Teo se hace mayor: la historia del icónico niño de los cuentos que ahora es meme
Sus creadoras, que siguen dibujándolo 44 años después, cuentan cómo nació, cómo vivieron su éxito y qué sienten cuando ven las bromas.
Es difícil encontrar una estantería de alguna casa o escuela española por la que no se haya colado un niño pelirrojo llamado Teo. Ese niño inquieto que iba a la escuela, al zoo, se montaba en avión o en tren se ha convertido en todo un icono intergeneracional y en su mochila lleva siete millones de ejemplares vendidos, según datos de la editorial Planeta. Sigue estando presente incluso cuando ya más que a la niñez se acerca a una asombrosa madurez: Teo ya tiene 44 años. Y, por el momento, no piensa estarse quieto.
“Mientras haya niños, allí estaremos nosotras”, cuenta a El HuffPost Carlota Goyta, una las autoras tras el seudónimo Violeta Denou. Bajo ese nombre ella, Asunción Esteban y, hasta hace unos 20 años, Anna Vidal han producido más de 180 títulos que siguen siendo conocidos entre niños, jóvenes y adultos.
Teo fue por primera vez a la imprenta en 1977 y lo hizo por partida triple. Publicaron a la vez Teo va en barco, Teo va en tren y Teo va en avión. Lo que no sabían ni sus autoras ni el propio Teo es que no iba a ir a la juguetería, como tenían pensado, sino que se iba a convertir en libro.
“Esto empezó sin buscarlo. Estudiamos juntas y montamos un estudio varias amigas al acabar la carrera, que se llamaba Estudio Denou, hacíamos un poco de todo: diseño gráfico, diseño industrial, interiorismo… Siempre buscábamos cosas nuevas y hubo un momento que hicimos juegos infantiles como diseño industrial”, relata Goyta.
Sin embargo, al entregar este juego en la Feria del Juguete de Valencia de 1977, les dijeron que era más un libro que un juego. “Tenía varios acetatos transparentes y el niño podía montar su propia aventura. Así que nos dijeron que mejor contactásemos con una editorial —actualmente se publica en Timun Mas (Planeta)— y que dibujásemos un personaje, así que dibujamos varios, pensamos el nombre y así nació Teo”, recuerda. ”No fue casualidad porque trabajábamos desde hace años, pero sí el que acabara con esta finalidad”, apostilla.
Esta incursión en el mundo editorial supuso un antes y un después en la literatura infantil. Sus dibujos estilo naif no se habían visto hasta el momento y, en una España en plena Transición necesitada de nuevos contenidos conciliadores para los niños, encontró su oportunidad.
“Llegó en un momento oportuno y les venía muy bien a los padres y en las aulas, nos decían los profesores que estaban hasta un día entero con una sola página de Teo buscando cosas y demás”, señala Goyta. Para Esteban, una de las claves del éxito inicial fue precisamente la ausencia de formación en ilustración.
“Quizás por esa cosa naif de que no teníamos preparación, quisimos dibujarlo con lápices de colores. Conseguimos encontrar ese estilo particular, esa personalidad que es difícil de lograr”, apunta.
Tras esos primeros libros la editorial les pidió nuevas publicaciones, pero ellas no se han llegado a creer nunca el éxito. “Nosotras pensamos que hasta tiene alma”, bromea Esteban.
Para Goyta, que Teo lleve 44 años en las librerías ha influido en su éxito. “Ya es un clásico, los que ahora son padres lo encuentran y se sorprenden y es la ilusión de que el mismo libro que tuvieron ellos se siguió editando”, señala.
Goyta recuerda que hasta su hija charlaba con sus amigos de la universidad sobre el personaje. “Todos sabían quién era y eran chavales de 20 años. Se les había quedado grabado”, señala.
Sin embargo, Goyta y Esteban coinciden en que han vivido ajenas al éxito. Principalmente por dos motivos: no ha habido apenas campañas publicitarias ni de marketing ni han tenido un gran protagonismo al escribir con seudónimo.
“Se fue introduciendo en las casas y las escuelas por sí solo, con el boca a boca. Pero la gente lo recuerda con mucho cariño. La gente te dice que los tiene guardados desde que era pequeño, incluso te los llevan para que se los firmes para su hijo, ves que ha quedado como personaje entrañable que ha pasado generaciones”, recuerda Goyta.
