, y que ha sido galardonada en Cannes o San Sebastián.
Me acomodo en mi asiento porque llega otro galardón importante, el Premio del Jurado. Pienso que esta es nuestra ocasión, que es difícil aspirar a más, aunque me resisto a admitir que no podemos (así, en plural), alcanzar el cénit de la gala. Respiro. Hong Sang-soo, otro de los favoritos, es nombrado en alto y, con su ascenso, pienso que tal vez eso es todo, que quizá es cierto que España is different y que estar en la terna de posibles ya es un triunfo.
De pronto, paro en seco. Quién dice que tengamos que conformarnos; quién ha dicho que para nosotros ha de ser el premio de consolación. Ahora accede al escenario M. Night Shyamalan. Pausado, a fuego muy lento, comienza a hacer una semblanza del título que se ha hecho con el Oso de Oro de la Berlinale. No puede ser otra película, cavilo mientras habla, tiene que ser Alcarràs. Los segundos se extienden horas y la sensación de desempate reñido tiñe la retransmisión. Esto es más que un partido de fútbol, hoy se disputa el Mundial.
Se pronuncian entonces las palabras que cambian el rumbo de la década en términos cinematográficos, el Oso de Oro de Berlín es para Carla Simón y Alcarràs. Es entonces cuando todos los que nos dedicamos al cine, en cualquiera de sus vertientes, sentimos ese corporativismo que es tan difícil sentir en nuestro día a día, cuando no percibimos aquello de que España va bien.
Pero hoy sí, hoy una mujer joven, de mi década, alcanza un galardón de una relevancia extraordinaria. Hacía 39 años que una película española no conseguía semejante distinción. Eso significa que, para muchos de nosotros, esta es la primera vez que vemos a un cineasta español, hombre o mujer, subir al escenario. Carla Simón se dirige al jurado y el plano alumbra a la directora frente a los productores de la película, María Zamora, Stefan Schmitz, Tono Folgera y Sergi Moreno. Especialmente relevante es la presencia de María Zamora, quien apostó desde el inicio por una joven directora poseedora de una visión personalísima del cine, capaz de trasportarnos a su infancia para hacernos partícipes de todas las formas de vida que caben en esta vida.
Quizá por eso, aunque también por muchas otras cosas más, me emocionan tanto este galardón y esta directora, porque abren la puerta a un universo que, poco a poco, va dejando de ser ciclópeo. Tantas miradas, tantos enfoques, tantas percepciones han quedado por decir a lo largo de la historia, que no puedo sino congratularme porque, por fin, el abanico de posibilidades ceda espacio a quienes siempre han sido invisibilizados.
Pensemos retrospectivamente. En 2020, Nomadland, de Chloé Zhao, se hacía con el León de Oro a Mejor película en el Festival de Venecia; ese mismo año, Beginning de Dea Kulumbegashvili se alzaba con la Concha de Oro de San Sebastián, mientras 2021 veía triunfar a Titane, de Julia Ducournau, en Cannes, haciéndose con la Palma de Oro a Mejor película. Pero eso no es todo, Nomadland también resultó la ganadora absoluta de los Oscar de 2021, mientras en Venecia se premiaba El Acontecimiento, de Audrey Diwan, con el León de Oro y el FIPRESCI. Al mismo tiempo, en España, Las Niñas de Pilar Palomero arrasaban en los Goya y Crai Nou, de Alina Grigore, se hacía con la Concha de Oro a Mejor película en San Sebastián. Y, cómo no, Alcarràs se consagra en Berlín en 2022, mientras que los Oscar preconizan buenos resultados para Jane Campion y su El poder del perro.
Esto ya no son excepciones, ni cuotas, ni permisos de fin de semana. Esto es una realidad. La calidad del cine de estas cineastas es axiomática. Están realizando un avance pausado, pero consistente en el ámbito cinematográfico, y no como advenedizas, sino como auténticas autoras con una propuesta única y necesaria. Cada una en su forma y estilo, sin homogeneización ni círculos concéntricos de exclusión. Libres.
Es un premio de Carla Simón, por descontado, pero que sabe a avance en plural. Avance de España, que en menos de una semana ha conseguido cuatro nominaciones a los Oscar y un gran premio del cine europeo; un gran avance para la autoestima de un país que ve cómo su cultura alcanza las más altas cotas de excelencia; aunque también un gran avance para todas las que vienen detrás, esas mujeres que desean hacer cine y que tienen referentes de sobra para validar su vocación.
Efectivamente, esto hay que celebrarlo, porque si existe un gran paso para el hombre, también existe un gran paso para la mujer.
Este es nuestro paso. Que siga siendo firme. Felicidades, Carla Simón