El impacto del teletrabajo en la convivencia y las relaciones de pareja
"No hay que engañarse: si han surgido conflictos importantes no se solucionarán de forma natural con la vuelta a la normalidad".
No sólo los niños, las parejas también han sufrido durante el confinamiento. En China ya ha aumentado el número de divorcios y separaciones y en Italia destaca el miedo a salir del ‘nido’ ya que a muchos adultos les está costando volver a la vida normal, la que tenían antes de la pandemia.
Acostumbrados a estar 24 horas juntos, hay quien siente nostalgia de su pareja al volver al trabajo o recuperar el ritmo de vida normal. Hay personas que ya sentían esto antes de la cuarentena aún viviendo bajo el mismo techo, porque no compartían inquietudes y actividades juntos.
“Es difícil generalizar. Todavía no hay publicaciones científicas al respecto, lo que sabemos lo deducimos de la observación clínica de los pacientes y de cómo se han comportando a nivel general las personas en esta situación”, explica Valentina di Mattei, profesora asociada de la Universidad Vita-Salute San Raffaele de Milán y psicóloga clínica en el IRCCS del Hospital San Raffaele de Milán.
“Para algunas parejas el estar tanto tiempo juntas ha sido una oportunidad para conocerse mejor, entender la carga laboral del otro y para redistribuir las responsabilidades en el seno de la familia. Pero no ha sido fácil para todos. Además de los niños, muchos adultos han sufrido”, sentencia la psicóloga.
¿Qué impacto general ha tenido el teletrabajo en la vida de pareja?
Este no es el momento oportuno para hacer un dictamen definitivo sobre el impacto psicológico del teletrabajo sobre la vida de las personas. El contexto era muy particular, fuera de casa la situación era dramática y estresante. Nos encontramos de imprevisto en estas condiciones de trabajo, sin formación sobre aspectos técnicos y sin saber cómo gestionar la actividad en un contexto tan contaminado por tantos otros aspectos. Seguramente por un lado ha sido una fuente de estrés, pero para muchísimos ha sido una forma de trabajar entre sí, de mantenerse ocupados.
También surgió la cuestión de género: en muchos núcleos familiares hay niños y al principio la gestión de la situación la gestionaban mayoritariamente las madres. En muchos núcleos emergió posteriormente la redistribución de las tareas domésticas y la gestión familiar. Una novedad para muchos padres. Esta es la clásica posibilidad que se sale de una situación de crisis.
¿Compartir no sólo la vida privada, también la laboral, ha tenido consecuencias sobre la estabilidad de las parejas?
Ha sido un descubrimiento recíproco. Muchas personas han visto a sus compañeros manos a la obra. El hecho de encontrarse en una situación nueva, a veces incluso por primera vez, y el pasar tanto tiempo juntos ha incidido sobre el funcionamiento de las parejas.
Hay muchos aspectos a considerar, cada pareja tiene sus vulnerabilidades a las que, en este caso, se han sumado varios tipos de estrés relacionados con la situación externa: vivir en espacios pequeños, que favorecen el conflicto, la posibilidad de acceder a zonas exteriores, problemas de trabajo, la posible presencia del virus en alguien de la familia. Depende de cómo las parejas habían llegado a este momento. También de la presencia de ciertos aspectos de la personalidad o problemas de salud mental.
Según diversos estudios de cuarentenas en otras pandemias, la población más en riesgo es la que es más vulnerable desde un punto de vista mental, y esto repercute claramente en sus relaciones familiares. También hemos visto a personas que han tenido problemas para salir después del confinamiento, que han apreciado la situación de aislamiento.
Hay quien con el fin del teletrabajo echa de menos a su pareja
Desde el punto de vista psicológico ha sido un momento regresivo, encerrarse respecto a la realidad externa y acercarse a la intimidad. Diría que ha habido dos fases. Al principio era más una queja de estar siempre con la pareja, luego con el tiempo hay quien ha estado a gusto con esta realidad limitada, protegida y segura. Depende siempre de los hábitos individuales y de pareja.
Quien es más introvertido, con pocas relaciones, está bien en dinámicas de este tipo. Las personas que disfrutan con relaciones fuera de casa han sufrido más. Según algunos estudios las personas que tienen más tendencia a la introversión no sólo han vivido mejor este periodo sino que también lo han apreciado.
En un artículo de The New York Times se habla de nostalgia también durante el confinamiento.
Uno de los aspectos más destacados desde el punto de vista emotivo y psicológico fue el de tener que compartir tanto en cantidad y tan poco en calidad. Hay parejas que estuvieron siempre juntas y otras en habitaciones separadas. Hay que encontrar el equilibrio en estar juntos como pareja y tener espacios propios de independencia que enriquecen el estar juntos posteriormente.
También existen parejas que han pasado el confinamiento separadas, en casas diferentes. Si el punto de partida era de buen equilibrio esto ha servido de estímulo. Sin embargo para los que han empezado la convivencia justo durante la cuarentena, tengo mis dudas. Quizás al inicio, con las típicas ganas de estar siempre juntos puede haber funcionado, pero el riesgo de quemarse en este caso es muy alto.
¿Qué deberían hacer en esta fase las parejas para estar bien y volver a la normalidad?
Nuestra mente tiene una gran capacidad de adaptarse y readaptarse a distintas situaciones con una cierta elasticidad. Cuanto más gradual sea el retorno, más fácil será adaptarse y volver al equilibrio que, de todas formas, no será exactamente igual al anterior. Seguramente hayan pasado cosas en las parejas, tanto positivas como negativas, y estos aspectos se irán asimilando en la cotidianeidad del día a día.
Pero no hay que engañarse: si han surgido conflictos importantes no se solucionarán de forma natural con la vuelta a la normalidad. Puede ser el momento de buscar la ayuda de un profesional a nivel de pareja. Podemos analizar si este confinamiento ha hecho de catalizador y ha desencadenado cuestiones que si persisten pueden ser estudiadas por un especialista.
Este artículo se publicó originalmente en la edición italiana de HuffPost y ha sido traducido y adaptado del castellano por Uxía Prieto.