"Tengo el armario lleno y nada que ponerme": cuándo tirar la ropa y cómo tomar la decisión
Seguro que tú también tienes dudas.
Llega el temido momento del cambio de armario y con él, las dudas de cada año. Hay que decidir qué prendas conservar y a cuáles les ha llegado la hora de decir adiós.
Tomar esa decisión parece algo sencillo, pero en realidad, no lo es tanto. “La relación con la ropa es compleja. Al final, es algo que va pegado a nuestro cuerpo y hemos vivido muchas cosas con esas prendas. En muchas ocasiones ese es el problema: las vivencias que asociamos a esa ropa”, explica a El HuffPost Ana Samper, organizadora profesional, miembro de la Asociación de Organizadores Profesionales de España y creadora de la web Orden y con cierto.
El método que practica con su propia ropa es el del llamado armario cápsula, un sistema que consiste en tener un máximo de 33 prendas en el armario y revisarlas cada tres meses. “No quiere decir que cada tres meses tengas que desechar todas las prendas y poner otras nuevas, sino valorar las que tienes, cuáles quieres guardar, cuáles quieres quedarte y cuáles tienes que sustituir”, explica.
Como organizadora profesional, su trabajo consiste en ayudar a la gente a deshacerse de determinadas cosas para no acumular. Para ello, lo primero es empezar por la ropa.
“La acumulación se debe a varias causas. La primera es que hoy accedemos de forma muy rápida, fácil y económica a la ropa low cost y esto nos hace no reparar en lo que compramos. El problema está en que si no sabes hacerle hueco a lo nuevo tirando lo anterior, al final se produce una acumulación que es imposible de manejar. Y aquí vienen los típicos ’tengo el armario lleno y nada que ponerme”, señala.
Samper afirma que lo ideal es hacer la selección antes de guardar la ropa en cajas, porque después es mucho más difícil tirarla: “Meterla en el armario es un proceso más liviano que sacarla, por eso es ahí, cuando la sacas del armario para guardarla, cuando hay que decidir lo que quieres. Muy importante: una vez que has tomado la decisión de tirar algo, hay que hacerlo inmediatamente”.
1. El espacio marca el qué tirar
“Para mí el criterio está en el espacio que tengas. Tienes que tener las cosas que puedas guardar”, señala, e insiste en que lo principal a la hora de guardar es quedarte solo con lo que te gusta mucho: ”Haz una selección y que ese selección sea acorde con el espacio que tenemos”.
2. Ni futuribles ni porsiacasos
Si tienes un armario limitado, evita guardar las cosas de “por si acaso adelgazo”. “Los futuribles son muy difíciles de medir, lo mejor es decidir si realmente te gusta. Si hay duplicidades —tres pantalones del mismo color—, hay que evaluar si es algo que te pones habitualmente. En ese caso, guarda las tres prendas; pero si ninguno de los tres te los pones mucho, quédate con uno solo, el que mejor te siente”, propone.
La organizadora insiste en que para ella lo importante es que te guste y te siente bien: “El guardar por si acaso, no sirve para nada. Ni guardar por pena. Abrir el armario y verlo lleno de penas… No es motivador”.
3. Una prenda, un análisis
Para la organizadora, lo suyo es analizar cada prenda y preguntarse: ¿esto, me lo estoy poniendo? ¿De verdad lo utilizo en este momento de mi vida? Si no lo utilizo, ¿para qué lo voy a guardar? ¿Por qué está aquí?
“A veces, la gente guarda la ropa por el valor económico o sentimental que pueda tener, aunque sepa conscientemente que no se la va a poner nunca. En esos casos siempre digo: si no te lo vas a poner, tíralo. O si te quedas algo, que sean prendas muy contadas”, explica.
4. Útil o no útil, esa es la cuestión
En cuanto a esto, Samper señala que hay muchas teorías: “Hay gente que descarta las prendas si lleva dos años sin ponérselo, pero hay veces que es un año. Yo no lo hago así. Intento analizar la prenda y ver si realmente es útil. Hay cosas que no me pongo de una temporada para otra pero las tengo guardadas porque es una prenda que me gusta y que quiero conservar porque sé que en otro momento me la voy a poner. Por ejemplo, una prenda de fiesta”.
5. Hay ropa que dice tírame
La organizadora explica que también puede ocurrir todo lo contrario. “Puedes tener una prenda que te encanta y que te has puesto muchísimo. En realidad y por mi experiencia, cuesta menos deshacerse de la ropa que te ha gustado y te has puesto mucho porque le has dado uso, pero llega un momento en el que la ropa está gastada y vieja. Ahí ya tiene que ser uno mismo el que se dé cuenta de cuándo ya no puede salir a la calle con eso”. Según Samper, cuando lo asumes no cuesta tanto deshacerse de la prensa porque ha cumplido su función.
“Una vez hemos hecho la selección de la ropa que guardamos en cajas, es decir, la que no vamos a usar hasta la próxima temporada, vamos con la que acabamos de sacar para guardar en el armario, la que sí vamos a usar. Si en el último cambio de armario hicimos bien la selección, ahora solo tenemos que probarnos la ropa y ver lo que nos sigue quedando bien”, apunta.
Si en ese momento te queda bien, guárdalo. Si no, sé realista. “Lo más seguro es que no te lo vuelvas a poner, aunque adelgaces o vuelvas a coger peso. Cuando eso ocurra, lo más probable es que te apetezca comprarte otra prenda”, afirma.
El caso de las madres recientes
Tampoco porque estés embarazada y luego vayas a adelgazar, pienses que te lo pondrás de nuevo: “No por no volver a nuestra talla, sino porque con la maternidad también se producen cambios en nuestro modo de vida que nos harán por sí mismos desecharlas, es un poco difícil predecirlo”.
A la inversa pasa lo mismo. “Generalmente y salvo excepciones, la ropa del embarazo está mucho más gastada porque hemos comprado poca para ese tiempo y la hemos utilizado mucho. Sólo se debería guardar lo que esté verdaderamente en muy buen estado y nos vaya a servir en otro posible embarazo, pero cuidado si esto no se produce finalmente. Es mejor deshacerse de esa ropa lo antes posible, será difícil por lo que implica a nivel emocional”, asegura.
Otro error que solemos cometemos es dar a amigos bolsas con nuestra ropa y recibirlas de ellos: “Está bien porque se dona la ropa, pero realmente el 90% de la ropa que nos dan y damos ni la ponemos ni la vamos a utilizar. No dices que no, por no hacer el feo y luego tampoco la quieres tirar. Y si le das ropa a alguien, a veces le estás causando un problema. Hay que dar una selección muy pequeña de cosas que puedan gustar”.
Para evitar esto, la organizadora propone recurrir a sistemas de intercambio, en los que tanto tú como la otra persona podáis elegir solo lo que realmente queréis: “Es una forma más consciente de dar y recibir ropa. No es lo mismo que dar una bolsa llena de ropa”.
Para terminar, la organizadora asegura que en lugar de aprender a tirar para seguir comprando de forma compulsiva, se intente reflexionar antes de meter una prenda en casa. “Hace falta que tomemos conciencia de nuestras necesidades. Es decir, antes de comprar algo, hay que pensar en si realmente lo quieres o lo necesitas. Lo que llamamos el consumo consciente. No se trata solo de ser capaz de deshacerte de algo y saber tirar sino que hay que ir un paso más allá. Hay que preguntarse: ’¿Realmente necesito esto?”, concluye.