'The Economist' lo ve claro: así dibuja lo que le puede pasar este fin de semana al PP
Subraya que, quizá, Mañueco haya calculado mal.
El prestigioso semanario británico The Economist ha dedicado un artículo a analizar la importancia que los partidos de la España Vaciada pueden tener en las elecciones de Castilla y León del domingo y advierte de que al PP puede no salirle la jugada como había planeado en un principio.
En el texto se explica que Alfonso Fernández Mañueco, el líder del PP en la región, ha convocado los comicios anticipados y que muchos creen que lo ha hecho para anticiparse al crecimiento de la España vaciada y para tratar de repetir el éxito electoral que Isabel Díaz Ayuso tuvo en Madrid.
“Si es así, es posible que haya calculado mal”, zanja The Economist, que afirma que Mañueco “no es particularmente popular” y que las encuestas muestran que los socialistas ocupan un cercano segundo lugar, a pesar de que Castilla y León es un feudo tradicional del PP.
El semanario dice que los partidos nuevos también apuntan a irrumpir con fuerza y pone como ejemplo a Soria Ya, que puede ser la fuerza más votada en su provincia. Dice que este partido se ha inspirado en Teruel Existe, que logró un diputado en el Congreso y eso fue capital porque Pedro Sánchez necesitaba pequeños partidos para auparse al poder.
“Teruel Existe convirtió eso en más atención a la despoblación. El Ministerio de Medio Ambiente es ahora el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico”, se asegura.
Volviendo al papel que el PP puede desempeñar el domingo, The Economist dice que “tiene pocas posibilidades de obtener una mayoría absoluta”, lo que significa que “tendrá que asociarse con uno o varios otros partidos para formar un gobierno regional, quizás incluyendo a los partidos de la España Vaciada”.
El semanario dice que, sin embargo, Mañueco ha comparado de forma despectiva a esos partidos con los separatistas del País Vasco y Cataluña y que ha intentado acercarse a los agricultores atacando a Alberto Garzón por sus palabras sobre las macrogranjas.
“Pero los agricultores son menos de una cuarta parte de la población rural, según Vicente Pinilla de la Universidad de Zaragoza. Los habitantes del campo quieren trabajos, no himnos a los labradores”, zanja The Economist.