¿Tienes dudas sobre las vacunas? Pregunta también a tu enfermera
Últimamente las dudas y bulos de las vacunas crecen como la espuma, sin saber muy bien por qué pasa esto en pleno siglo XXI con los avances que hay al respecto.
Quizás el acceso a cualquier información médica a través de google o de las redes sociales, sin saber si es verídica o cuál es la fuente, hace que el monstruo de los antivacunas y las dudas ante vacunar o no afloren.
Recientemente, fue épico el patinazo de un conocido presentador de televisión dando veracidad a bulos sobre autismo y vacunas al que le respondieron muy acertadamente algunos pediatras y la propia Organización Médica Colegial de España.
¿Pero qué pasa en enfermería?
Todos sabemos que cuando acudimos a nuestro centro de salud para que nos administren una vacuna, bien sea a nosotros o a nuestros hijos en las visitas del niño sano, nos pasan a la consulta de enfermería para que sea este personal el que nos la administre. Pero... ¿y ya está?
Pues no.
Las enfermeras (hablo en femenino pero incluyen también a nuestros compañeros varones) de los centros de salud, tanto las de pediatría como las de adultos, no sólo están para que te pinchen la vacuna, como si fuesen una avispa con un aguijón preparado, no, están para asesorarte en todas las dudas que tengas de vacunas, dar educación para la salud o aconsejarte en los cuidados de tu hijo, entre otras funciones.
¿Y por qué si este campo es de enfermería nadie de los que nos representan ha emitido un comunicado, tal y como sí lo han hecho los médicos, animando a los padres a consultar a sus enfermeras en las consultas, y de esta forma dar visibilidad a nuestro trabajo que tanta falta nos hace?
Soy enfermera por vocación y me gusta ser enfermera. Aunque mi consulta es de pruebas cardiológicas, realizo educación para la salud, mis pacientes no sólo son un corazón con piernas. Este trabajo es desconocido para la gran mayoría de pacientes y para la gran mayoría de la población. En esto trabajamos miles de enfermeras españolas y nos esforzamos en visibilizar nuestra labor. No sólo aplicamos técnicas que practicamos a lo largo de la carrera, también desarrollamos nuestros conocimientos a través de la relación terapéutica que existe entre enfermera y paciente.
Llevo meses oyendo a mis compañeras cada vez más estresadas, y por qué no decirlo, asqueadas con nuestra situación de precariedad, de invisibilidad y de presión. Cada vez se contrata menos; las especialidades de enfermería se guardaron en un cajón con cerrojo y la llave debe de estar en el fondo del mar; los contratos son precarios; las Ofertas Públicas de Empleo salen cada década... Pero mientras todo esto ocurre vemos cada semana titulares en prensa de nuestros representantes, o bien enzarzados en polémicas con nuestros compañeros los médicos, que no vienen a cuento y que en el día a día no existen, o envueltos haciendo expedientes a compañeras por defender su libertad de expresión en juntas de colegios profesionales (en Madrid hay abiertos 4 expedientes a compañeras por pedir explicaciones en la última junta de CODEM), o como hace unos días, firmando un convenio que pone en duda nuestra formación y que dice que nos van a enseñar a humanizar.
En fin, una se harta un poco de tener que luchar cada día por defender su trabajo, su medio de vida, su pasión, que es la enfermería, y ver que los de arriba siguen ajenos a nuestra triste realidad.
Y una se harta más, cuando ve cómo en una oportunidad como esta de la proliferación de los antivacunas, enfermería podría sacar pecho de toda su formación y de la labor que día a día hacen nuestras compañeras en los centros de salud, y sin embargo todavía nuestros representantes profesionales no se han pronunciado.
Es muy triste ver que en vez de unirnos, animarnos a participar en nuestros colegios y en nuestros organismos para avanzar como colectivo, siga habiendo desunión y enfrentamientos que no tienen fundamento y recorrido. Nadie pretende ser más que nadie, sólo hay que escuchar lo bueno y lo malo, las críticas y las alabanzas. Tomen de ejemplo de la transición y las primeras elecciones democráticas españolas ahora que cumplen los 40 años.
Somos alrededor de 270.000 enfermeras en España, un número bastante considerable para hacernos ver y notar, y para estar en primera línea defendiendo un tema tan importante para la salud pública como son las vacunas y en contra de este movimiento de antivacunas.