Toni Roldán: "No se puede ser un partido inútil y sectario en el centro"
Entrevista al exdiputado de Cs y ahora director de EsadeEcPol: "Rivera se negó a reconocer la realidad".
“Estoy muy feliz de poder tener más tiempo, de dedicarme a otras cosas, tener más tiempo para mi familia, de ser persona otra vez. Hay una cosa que se infravalora y no se da cuenta la gente: los ritmos de la política son extremadamente absorbentes. Desde que he salido, es una vida más sensata y menos loca”.
Toni Roldán hace esta reflexión sentado en una sala de reuniones en la última planta de la escuela de negocios Esade en Madrid. Casi se tocan las torres Kio. Arranca una nueva vida alejado de la política de primera línea, que abandonó en junio del año pasado por el giro del partido de Albert Rivera hacia la derecha más dura y los pactos de Vox.
En estos cainitas días para Cs, el próximo fin de semana se celebran las primarias entre Inés Arrimadas y Francisco Igea, él lanza Esade Centre for Economic Policy & Political Economy (EsadeEcPol), un think tank que se presenta como una plataforma de la sociedad civil y con el que quiere reivindicar grandes pactos de Estado sin sectarismos auspiciados por personalidades de diversos colores políticos e ideologías. El primero: un gran acuerdo por la Educación.
De esa gran manera quiere constribuir al debate público actual y ante la situación institucional que se vive en España: “Los políticos han fallado”. Un lamento que empieza por el propio partido en el que estaba este exdiputado y uno de los grandes colaboradores de Albert Rivera.
Su peor momento en política, confiesa en esta entrevista con El Huffpost, fue cuando se dio cuenta de que en el proyecto en el que había invertido cuatro años de su vida no era lo que pensaba que tenía que ser. Eso fue unas semanas antes de irse. Durante los meses anteriores, señala, él se había convertido en un Pepito Grillo que apostaba por un pacto entre PSOE y Cs, con 180 diputados en total.
¿Qué es hoy Ciudadanos? Roldán reflexiona: “Pues se lo tendrás que preguntar a ellos. Está muy bien que haya debates de liderazgo, pero la pregunta es qué quiere ser de mayor Cs. No tengo claro que hayan deicidio qué quieren ser. Lo primero que hay que hacer es responder a unas preguntas muy sencillas: ¿Volveríais a hacer lo que hicisteis? ¿Y volveríais a ser sectarios con los partidos que tenéis al lado y rechazar un acuerdo que hubiera sido infinitamente mejor para España? ¿O creéis que estuvo mal y reconocéis el error?”
Roldán lo tiene claro: “Se puede ser mejor o peor partido de centro, Lo que no se puede ser es inútil y sectario en el centro. Hay que ser un partido pragmático, es una lección esencial”.
Ciudadanos anda a la gresca estos días con Arrimadas e Igea peleando por ser el sucesor de Rivera. “Tengo muy buena relación con los dos, los respeto mucho y creo que están intentando hacer lo mejor posible”, enmarca Roldán, para después hacer este análisis: “Creo que Inés merece un tiempo para reformar el partido y redireccionarlo hacia donde quiere ella, eso requiere tiempo y hay que tener paciencia y dejarla que lo haga”.
“E Igea tiene reivindicaciones legítimas , hay que valorar qué se hizo mal y si se necesitan más contrapesos internos”, continúa el exdiputado. Hace esta reclamación por partida doble: “Lo importante es que no se desperdicie más talento”. “Me da pena que personas como Luis Garicano, por el que se pegarían la mitad de los consejos de administración, no tenga sitio en el Consejo de Ciudadanos”, ahonda.
Para Roldán, “lo importante es saber hacia dónde se va. Es poco probable que se pueda vender un producto si es exactamente igual que el tradicional de la derecha”. Siempre con una obsesión cuando habla de este tema: “Y mirar a Europa, no es tan difícil, hay hasta siete países con gobiernos con partidos liberales”. “Es un espacio natural que existe y hay que creérselo. En España nos cuesta”, comenta.
Esa Europa en la que en los grandes países hay un cordón sanitario hacia la extrema derecha. En España algunos de los cargos de Cs en instituciones se han conseguido gracias al voto de Vox como la Presidencia del Parlamento andaluz (Marta Bosquet) o la Vicealcaldía de Madrid (Begoña Villacís). Los ‘naranjas’ siempre dicen que no han pactado con los ultras. ¿Qué le parece a Roldán esa relación?
“Deberían ser antagónicos. Un proyecto liberal es antagónico de la extrema derecha en valores, en proyecto de progreso, europeísmo y libertades”, sostiene. Esta es la radiografía que hace al hilo: “En el mundo en el que estamos va a haber una batalla sobre la defensa de la democracia liberal. Los que niegan la mayor tienen que ser tus adversarios políticos, no tus compañeros de batalla”.
“O sea , un partido que quiere ser liberal y cuya única opción de gobernar es pasando por el apoyo o la colaboración de la extrema derecha es un partido que puede ser muchas cosas pero no liberal”, sentencia Roldán. Argumenta en este punto: “Hay acuerdos que no se sostienen”. Eso sí, dice que el equilibrio perfecto es “muy difícil”, como el caso andaluz con un Gobierno socialista “clientelar”, en su opinión, durante décadas.
¿Y qué fue de Albert Rivera? Roldán para y se piensa la respuesta: “Albert hizo algo fantástico por España; consiguió construir un proyecto político originalmente centrado con gente muy buena y reformista”. Luego, añade, “se hizo una apuesta que él pensó que le llevaría a ser presidente del Gobierno y que, al final, no funcionó”.
