Theresa May anuncia que dimitirá el 7 de junio como primera ministra del Reino Unido
Hay 'Mayxit'. Ya no puede más.
La primera ministra de Reino Unido, la conservadora Theresa May, ya no puede más. Tras meses de acoso y derribo por parte de la oposición y de un notable grupo de miembros de su propio partido por cómo estaba llevando la salida del país de la Unión Europea, ha decidido presentar su dimisión. Se irá tras el 7 de junio, lo justo para atender la visita de Estado que hará el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entre el 3 y el 5 de ese mes, y para que los tories se organicen para relevarla tanto al frente del partido como del Ejecutivo.
May ha dado a conocer su decisión en una declaración ante la residencia oficial de Downing Street y tras reunirse con el presidente de su grupo parlamentario, Graham Brady, para determinar su futuro político. A partir de su renuncia -de la que ya ha informado a la reina Isabel II-, May se mantendrá como primera ministra interina, en funciones, mientras da tiempo al Partido Conservador a poner en marcha una competición por su sucesión que se podría prolongar hasta ocho semanas. Se espera que la pelea sea cainita.
La todavía premier ha dicho que “siempre lamentará profundamente” no haber podido ejecutar el Brexit, el divorcio con Bruselas por el que ha estado batallando tres años, después de que le dejase el entuerto su predecesor, David Cameron. “Ha llegado la hora de que sea otro primer ministro el que lidere al país”, ha reconocido, tras intentarlo “todo”, desde el diálogo.
May, a la que hemos visto en estos meses pálida, ojerosa y hasta afónica defendiendo sus planes, no ha podido contener las lágrimas al final de su intervención de esta mañana. “He luchado para hacer que el Reino Unido sirva no sólo a unos pocos privilegiados sino a todo el mundo y cumplir así con el resultado del referéndum”, insistía. “Ocupar este puesto ha sido el mayor honor de mi vida. He sido la segunda mujer en ocupar el cargo, pero no seré la última”, ha enfatizado.
Aún emocionada, ha rogado a su sucesor al frente del Partido Conservador y del Gobierno que busque por encima de todas las cosas consenso en el Parlamento para lograr dejar el bloque comunitario. En su opinión, los británicos no sólo votaron a favor de irse en el referéndum de 2016, sino que también se buscaba con aquella apuesta “un cambio profundo” en el país. Ella se ha mostrado “orgullosa de los progresos” que ha realizado su gabinete “moderado y patriota” en estos años, por más que se haya ahogado a pocos metros de la playa.
Una marcha anunciada pero precipitada
La premier se había comprometido ya a fijar un calendario para su dimisión y unas nuevas primarias en su partido una vez que el Parlamento volviera a votar el acuerdo del Brexit, previsiblemente en la primera semana de junio, pero la presión ha acabado por tumbarla antes.
Los acontecimientos se han precipitado después de que hace dos días dejara también su cargo su archienemiga, Andrea Leadsom, actual líder de la Cámara de los Comunes, a cargo de la agenda parlamentaria del Gobierno y con quien hace tres años peleó por el liderazgo de su partido. “Ya no creo que su enfoque permita cumplir con el resultado del referendo” del Brexit, escribió Leadsom en su carta de renuncia, en Twitter. Las voces críticas, que siempre han estado ahí, empezaron ya entonces a pedir su cabeza sin misericordia.
Justo el martes por la tarde, May presentó su nuevo plan, con el que pretende conseguir un acuerdo de retirada aceptable. Entre las principales propuestas, destaca la posibilidad de que se vote la convocatoria de un segundo referéndum sobre el Brexit, algo que ha dejado en manos de la propia Cámara de los Comunes. También abre la puerta a una unión aduanera temporal con los Veintisiete.
Su acuerdo ya había sido rechazado en tres ocasiones en la Cámara de los Comunes y la gota que ha colmado el vaso ha sido ese nuevo plan y su deseo de someterlo a una cuarta votación, con la idea de que estas dos concesiones le abrieran las puertas del sí. Pero no. El Reino Unido tiene fijada la retirada de la UE para el próximo 31 de octubre, tras solicitar un retraso del día inicialmente establecido, que era el 29 de marzo de 2019.
May prometió al llegar aquello de “Brexit is Brexit”, o sea, que no había vuelta atrás, pero al final tiene que hacer las maletas sin lograrlo mientras la salida de la UE se convierte, de paso, en una picadora de tories.