Nueve preguntas y respuestas para ser un experto del 'tupper'
"A veces lo de comer en tartera se asocia a algo cutre. Será cutre si le pones algo cutre. Pero si te lo curras, te devolverá ese amor".
"Llámalo como quieras: tartera, fiambrera, tupper o incluso táper, pero dale lo mejor de ti". Este podría ser uno de los lemas de Mònica Escudero, coordinadora de El Comidista y autora de A vueltas con la tartera.
Como defensores del tupper, en El HuffPost hemos elaborado una guía útil que despeje las dudas más frecuentes sobre este recipiente y, para ello, hemos recurrido a esta periodista gastronómica y a José Ángel Garde, técnico del Departamento de Tecnologías de Envase del centro tecnológico AINIA.
"El tupper te devuelve lo que tú le das", comienza Escudero. "A veces lo de comer de tupper suele asociarse con algo cutre. Y, obviamente, si le pones algo cutre, será cutre. Pero si te lo curras, te devolverá ese amor", argumenta.
Estas son las principales preguntas (con sus respectivas respuestas) que surgen cuando decides unirte al club de la tartera:
1. ¿Plástico o vidrio?
"Depende", apunta Escudero. Y Garde le da la razón: "Depende del uso y de la aplicación". "Si vas a comer en el tupper, el plástico le quita la ilusión hasta a la ONCE", bromea la periodista. "Así que, si quieres tener una experiencia digna, o bien te haces con un recipiente de vidrio, o bien viertes el contenido del tupper de plástico en un plato en condiciones antes de calentar o antes de comértelo", propone.
José Ángel Garde explica que, pese a la demonización del plástico, un envase de este material cuenta con varias ventajas: es ligero, irrompible y permite mayor variedad de diseños. Por su parte, el vidrio pierde en versatilidad con respecto al plástico, aunque "respeta mucho más el contenido". El técnico señala que lo más importante no es tanto el material como las etiquetas que lleve: "Por ejemplo, en un envase destinado a la alimentación debe aparecer por legislación el dibujo de la copa y el tenedor".
En resumen, las tarteras de plástico no están tan mal... Aunque lo de evitar vertidos es otra historia. "Un tupper que cierre bien es un milagro de Fátima", opina Escudero.
2. ¿Cómo limpiarlos?
Para que los tuppers duren lo máximo posible, hay que tener mucho cuidado al lavarlos y, si son de plástico, no rascarlos con un estropajo de metal. "¡Nunca!", recalca Escudero. Lo recomendable es hacerlo con un estropajo estándar, conocido como salvauñas: si el tupper se queda limpio fregándolo sólo con la parte de la esponja, mejor. Si no, se le puede dar también con la parte rugosa, pero con el tiempo esto causará daños sobre la superficie, añade Garde.
3. ¿Cuál es la vida útil de un tupper?
En esto los expertos no se mojan. Garde apela al "sentido común": "Si notas deterioro en el color, en la flexibilidad o le aparecen rayas por fregarlo con estropajo, conviene descartarlo, pero no hay nada establecido". Escudero, por su parte, reconoce que "cuando se ponen a calentar en el microondas se cascan bastante, sobre todo si la receta lleva salsa de tomate, que deja todo pringado de un color naranja raro". ¿Para evitarlo (o, al menos, alargar su vida)? "Recurrir a un recipiente de cristal", zanja la comidista.
4. ¿Cuál es la mejor manera de calentar?
Hay que ponerle tapa SIEMPRE, sostiene Mònica Escudero. "Si no, la comida se reseca mogollón". "Esas tapitas de plástico para el microondas son muy importantes para que la pechuga no se quede tiesa al calentarla", aclara.
Algunas comidas soportan peor que otras su paso por el microondas. "El pescado es un alimento complicado para llevar al trabajo, precisamente porque se reseca mucho al calentarlo", afirma la experta. Y al mismo tiempo da un truco: "Una opción muy buena es prepararlo en albóndigas o hamburguesas o llevarlo en el tupper un poco menos hecho para que, en vez de secarse, acabe de hacerse en el microondas".
Garde reitera la importancia de prestar atención al etiquetado. "Algunos envases llevan una etiqueta adhesiva que especifica si son aptos para hornos y lavavajillas y otros tienen un icono grabado sobre la propia superficie", cuenta. Así lo explica la OCU en un artículo titulado Los secretos de tu tupperware:
El problema es que no todos los envases incorporan estos logos. En ese caso, el técnico directamente aconseja: "No lo metas en el microondas si no tiene ningún icono que lo aclare".
La OCU advierte además del peligro de introducir metal al microondas. "No puedes meter nada metálico, ni siquiera papel de aluminio. Tampoco bolsas de plástico ni de papel, a menos que lo indique expresamente en las instrucciones, como pasa con las palomitas", señala.
5. ¿Hay recetas prohibidas para el tupper?
"Prefiero decir las que se llevan bien con los tuppers", apunta Mònica Escudero, optimista. Como por ejemplo: "Cualquier guiso —tipo garbanzos estofados— o cualquier cosa que se pueda congelar, como bases de sofrito, que den para varias recetas".
"En cambio, los rebozados y el tupper no se llevan bien, a no ser que te guste la pechuga empanada blandurria por aquello de recordar los viejos tiempos y las excursiones de colegio", comenta.
6. ¿Hay que guardarlo en la nevera nada más llegar al trabajo?
Un sí rotundo como respuesta. ¿Siempre, siempre? "Bueno, siempre a menos que sea invierno, que sólo pasen dos horas desde que llegas hasta que te lo comes y que sea algo para comer a temperatura ambiente", matiza la especialista.
"Las bolsas térmicas también van muy bien para transportar la comida", añade. "Conozco a gente de Madrid que hace una hora de trayecto hasta el trabajo...". (Efectivamente, damos fe de ello).
7. Y las ensaladas: ¿se llevan aliñadas o no?
"Nunca hay que transportarlas aliñadas", asegura Escudero. "Si es lechuga, con el ácido del vinagre o la sal se deshidratará y se quedará como la de un Big Mac. Si son legumbres, está bien aliñarlas media hora antes".
8. ¿Es seguro transportar caldos o purés?
En este caso, es mejor utilizar tarros de cristal. "Soy muy fan del tarro", confiesa Escudero. "Y también de los botes herméticos Fido, los típicos con la gomita arriba que hace clic, que puedes encontrar en cualquier chino de la esquina, aunque no sirven para congelar", precisa.
9. ¿Algún truco para congelar?
Igual que es muy fan del tarro, a Mònica Escudero también le gusta "tirar por lo alto y congelar". Para ganar hueco en el congelador, cada vez recurre más a las "bolsas de zip, que se pueden almacenar en vertical".
La comidista afirma que cualquier sofrito, caldo o legumbre es susceptible de ser congelado, cosa que no ocurre con el arroz y las patatas, que pierden muchas cualidades después de pasar por el frío.