¿Tienes la sensación de estar estancado en el trabajo? Revisa estos cuatro puntos
Un consejo: deja atrás tu ego.
¿Estás demasiado ocupado para hacer tu trabajo? Entonces no esperes un ascenso a corto plazo.
¿Tienes la sensación de no estar avanzando por mucho que te esfuerces? Aunque resulte frustrante sentir que no asciendes en la escalera corporativa (y por muy tentador que sea echarle la culpa a cualquier otra persona o cosa), la respuesta podría encontrarse en tu propio comportamiento.
A continuación se incluyen cuatro hábitos clave que, de acuerdo con Karen Gately, especialista en liderazgo y recursos humanos, pueden frenar a casi cualquier persona a lo largo de su carrera profesional.
1. Estar demasiado ocupado
Quizá a algunas personas este hábito les parezca una cualidad, pero Gately insiste en que estar demasiado ocupado (en especial con las tareas equivocadas) puede convertirse en un gran obstáculo a la hora de avanzar profesionalmente.
"Estar ocupado es una decisión propia. Todos estamos ocupados, el mundo se nos viene encima y debemos decidir a qué tareas vamos a dedicar nuestra atención, qué vamos a priorizar", explica Gately a HuffPost Australia. "Si estás demasiado ocupado como para alcanzar el principal objetivo de tu trabajo, lo único que estás haciendo es caminar en dirección contraria y, por ende, no vas a avanzar".
"Esto es algo de lo que me percato constantemente, en especial con los directivos. La mayoría de los Directores Ejecutivos con los que trabajo me dicen que están muy ocupados y que esto supone un gran desafío, sobre todo en el día a día. No paran de decirme que están ocupados con las tareas 'de hoy', como responder a las necesidades cotidianas de su personal", relata.
"Por supuesto que todos estos factores son importantes; no obstante, si ese 'estar ocupado' les impide planificar y llevar a cabo estrategias de cara al futuro de su empresa, su potencial se verá restringido y limitado. Estar ocupado constituye un hábito y una actitud muy problemática", afirma.
2. La falta de valor
Gately comenta que, por desgracia, este hábito es bastante frecuente en mujeres trabajadoras.
"La falta de valor, no enfrentarse a aquellos miedos que limitan nuestra percepción de quienes somos y qué somos capaces de hacer... esto es algo que veo muy a menudo", afirma Gately.
"Todos estos temores que nos hacen preguntarnos '¿y si fracaso?', '¿quedaré en ridículo?', '¿parecerá que soy demasiado atrevido por lanzarme a esta oportunidad?' limitan nuestra forma de pensar, lo que nos lleva a restringir nuestras convicciones. Y esto es justo lo que no va ayudarte a avanzar", plantea.
"Desgraciadamente, el típico ejemplo es cuando las mujeres ponen en tela de juicio sus propios pensamientos. Las mujeres tienden a pensar que han de poseer una mayor experiencia y capacitación de la que realmente se les exige a la hora de lanzarse a una oportunidad de trabajo. A menudo, emplearán más tiempo reflexionando si están 'preparadas', mientras que la realidad es que su equipo directivo estaría dispuesto a apoyarlas si demostraran que verdaderamente tienen las ganas y el valor para intentarlo".
3. Gestionar tu energía de manera equivocada
Es muy fácil que otros aspectos de tu vida se inmiscuyan en tu rendimiento en el trabajo. ¿Te sientes cansado en el trabajo después de un atracón de Netflix? Oye, a todos nos ha pasado. Pero si está llegando un punto en el que tu rendimiento se ve afectado, quizá deberías replantearte tus principales hábitos de vida.
"En pocas palabras: necesitamos energía para tener éxito en la vida", resume Gately. "La energía es el combustible que nos permite pensar, sentir y comportarnos de manera adecuada".
"Cuanto más motivados estamos, más probabilidades tenemos de encarar nuestros pensamientos de manera valiente y optimista. Tendemos a sentirnos motivados y a creer en nosotros mismos y, además, progresamos y acabamos obteniendo resultados", argumenta.
"Muchos no solemos pensar en las reservas de energía que nos quedan y el impacto que esto tiene sobre nuestros pensamientos y nuestras acciones. Por eso es tan sumamente importante saber invertir nuestra energía de manera adecuada".
Gately apunta que son muchas las veces en que tomamos decisiones respecto a cómo distribuir nuestras energías, aunque a menudo no somos conscientes de ello.
"A lo largo del día nos enfrentamos a experiencias que nos desgastan o nos motivan, y lo mismo ocurre con las relaciones", dice. "Hay personas que absorben nuestra energía, mientras que otras nos aportan energía simplemente por su forma de ser. Es esencial saber tomar decisiones sobre cómo gestionamos nuestras relaciones y cómo nos relacionamos con esas personas a fin de lograr el mejor resultado para nuestros niveles de energía".
"A menudo, las personas se escudan en estar cansadas para no rendir como deberían", señala.
4. El ego
En pocas palabras: manténlo a raya.
"Tenemos una serie de comportamientos impulsados por la necesidad que sentimos de nutrir o darle un empujón a nuestro ego, y esto puede llevarnos a meternos en discusiones o peleas innecesarias por el mero placer de llevar la razón", apunta Gately.
Por ejemplo, tenemos la visión de que "contener nuestro ego nos impedirá ser auténticos y comportarnos de manera que todo el equipo salga ganando".
"El ego a menudo puede llevarnos a adoptar una mentalidad muy individualista, lo que mina la capacidad de colaboración y daña la percepción que los demás tienen de nosotros: lo ideal es que nos vean como un buen compañero y, por ende, como la persona idónea para liderar el grupo", señala.
"Pero quizá el punto más importante es que el ego nos impide aprender. Un ego poco saludable es síntoma de una falta de equilibrio entre autoestima y humildad y podemos acabar cerrando nuestra mente y no ser conscientes de aquello en lo que podríamos y deberíamos mejorar", zanja la especialista.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Australia y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao