UE, sin precedentes: De la “última oportunidad” a la “primera vez que...”
La UE ha sufrido en diez años desde la Gran Recesión sucesos que no habíamos visto nunca.
Nunca antes habíamos visto que se impusieran a un país sanciones y castigos por no poder asumir la disciplina presupuestaria impuesta por la autoridad europea. Todos los europeístas sufrimos con los sufrimientos de Grecia, con la austeridad recesiva que tanto daño hizo a los griegos que hoy se sienten perdedores en la desigualdad.
Nunca antes habíamos visto que un Estado miembro veterano -¡Reino Unido! ¡45 años siendo parte de la construcción europea (desde 1973)!- se retirase de la Unión, divorciándose del resto. En negociación tortuosa, todavía no concluida, está a punto de ocurrir: el deadline, 29 de marzo de 2019. Extensión -en patético in extremis- 31 de diciembre de 2020. Agónico tour de force en una negociación arquetipo de lose-lose (en la que todos perdemos): lo contrario de win-win.
Nunca antes habíamos visto que se activase el articulo 7 TUE contra un Estado miembro groseramente incumplidor de sus obligaciones y del Derecho europeo. ¡Es el caso, por desgracia ya avanzado, de los gobiernos de la Hungría de Orbán y de la Polonia de Kaczyński!
Nunca antes habíamos visto que la Comisión devolviese los Presupuestos a un Estado miembro: ¡acaba de ser el caso de Italia, un país fundador, en cuya capital, Roma, se firmaron los Tratados de la CEE en 1957, bajo el populista y eurófobo Gobierno controlado por Salvini!
¡Y muchos analistas apuntan que las inminentes elecciones europeas de 2019 pueden ser, asimismo, las de la primera vez en que los escaños antieuropeos puedan ser más numerosos que los europeístas!
Esta iba a ser la "Comisión de la última oportunidad" (Juncker dixit). ¡Y lo malo de ese privilegio es que ya no habrá una segunda oportunidad "de acometer los retos de la última oportunidad"!
Insoportable ironía: Está en marcha una coalición antieuropea de quienes se erigen en víctimas de la insolidaridad europea (Salvini, en Italia) y los campeones de esa insolidaridad (Orbán, en Hungría).
Y el próximo 26 de mayo de 2019 los españoles acudiremos a las urnas: y van a ser varias urnas y papeletas ese día. También por primera vez: elecciones locales, autonómicas y europeas. Coinciden por primera vez urnas tan determinantes como interconectadas. La coincidencia de fechas puede ayudar a estimular la participación, lo que es positivo sin duda. Pero también podría añadir todavía una dificultad más para individualizar la relevancia de Europa en el fuego cruzado de las longitudes de onda de varias disputas electorales simultáneas.
¡Que no haya cacofonía! Porque la UE, Europa, es alfa y omega de lo que nos ha pasado y nos importa. Y me remito aquí a un apunte que lo ilustra, con un episodio -carente éste también de precedentes- del Parlamento Europeo, último Pleno de Estrasburgo, primera semana de noviembre.
Ese último Pleno de Estrasburgo estuvo cargado de singular intensidad en el siempre frenético orden del día y votaciones plenarias. Votamos en esa sesión el Marco Financiero Plurianual (MFF) durante más de una hora; y luego otra docena de asuntos. Tras casi dos horas pulsando los botones electrónicos de voto desde el escaño, el Pleno inició la votación de mi Iniciativa Legislativa de Visas Humanitarias para demandantes de asilo y migrantes vulnerables. ¡Se trata de abrir, al menos, una vía legal de acceso a la UE para quienes de otro modo lo harán irregularmente (más del 90% de los demandantes de asilo), arriesgando o perdiendo la vida en el intento, arrojándose en manos de los tráficos ilícitos y la explotación de personas!
La iniciativa que promuevo obtuvo la mayoría absoluta del total de miembros del PE en cada votación de enmiendas. En el penúltimo voto se computaron 655 miembros del PE presentes, votando a favor 601. No obstante, al llegar al voto final, último voto de una larga jornada, el resultado fue 349 a favor, 199 en contra, 47 abstenciones: faltaron 26 votos para la mayoría cualificada requerida para ser vinculante para la Comisión (375): muchos/as eurodiputados/as presentes en la Sala protestaron airadamente -también lo hice yo- ante la evidencia de que un buen número de ellos (al menos 60, computados) habían retirado ya la tarjeta electrónica de voto antes de que el escrutinio final apareciese en pantalla, creyendo que ya habían votado y que la larga sesión estaba por fin concluida. Esto pudo suceder a causa de que entre el anuncio del voto y su recuento electrónico transcurrieron casi dos minutos, con lo que el voto a favor de al menos 60 eurodiputados/as, que todavía se encontraban abandonando el Pleno, no pudo ser computado.
Pero -esto es lo importante- la batalla continúa: ¡porque no vamos a parar hasta volver a votar la iniciativa de visas humanitarias antes del final del mandato en 2019! ¡Y porque la lucha contra las mafias que explotan a los desesperados y contra la mortandad en el Mediterráneo exige que el Derecho Europeo abra una posibilidad de acceso regular a la UE a quienes huyen del infierno sin perder la vida en el empeño! Vamos a votar de nuevo la iniciativa de Visas Humanitarias: próximo Pleno de Estrasburgo, en diciembre.
Hablemos, pues, de esta Europa. Todo lo que haga falta. De la que no nos gusta y de la que echamos de menos, pero sobre todo hablemos de la Europa necesaria, la UE de la medida de nuestra responsabilidad ante la globalización. Y de la UE que votaremos el 26 de mayo de 2019. Que no pase inadvertido el debate que requiere en medio del fragor de las urnas municipales y autonómicas.