Un destrozado Podemos busca una solución para Madrid que afectará a su propio futuro
Reunión del Consejo Estatal Ciudadano para decidir qué hacer respecto a la candidatura de Errejón
Se quedaron en shock. Dolidos, destrozados. No se lo podían creer. Pablo Iglesias, Irene Montero y Pablo Echenique estaban impactados al conocer la noticia de que Íñigo Errejón se desligaba de las siglas y había acordado ir con la marca de Más Madrid, creada por Manuela Carmena, a las elecciones autonómicas del 26 de mayo. El mundo parecía que se venía abajo.
Todos los fantasmas volvieron a hacerse presentes. Todas esas sensaciones de rabia, enfrentamiento, decepción, desilusión, conmoción, enfado, traición. Y, sobre todo, el partido morado, que supuso un revulsivo para la vida política española desde 2014 y había despertado la ilusión en millones de personas, volvía a ponerse en la senda de la destrucción cainita a la que acostumbra la izquierda española.
Y este miércoles hay una cita clave para lo que va a pasar de cara a las elecciones autonómicas del 26 de mayo, pero que va mucho más allá y puede ser una página decisiva en la historia de este partido.
El Consejo Estatal Ciudadano, el máximo órgano entre asambleas, se reúne a partir de las 16.30 horas en la sede central de Podemos en la madrileña calle Princesa. Y como acostumbra este partido nadie sabe qué va a pasar. Todo está abierto.
La idea de la convocatoria es sacar una posición común de cara a la crisis que se está viviendo en Madrid. Están llamadas unas ochenta personas, entre la dirección, líderes territoriales y miembros de este organismo con influencia. El poder del partido. Ni Pablo Iglesias ni Íñigo Errejón han disipado la duda sobre si aparecerán en la reunión (el primero está de permiso de paternidad y al segundo no lo quiere ver allí la dirección).
Todo puede pasar
Una crisis catártica, dolorosa, de familias enfrentadas, de frenemies, de egos e ideas políticas. ¡Se queda cortaSuccession! Y como en todo culebrón nada está claro y hay muchos factores que pueden jugar en estas horas. Además, propio de Podemos, el lenguaje se diluye entre conceptos de confluencias, candidaturas de máxima unidad y llamadas a fórmulas de todo tipo. Esa sopa de siglas a la que tanto le gusta criticar a la derecha, y que también tiene ahora mismo perdidos a muchos votantes de la izquierda.
Los planteamientos por ahora pasan por un Errejón que se presentará bajo la fórmula de Más Madrid -como Manuela Carmena en el Ayuntamiento-, y que ha dejado el escaño en el Congreso de los Diputados para centrarse en esta tarea y demostrar que tiene algo para vivir estos meses. Y confiando en que al final Podemos acceda a incorporarse en su lista. Para los 'pablistas' fue una traición, para los suyos una visión de la política más transversal y que respeta las normas del partido.
Por otro lado tenemos a una dirección nacional que considera que Errejón ha fundado otro partido, que está más bien fuera de la organización, que ya no es su candidato y que tenía la intención de presentar una lista con sus siglas aspirante alternativo. Pero en esta política vertiginosa y a la que ya no puede seguir el ritmo ni Twitter, se ha unido la decisión del pasado viernes de Ramón Espinar de dejar la dirección de Podemos Madrid y el Senado, dando otro revolcón a Pablo Iglesias. Por lo que ahora mismo los morados en la Comunidad están en manos de una gestora, cuyos hilos domina la dirección nacional.
Y como en toda shakesperiana historia política, un pequeño giro se daba otra vez este mismo lunes, cuando la portavoz en el Congreso, Irene Moreno, matizaba el discurso y se mostraba ahora dispuesta a negociar con Errejón. La puerta se volvía a abrir. De todo ello se discutirá de puertas adentro este miércoles.
Fuentes de la dirección explican horas antes del encuentro que pretenden que "sea una Consejo Ciudadano para escuchar y lanzar un mensaje de unidad a todos los territorios y a toda la militancia". De ahí puede salir cualquier solución, pero en el partido creen que desde el pasado fin de semana ha habido un cambio de rumbo en los postulados más duros de Iglesias y Montero. Y siendo todos conscientes de que el electorado de izquierdas es muy sensible a este tipo de divisiones y que está desmotivado a tenor de los resultados en Andalucía.
Todo ello, además, a las puertas de unas cruciales elecciones europeas, autonómicas y municipales del 26 de mayo, claves para el futuro del país y que marcarán el nuevo mapa de poder territorial para los próximos cuatro años. Además de aparecer con fuerza el fenómeno de Vox, que puede decantar muchos gobiernos -como ha pasado en Andalucía- a favor de las derechas e intentando dejar su impronta ultra en los acuerdos. Este mismo lunes se conocía una encuesta de Telemadrid en el que daba como ganadora a Carmena en el Ayuntamiento, pero que ponía de relieve que Begoña Villacís (Cs) podía ser la alcaldesa gracias al PP y Vox.
La preocupación por los barones a las puertas de las elecciones
Muchos barones territoriales asisten atónitos a lo que está sucediendo, especialmente aquellos que se juegan todo en las urnas de mayo. La pasada semana rubricaban la declaración de Toledo, auspiciada por el líder morado en Castilla-La Mancha, José García Molina, que se suponía alineado con Iglesias.
En el texto, los líderes territoriales pedían "confianza, unidad, coordinación y negociación" en el caso de Madrid, apuntando a una salida dialogada. En sectores del partido se entendió como un afrenta directa a Iglesias y como un movimiento de rebelión contra el líder, ahora ausente de la vida pública por su permiso de paternidad. Pero sectores cercanos a Iglesias también reflexionan que era una llamada a la unidad al tener estos barones que ir ahora a las urnas y no querer problemas en sus territorios al estilo Errejón. Y apuntan en este sentido al silencio en el caso de Andalucía, cuando su líder, Teresa Rodríguez, siempre ha sido de las que más ha protestado en temas internos, pero ahora no tiene que ir a unas elecciones y no tiene ese problema. El documento fue rubricado por las federaciones de Castilla-La Mancha, País Vasco, Murcia, La Rioja, Baleares, Extremadura, la Comunidad Valenciana, Canarias, Aragón y Asturias.
En la organización existe también una honda preocupación por la estrategia a seguir, en un momento en el que precisamente las encuestas no son boyantes. En el último barómetro del CIS, Podemos era la cuarta fuerza por detrás de PSOE, PP, y Ciudadanos. Asimismo, esta situación enfangada y maloliente se ha acrecentado al sentir muchos que el partido es una máquina de laminar a gente. De la foto oficial solo queda Iglesias en primera fila y con Monedero fuera de las instituciones como persona de confianza.
Pero es que para complicar más la situación, la izquierda tiene que mirar a otras fuerzas con las que ir de la mano, como es el caso de Izquierda Unida. Alberto Garzón siempre ha sido más cercano a Iglesias, pero ha abogado por ir en una lista conjunta con Más Madrid y Podemos. Ya ha habido contactos entre IU y el equipo de Errejón, que han mostrado una sintonía para intentar lograr una candidatura única.
Podemos busca una solución para Madrid... que afectará a su propio futuro.