Tres sencillos consejos para beber más agua
Y otras dudas resueltas.
"¿Por qué es tan difícil beberse ocho vasos de agua a lo largo del día pero tan fácil tomarse ocho copas de vino en una cena?".
Puede que te hayas topado alguna vez con una pregunta similar, y la verdad es que es una observación con razón de ser. ¿Cuántos habéis rellenado alegremente vuestras copas de vino, Coca-Cola o té, pero no habéis logrado alcanzar la cantidad de agua que deberíais haber tomado?
No pasa nada. Hay muchas formas de hacer que beber agua sea más sencillo, pero, antes de nada, conviene tener claro cuánta agua hay que beber al día en realidad.
"Mi postura en este asunto puede diferir de la de otros expertos, pero creo que algunas personas piensan demasiado a la ligera que cuanta más agua beban, mejor. Simplemente quiero dejar claro que la sobredosis de agua existe y que cada persona necesita una cantidad diferente, dependiendo de su talla corporal y la actividad física que realice", advierte la nutricionista Fiona Tuck. "De hecho, no existe una cantidad fija de agua que deba tomar una persona, y tiene que quedar claro que si existiera esa cifra, no serían tres ni cuatro litros, a no ser que la persona fuera muy muy activa".
Tuck señala que beber agua es esencial para reponer los fluidos que se pierden durante el día, motivo por el que la cantidad necesaria depende directamente de la desechada.
"Desechamos fluidos al sudar, orinar... y si estamos con las tripas revueltas, aún necesitamos beber más. De media, la gente suele perder un litro y medio de agua al día". No obstante, la especialista recuerda: "Si bebes demasiada agua, la sangre se diluye y pones en riesgo tu equilibrio hidroelectrolítico. También corres el riesgo de que te suba la tensión arterial".
La respuesta es muy sencilla: te lo dirá el color de tu orina: "Debería ser de color amarillento pálido. Si sale oscura, significa que estás deshidratado. Si sale demasiado clara, tampoco es buena señal, está demasiado diluida".
"Que nadie me malinterprete. El agua es buena. La necesitamos para realizar correctamente la digestión. Si, por ejemplo, alguien está estreñido, puede deberse a que le falta fibra o a que no toma suficiente agua para ablandar las heces y que discurran bien hasta la salida", advierte.
Sí; el agua no es la única fuente que existe para reponer fluidos (tampoco te lo tomes como una licencia para retirar las botellas de agua de la mesa).
"Repones fluidos cuando bebes leche, cuando tomas fruta y verdura e incluso mediante tu proceso natural de digestión", señala Tuck. Curiosamente, "en los meses más cálidos, la naturaleza nos ofrece más tipos de frutas con alto contenido en agua: sandía, pepino, lechuga...". Pero, atención: "No estoy diciendo que repongas agua solamente a partir de alimentos, sino que comer fruta de temporada puede ser beneficioso".
Si eres de esas personas que necesitan tomar más agua pero no lo consiguen, Fiona Tuck tiene varios consejos para ti:
1. Mantén el agua al alcance de tu mano
Es parecido a lo que te pasa con la botella de vino de la mesa: si ves que la tienes a tu alcance, es más probable que alargues el brazo para rellenarte la copa.
"Déjala en tu mesa de trabajo. Teniéndola ahí, probablemente beberás más a menudo. Lo sé por experiencia. Si se me acaba la botella y no tengo tiempo para rellenarla, conforme pasa el día me noto más deshidratada, pero si la hubiera tenido delante me habría bebido fácilmente un litro o un litro y medio", sugiere la experta.
"También creo que conviene tener un vaso de agua preparado por la noche al lado de la cama. En mi caso, si me despierto y está ahí, me lo tomo, pero si no estuviera, posiblemente no bebería agua".
"En resumen, lo que creo es que nos encantan las comodidades y que, cuanto más fácil sea algo, más recurriremos a ello. Si en la mesa hay una botella de vino y ninguna de agua, adivinad con qué me voy a hidratar", plantea.
2. Añádele algún sabor
Si tu problema es que el agua te resulta demasiado sosa, prueba a añadirle frutas, hierbas o cubitos de hielo saborizados.
"Echarle trozos de maracuyá al agua es uno de mis recursos favoritos. Es como zumo de fruta de la pasión. También puedes añadir menta y una rodaja de limón o naranja. Es un estupendo refresco bajo en calorías, muy hidratante y muy fácil de beber", afirma.
"Otra idea es añadirle algo de chispa a los cubitos de hielo congelándolos con frambuesas o menta. Así tendrás más ganas de usarlos", recomienda.
"Si aun así te cuesta, trata de diluirlos con zumo de fruta. [...] Así, además, tomarás menos azúcar concentrado que si solo fuera zumo".
3. Recurre a tés e infusiones
"Los tés de hierbas son una forma magnífica de aumentar la ingesta de agua, pero trata de no tomar demasiado té verde o té negro tradicional, ya que contienen cafeína", avisa.
"El poleo menta o la manzanilla son formas perfectas de reponer fluidos si no quieres tomar agua sin más. Para los meses calurosos, deja que el té se enfríe y añade hielo. Se puede ser muy creativo con el agua", propone Tuck.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Australia y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.