Un gran científico español advierte: si tu mascarilla FFP2 es como la de la foto, es mejor que uses otra
Dice que "se han vendido muchas" así.
El científico español José Luis Jiménez, profesor de la universidad de Colorado (Estados Unidos) y uno de los grandes expertos mundiales en la transmisión por aerosoles, ha asegurado que, en teoría, las mascarillas que mejor protegen son las FFP2, pero ha alertado de que el 80% o el 90% de la población las lleva mal colocadas porque tienen muchos huecos.
En una entrevista en Consalud, el experto ha explicado que lo mejor es utilizar “mascarillas FFP2 tradicionales, que se ajustan bien y van por detrás de la cabeza” porque “funcionan bien y sellan bien”.
El problema, ha subrayado, es que “se han vendido muchas” orejeras, que se sujetan con gomas que pasan por las orejas, y esas “sellan mal” y “dejan mucho hueco”.
Jiménez ha destacado que la mascarilla debería dejar una marca en la cara, señal de que aprieta y no deja huecos por donde se escapa el aire. “Mucha gente las lleva como colgando, como con huecos por todos lados. Yo diría que el 80 o el 90% de gente que ves la lleva mal”, ha lamentado el científico antes de subrayar que “cualquier mascarilla sirve, ayuda y protege tanto a ti como a los demás”.
“Todas las mascarillas protegen en las dos direcciones”, ha insistido Jiménez, que ha avisado de que “no se ha explicado bien cómo elegirlas”. Según ha explicado, “las FPP2 bien ajustadas son buenas”, las quirúrgicas también lo son “si tienes una goma que cierra los huecos” y en cuanto a las de tela “hay de todo”: “Las hay que tienen menos de un 10% de eficiencia, que son como si cortas una camiseta o te pones cualquier cosa, y las hay que son casi como las FFP2″.
Hace unas semanas, Jiménez explicó que él usa las mascarillas elastoméricas porque llevan “un molde de silicona que se te adapta perfectamente”.
“La idea de elastoméricas es que lo que sella es silicona y sella muy bien. Te la atas por detrás de la cabeza y sella perfectamente”, decía antes de apuntar su gran ‘pero’: “El problema es que es muy cara. Me costó unos 70 dólares. Pero a mí parecen más cómodas, además. Incluso puedes hablar mejor que con las otras”.