Turquía define sus exigencias para no vetar la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN
"Cualquier aproximación del tipo ‘al final convenceremos a Turquía con el tiempo, porque son amigos y aliados’ no va a funcionar", ha advertido su ministro de Exteriores.
El veto sigue y Turquía ya reconoce, sin tapujos, sus exigencias a Suecia y Finlandia para avalar su entrada en la OTAN. Lo ha hecho este viernes el ministro de Exteriores otomano, Mevlut Cavusoglu, que ha solicitado a la alianza un compromiso para “la lucha contra el terrorismo en todas sus formas”.
La expresión elegida no es casual. Ankara considera que Suecia y Finlandia apoyan a movimientos en la órbita del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda de Turquía, considerada terrorista igualmente por la UE y EEUU.
Por ello, Cavusoglu, que se ha reunido con sus homólogos polaco y rumano (también socios de la OTAN), ha avisado de que para convencerles de que apoyen a ambos países europeos no funcionará la vía diplomática. Lo ha hecho en unos términos peculiares: “Cualquier aproximación del tipo ‘al final convenceremos a Turquía con el tiempo, porque son amigos y aliados’ no va a funcionar. Estos países deben tomar medidas concretas”.
En concreto, cita dos. Una, “tienen que cortar su apoyo al terrorismo. La entrada de Macedonia en la OTAN duró 11 años. ¿Por qué? Porque Grecia quería que cambiaran su nombre. No queremos que un país cambie de nombre, pero esperamos pasos concretos en la lucha contra el terrorismo”, insistió el ministro turco.
Y en segundo lugar, “las restricciones contra nuestra industria de defensa deben terminar”, ha añadido en referencia a las limitaciones a las exportaciones de armas turcas en sus operaciones en Siria e Irak. “Espero que Finlandia y Suecia hayan entendido bien este mensaje”, ha añadido, sabedor de que un solo ‘no’, como el que ahora prometen, paralizaría el proceso de adhesión de las naciones escandinavas.
“Estamos esperando respuestas de estos dos países, estamos esperando a que se den pasos concretos”, ha sido su remate, con el ‘guante’ lanzado a otros socios OTAN, que “deben motivar a que ambas naciones respondan a las preocupaciones turcas”.
Recientemente, los Gobiernos sueco y finlandés y la propia OTAN han intentado calmar al régimen de Erdogan, asegurando que Turquía recibirá “garantías de seguridad” si levanta el veto.