Por su parte, explican que el nombre de Violeta Denou nace a raíz del nombre del estudio y de la necesidad de acercarlo a los niños. ”Éramos tres y, para no poner los nombres de las tres autoras, pensamos Estudio Denou, pero era muy formal. Pusimos Violeta Denou y muchos pensaron que era una autora extranjera”, señala Goya.
Su influencia es tal que, más allá del reflejo que puede tener en otros personajes de animación infantil como Caillou, hasta se ha colado en las redes sociales. Teo es hoy en día protagonista de memes como estos:
“Esto es el colmo, nosotras decimos pero cómo puede ser. Hay bromas que son muy simpáticas, pero otras a veces no nos gustan nada. Al final, es un referente y no puedes ponerle vallas al campo. Lo positivo que sacamos es que está vigente hoy en día”, bromea Esteban sobre este tipo de publicaciones.
El influjo de la maternidad
Un elemento que les ayudó a lanzar el personaje fue que las creadoras eran madres y tenían niños pequeños por lo que tenían claro cuáles eran sus intereses. “Es difícil entrar en la mente de un niño de dos o tres años”, explica Esteban.
“Fue un poco pensar en lo que le gustaría a nuestros hijos o lo que les faltaba. Pensamos que haríamos libros con páginas grandes, con poco texto y grandes dibujos porque era para niños pequeños”, señala Goyta, quien recuerda que para estas edades —entre 3 y 5 años— hay que tener mucho cuidado con el contenido y lo mejor es centrarlo en lo que el niño ve en su entorno. ”Teo siempre se ha basado en eso, en nada de fantasía como ahora de superhéroes que van al espacio”, bromea.
Para Esteban, Teo también ha sido un transmisor de valores como el respeto a la naturaleza o la diferencia. “Lo hemos cuidado muchísimo desde el principio, aunque luego la sociedad ha cambiado. Ahora los libros son más educativos, tienen una guía didáctica”, señala.
La sencillez del personaje ha hecho que su público fueran los primeros pequeños lectores, aunque admiten que antes llegaba hasta los 7 años y ahora cada vez los leen más pequeños. “A otros más mayores les gusta también porque es una lectura fácil, no a todos los niños les gusta leer así de entrada. Es un buen recurso para empezar a leer, los mandas a la cama con un Teo y generalmente les suele gustar. Primero le cuentas el cuento, pero luego ya lo cogen ellos. Se saben la historia y sacan sus propias conclusiones”, explica Esteban.
En estas cuatro décadas, Teo ha ido cambiando —que no creciendo—. Sigue siendo un niño de cinco años, pero sus libros ya no son iguales. Las autoras recalcan que han adaptado más de siete títulos en los últimos años, tanto por motivos sociales como tecnológicos. Además de otras publicaciones nuevas como el próximo Teo y los animales salvajes o Teo va a la montaña, en colaboración con Aldeas Infantiles. “Ya no sabíamos qué hacer, había ido a todas partes”, bromea Goyta.
“Por ejemplo, cando salieron en España apenas había personas de color y hemos tenido que ir introduciéndolas. También otros cambios tecnológicos como ordenadores. También estamos renovando el dibujo, los iniciales eran muy naif y ahora se dibuja mucho mejor creemos. Estamos rehaciendo los libros de nuevo con los mismos títulos”, explica Goyta.
Esteban coincide con su compañera e incluso señala que le gustaría que algunos ejemplares antiguos no estuvieran a la venta. Esos libros se han traducido a 15 idiomas desde 1977, el último el chino. Aunque actualmente solo se editan en catalá, euskera, galego y castellano.
Pero también ha dado el salto de las páginas a las pantallas. “Ha tenido una serie de animación, que ha llegado hasta Eslovaquia, El mundo de Teo, y también tiene una app con juegos para niños”, explica Goyta. Eso sin tener en cuenta el merchandising y juguetes.
Goyta y Esteban siguen trabajando juntas y siguen dando vida a Teo. Eso sí, sus rutinas han cambiado. “Hemos estado trabajando juntas muchísimos años, hace cuatro años que trabajamos cada una en nuestra casa, porque nos hemos querido jubilar. Nos hemos acostumbrado a trabajar cada una por su lado, como tenemos tantos años de experiencia cada una sabe lo que tiene que hacer, hablamos por teléfono y ya, porque somos tecnofóbicas. Hacemos los dibujos igual que antes, yo los dibujo y ella los pinta y los acaba”, bromea.
Por el momento Teo no pretende jubilarse, este hombre de 44 años con alma de niño seguirá viajando pero no se irá de las estanterías.