Tecnología para dignificar la profesión de transportista
Ser camionero no está de moda. Nunca fue una profesión glamurosa, pero si bien en décadas pasadas tenía una demanda notable en nuestro país, hoy día, cuando todos tratamos de conseguir el mejor trabajo, o al menos aquel que nos permita obtener unos ingresos adecuados con una calidad de vida razonable, la profesión de transportista cada vez ocupa posiciones más bajas en el ranking de preferencias de los españoles. A pesar de que en ninguna otra época de nuestra historia ha existido mayor movimiento de bienes de consumo que en la actualidad, y de que el buen funcionamiento de nuestra economía depende en gran medida del correcto fluir del transporte de mercancías por carretera.
En España, el 94% de las toneladas que se desplazan dentro del territorio se movilizan por carretera, frente a una media europea del 74%. Según datos del Ministerio de Fomento, a principios de este año había registradas un total de 165.687 empresas dedicadas a esta actividad, y las estadísticas del INE indican que emplea a unas 590.000 personas, ya sea como asalariados o como profesionales autónomos.
Las complejas condiciones laborales que caracterizan al transporte de mercancías por carretera han hecho que no resulte atractiva para los jóvenes que se van incorporando al mercado laboral, y prueba de ello es que la edad media de estos profesionales es cada vez más elevada. Según recientes estadísticas de la DGT, el 72% de estos conductores tiene más de 50 años.
Históricamente, el camionero se ha visto obligado a pasar largas jornadas fuera de casa, durmiendo en áreas de descanso, polígonos industriales y aparcamientos de gasolineras. Pero a esas circunstancias, que van implícitas en la propia actividad, se unen otras surgidas de la crisis económica que han endurecido aún más su situación.
En los últimos tiempos, la búsqueda de la máxima competitividad en los servicios de transporte está llevando a las empresas a ajustarse a esta demanda mediante una bajada de los precios —cuando esto en realidad se resolvería apostando por un gestión basada en la eficiencia de la capacidad— que acaba afectando a los transportistas, que ven cómo se reduce su salario base y aumenta su variable en base a kilómetros realizados, lo que les obliga a aumentar su jornada para mejorar sus ingresos.
Si a esto se suma el coste cada vez más elevado del combustible, que en muchos casos han de asumir de su propio bolsillo, el resultado es que los ingresos netos de la profesión de transportista no son rentables ni proporcionales a su jornada laboral. Por no hablar de que cada vez es más frecuente que cobren sus servicios a 90 días, lo que complica aún más el equilibrio de su economía familiar.
Las duras condiciones y la presión que soportan muchos de estos profesionales hacen que se incremente el riesgo de adoptar conductas que pueden poner en peligro su seguridad y la de los demás en la carretera. De hecho, según los datos del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, el sector del transporte y almacenamiento acumuló en 2018 el mayor registro de accidentes mortales durante la jornada laboral, con un total de 111 fallecidos (la mayoría en transporte por carretera), por delante de la construcción (99) y la industria manufacturera (83).
El gran reto de la digitalización
Desde Ontruck creemos que este sector tiene ante sí un importante reto de digitalización, que ha de acometer más pronto que tarde, para adecuar esta importante actividad económica a la realidad de un mercado en el que nada puede esperar, donde los costes se apuran al máximo, pero donde al mismo tiempo es imprescindible velar por la seguridad de los profesionales y maximizar la calidad del servicio. Y estamos convencidos de que en la tecnología está la clave para mejorar las condiciones laborales de los transportistas, para contribuir a reducir esos preocupantes índices de siniestralidad laboral, y para que esta profesión vuelva a resultar atractiva a los nuevos profesionales.
A través de tecnologías de optimización de rutas y gestión de cargas es posible llevar a cabo una planificación estratégica del transporte por carretera más eficaz, aprovechando al máximo los trayectos y la capacidad de cada vehículo, adaptando las rutas de los transportistas a su ubicación geográfica. De esta manera se permite al transportista aceptar los servicios más cercanos al domicilio, favoreciendo así su retorno; y se reducen los kilómetros en vacío, con su correspondiente ahorro de combustible y su máxima rentabilidad de la capacidad de carga, con lo que además se consigue incrementar sus ingresos y su calidad de vida.
Pero esto no es todo: un modelo de optimización del transporte de mercancías por carretera de estas características representa, asimismo, un servicio más eficaz tanto para las empresas logísticas como para las compañías cargadoras que envían o reciben esas mercancías. La tecnología aplicada al transporte le hace ganar en productividad, en trazabilidad, en transparencia y en reducción de costes. Es un modelo en el que todos ganan.