Tu futuro trabajo aún no existe
Se estima que el 80% de los jóvenes entre 20 y 30 años se emplearán en profesiones recién nacidas o que aún no se han gestado.
El futuro del trabajo es uno de los temas recurrentes en periódicos y tertulias. Frases como “tu futuro trabajo aún no existe” se hicieron populares con el boom de internet y la globalización donde, entre nuevas profesiones y anglicismos de profesiones tradicionales, era imposible entender qué querían de nosotros los responsables de selección de las empresas.
No es tan novedoso que las profesiones se renueven constantemente. Ya lo hemos visto en otras ocasiones. Cuando nuestros abuelos arreglaban lavadoras no se imaginaban, hace casi un siglo, que se dedicarían a eso cuando los vecinos lavaban la ropa en el río.
Lo que ahora sí es diferente es la velocidad con la que se producen estos cambios. Es probable que el trabajo de nuestros abuelos no existiese cuando eran niños, pero ahora incluso los que estamos en medio de nuestra carrera profesional no sabemos a qué nos dedicaremos el resto de ella.
Desde que se patentó la primera cosechadora hasta su versión autopropulsada pasó un siglo; hasta que se extendió, algunas décadas más. Si un agricultor en el primer tercio del siglo pasado en un pueblo rural español escuchaba en la radio que se empezaban a usar, podría estar bastante seguro de que aun así pasaría sus días profesionales en sus labores habituales.
En cambio, desde el nacimiento de Uber hasta que se puso en riesgo el sector del taxi en toda la OCDE pasaron menos de 10 años. Por cierto, fundada por un ingeniero informático que no había trabajado nunca en el sector de la movilidad.
Se estima que el 80% de los jóvenes entre 20 y 30 años se emplearán en profesiones recién nacidas o que aún no se han gestado, según McKinsey y el World Economic Forum sitúa el reskilling o la transformación de las capacidades en el centro de sus prioridades, apuntando que un 40% de los profesionales tendrán que cambiar sus capacidades en los próximos 5 años.
Las capacidades que cada vez crecen más y más rápido son aquellas relacionadas con tecnología y capacidades sociales. La primera es obvia, la segunda puede resultar paradójica dado el crecimiento de la primera. Estamos en medio de otra revolución industrial que pasa por la tecnología y la digitalización, pero eso, al contrario de lo que pueda pensarse no reduce la importancia de capacidades sociales. Los clientes son personas, aunque nos comuniquemos digitalmente con ellos, y, los trabajadores, también.
Las competencias digitales son claves porque están impidiendo que los mejores profesionales se dediquen a aquello que saben hacer. Un diseñador de moda nunca habría considerado contratar a un equipo de informáticos para diseñar su colección de verano. Sin embargo, la mayoría de las paginas webs del mundo están creadas por diseñadores web que en su mayoría tienen más formación digital que en arte, diseño o humanidades. La barrera digital ha impedido que profesionales con formación artística hagan lo que hacen bien porque simplemente “desconocían como pintar el patrón digital”.
Por otro lado, por muy digital y tecnológico que sea hablar con Alexa, sus interacciones están diseñadas por humanos. Por muchos zooms que hagamos, las relaciones humanas “analógicas” siguen siendo esenciales. Las profesiones actuales que mejor sobrevivirán a la transformación digital, como ya sobrevivieron a la automatización y a la globalización, serán aquellas donde la relación con personas sea fundamental: comerciales, salud, cuidados, hostelería, experiencias, ocio…
Hasta 2030, según investigaciones del sector laboral que hemos realizado desde Madrid Futuro, podemos concluir que las habilidades sociales y tecnológicas crecerán un 30% mientras que las manuales y físicas van a caer un 18%. Esta aceleración de la transformación digital pone el foco en la necesidad del reskilling o upskilling de habilidades: dos focos en los que Madrid Futuro está trabajando intensamente.
Se prevé la creación de más de 500 mil puestos de trabajo hasta 2030 en la Comunidad de Madrid. Los sectores que absorberán el cambio laboral son los relacionados con las áreas tecnológicas, datos, cuidados y salud. Así, las ocupaciones con mayor crecimiento esperado son auxiliar de enfermería, analista, diseñador de software y multimedia; las que más decrecen: limpieza, instalaciones, maquinaria y manufactura. Ahora mismo hay en Madrid más de 35.000 posiciones laborales abiertas en profesiones tecnológicas según el mapa de empleo de la Fundación Telefónica.
La necesidad anunciada desde hace tiempo, y aun así infravalorada de estas capacidades, se basa en la velocidad del cambio. La formación y las políticas de empleo deben enfocarse en ello. Y es que las escuelas siguen valorando más los conocimientos puntuales de historia o geografía que la empatía, la capacidad de comunicación o la resolución de problemas (más allá de los matemáticos).