"Tengo VIH, mi vida es normal y vivo como cualquier otra persona"
Txema Serraño Oñate, de 39 años, fue diagnosticado en 2004. Hoy nos cuenta su historia para eliminar los prejuicios y estigmas.
Era el año 2004 cuando Txema Serrano Oñate recibió la noticia. Le habían diagnosticado VIH.
Con 25 años acudió al Centro Sanitario Sandoval, en Madrid, para hacerse la prueba de detección. "Tenía sospechas de que podía haber sido infectado y efectivamente se confirmaron", recuerda en un encuentro con El HuffPost en vísperas del Día Mundial de la Lucha contra el Sida.
Txema recibió la noticia no con tanta sorpresa —la práctica de relaciones sexuales de riesgo, desde el principio de la relación, con su pareja de entonces le había expuesto a la enfermedad—, pero sí con poca información. "Tenía datos por mi trabajo y mis estudios [es educador social], pero era información más de los 90, cuando la situación era mucho más complicada", relata. Esa información era similar a la que nos había llegado a través de la pantalla de cine con la película Philadelphia, protagonizada por Tom Hanks y Denzel Washington, y que había calado en toda la sociedad.
"Los datos que tenía no eran suficientes para no llevarme el impacto. No sabía lo que podía hacer, lo que no podía hacer, lo que podía comer, qué implicaciones iba a tener en mi vida. Eso me afectó", relata. Y se lamenta de que 13 años después esa desinformación siga vigente.
"Con el VIH se da cierta paradoja: hoy parece que no existe, pero cuando la gente recibe el diagnóstico sigue teniendo los mismos miedos, las mismas preocupaciones. Se ve que la información no está llegando y aquí en España los casos no bajan, tampoco está funcionado la prevención ni tampoco se han superado los estigmas", se queja. En 2016 se produjeron en España 3.353 nuevas infecciones de VIH, eso representa una media de 10 diagnósticos diarios, de los cuales el 83,9% son hombres con un a media de edad de 36 años, según CESIDA - Coordinadora estatal de VIH y Sida. Esta misma organización cifró el número de nuevas infecciones en 2015 en 3.428, mientras que en 2014 habían sido 3.322.
Las cifras continúan siendo altas y preocupantes —España es el país de la Unión Europea con más infectados por VIH— y la información muy poca: no se conocen los métodos de prevención más allá del preservativo, cómo el virus puede afectar a nuestra salud y a nuestro día a día, ni tampoco cómo es el tratamiento.
"Hoy cuando veo a gente que se lo comunica a amigos o familiares, muchos reaccionan preguntando: '¿Te vas a morir?' 'Mi vida sigue exactamente igual, lo único es que he querido compartir esa información con vosotros", señala para recordar que su esperanza de vida es la misma que la de cualquier otra persona. "En los últimos años se ha visto que las personas con VIH viven igual que el resto de población, ahora hay que ver qué enfermedades pueden ir asociadas al envejecimiento y cómo tratarlas junto al VIH".
El día a día de Txema es el día a día de una persona sin VIH: su carga viral es indetectable, esto significa que no puede transmitir la enfermedad, y no toma medicación a diario. Desde 2013 forma parte de un estudio mediante el que se inyecta el tratamiento cada ocho semanas, lo que le permite además viajar con más facilidad, una de sus principales aficiones, que temió perder cuando llegó el diagnóstico.
A estas citas para recibir el tratamiento suma las revisiones periódicas dos veces al año y ya. "En algunos hospitales se están dando citas anuales, tampoco el tema de las consultas es una cuestión que pueda suponer mucho problema", aclara.
"Mientras que a nivel social se ha avanzado muy poco, a nivel médico se ha avanzado muchísimo", explica. "En 2004 no se sabía que la carga viral indetectable suponía que no se podía transmitir el virus. Ese sí que ha sido un avance científicamente constatado y que se está divulgando. Además el único tratamiento de prevención que se conocía era el preservativo", continúa. Hoy existe además el tratamiento preventivo con pastilla, para personas con VIH, y la profilaxis, tanto pre exposición como post exposición, para los que no tienen el virus.
Txema lamenta que la falta de campañas han hecho que estos datos sean menos conocidos por la población y que hayan extendido los estigmas. Aunque él no ha sido víctima de los mismos, asegura que sí conoce "muchas personas que ni lo quieren hablar con su familia, porque les va a suponer un disgusto, o tienen miedo al rechazo, y que a nivel laboral temen perder el trabajo". "Y luego a nivel de pareja", continúa, "mucha gente tiene el temor de que si se hace público que tiene VIH no va a encontrar pareja nunca y ese es uno de los mayores temores de la gente que tiene VIH, de la que yo conozco", aunque matiza que conoce "a otras muchas personas que no han tenido ninguna reacción negativa, ni en su familia, ni en su trabajo, ni entre sus amigos".
Todos esos estigmas desaparecerían si hubiese mas campañas informativas. "Hoy una persona con VIH puede hacer su vida perfectamente normal porque además los tratamientos no tienen apenas efectos secundarios y hay tantas opciones que si alguna no sienta bien, se puede cambiar. Aunque tampoco hay que bajar la guardia en cuanto a la prevención, hay que seguir trabajando. No podemos permitir que como es tan fácil de tratar, la gente se exponga a ella".
Para acabar con esos estigmas, pone una solución sobre la mesa: "Igual que en su momento la televisión y el cine hicieron mucho por la visibilzación del colectivo LGTBi, hoy la gente con VIH deberíamos empezar a salir a la calle y decir: 'Tengo VIH, mi vida es normal y vivo como cualquier otra persona'. Nadie tiene que tener miedo por ello".