“No lo entendió”, reconstruye Roldán: “Siguió anclado en una propuesta que no llevaba a ninguna parte. Se negó a reconocer la realidad”. “Prometimos ser un partido pragmático, no ser rojos ni azules, que impulsaríamos reformas. Eso era posible hacerlo con 180 diputados y él lo negó”. “Tendrás que preguntarle por qué”, lanza al aire.
“Yo confronté, me negué, me enfrenté internamente muchos meses y vi que no había voluntad de hacerlo. Se me hizo imposible continuar”, relata. ¿Cómo eran aquellas reuniones internas? “A veces en política se generan dinámicas de bunquerización. En parte, porque hay mucho ruido, tienes que tomar decisiones y los equipos que eliges”. “No había nadie que hiciera de contrapeso”, confiesa el exdiputado, que defiende que hay que tener gente que te diga que te estás equivocando. “El gregarismo es una mala solución para el liderazgo en las organizaciones”, resume de manera taxativa. Lo dice de esta manera también: “España es muy importante como para tener, por ejemplo, los mismos amigos que tenías hace 15 años en el Parlament”.
Pero también hay que mirar las cosas buenas de aquella época: “Probablemente el mejor momento y de lo que me siento más orgulloso es de haber conseguido en los primeros presupuestos pactados con el PP una extensión de los permisos de paternidad. Va a tener un efecto significativo en la manera que vamos a ser padres y madres”.
Hay que mirar para adelante. Ahora Roldán está muy entusiasmado con este centro que dirige: “El objetivo que tiene, en un mundo de polarización creciente, es construir espacios de consenso entre personas que piensa distinto para crear políticas públicas”. “Hay un montón de cosas en las que estamos de acuerdo y podemos avanzar si no somos sectarios”, dice esperanzado. Para ello va a juntar académicos de primer nivel y expolíticos. Directo y claro: “A favor de los consensos, aspiro a sacar embriones de pactos de Estado”.
Los primeros esfuerzos los ha hecho para intentar un pacto de Estado por la Educación. “Es lo más urgente”, advierte sobre los desafíos actuales del país. Luego cita como grandes problemas a afrontar: las pensiones, el cambio climático y la transformación digital.
Cuando uno aborda estas cuestiones, siempre salta la pregunta de si la sociedad española va a un ritmo diferente del que marcan los políticos en el Congreso. Roldán aborda así este debate: “La sociedad española ha hecho muchos esfuerzos en los últimos quince años para adaptarse a la transformación brutal de la crisis, las empresas han hecho cambios para ser más exportadoras y diversificadas. Creo que los políticos no hemos estado a la altura. Siento un fracaso generacional. Los partidos no han sido capaces de ponerse de acuerdo para hacer la transformación que la sociedad demandaba”.
Desde su centro político se va a estar muy atento a todo lo que pase día a día, ahora marcado por los primeros compases del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. “La elección de Sánchez es perfectamente legítima -asevera-, pero tiene un problema esencial matemático”. “Me parecen buenos los gobiernos de coalición, veremos lo que dura, dudo de que aborde los cambios que necesitamos”, sostiene. Y vaticina que el no nacido Gobierno PSOE-Cs de 180 diputados es una “oportunidad perdida que vamos a recordar en mucho tiempo”.
Se nota su pasión por la política en cada frase que suelta. Pero afirma que descarta volver a la política “en el corto plazo”. “Estoy entusiasmado con el proyecto aquí, hay un rol enorme que se puede hacer desde la sociedad española. Es imprescindible que haya contrapesos desde fuera, plataformas que no sean de los partidos”.
“España es un país que hace treinta o cuarenta año tenía los objetivos muy claros: lograr la democracia y entrar en Europa. Se han conseguido. Ahora no tenemos claros cuáles son los de ahora. hay una cierta desorientación hacia dónde queremos ir”, reflexionar. Con el actual marco geopolítico actual también en cambio. El principal desafío global, añade Roldán, es el “populismo”. “Es una amenaza muy seria. No es que se esté diciendo que se van a hacer políticas más conservadoras, sino que este sistema no les gusta y que están dispuestos a volver mucho más atrás”, analiza. Pone ejemplos: “Hay democracias iliberales dentro de la UE como Hungría y Polonia”.
Da otra pista: “Me preocupa mucho el auge del populismo y que no tenemos muy clara la respuesta porque está tocando unas teclas de identidad, de tribalismo”. Por lo tanto, en los Parlamentos: “Es muy difícil decir que hay unos pros y contras, matices, dan respuestas sencillas a todos los problemas pero son efectivos”.
Días difíciles, como en Cataluña. ¿Hay solución? “Es positivo que haya diálogo y se intenten hacer cosas”, responde este barcelonés, a la vez que pone en valor que haya un partido como ERC que ahora “esté dispuesto, aunque no lo diga, pero sí hace gestos, para respetar a los que piensan distinto en Cataluña”.
“Eso está bien, pero no hay que engañarse, hay un problema de fondo: no se ha respetado a la mitad de la población que no es nacionalista”, apostilla Roldán, quien considera que tiene que haber representación de todas las partes: “Me gustaría que los no nacionalistas catalanes, como yo, tuvieran voz en Cataluña, que no fuera un intercambio de cromos entre los independentistas y el presidente para los presupuestos”.
Toni Roldán, ante los desafíos de España. Su voz ya no suena en el Congreso de los Diputados ni en los órganos de Ciudadanos, pero sí se va a escuchar desde la sociedad civil. Es la hora de escribir otra historia. Como se señala en el libro que está leyendo: The written world. “Fantástico”, como recomienda él mismo, ya que explica cómo hemos construido la historia en base a la narración y los relatos. Un universo roldaniano que también suena en esta nueva etapa a Belle and Sebastian y que cuando enciende la tele se emite La maravillosa señora Meisel.