Tamara, los pijos, el conjunto vacío y la televisión
El show de Tamara (no sé si a petición propia o qué) pretende ir EN SERIO. Como si de verdad fuera un biopic necesario y sólido.
Este verano, antes de que se estrenaran los realitys First class, y Tamara Falcó, la marquesa, y antes de que se anunciara la segunda parte de Soy Georgina, los tres en Netflix, hicimos en el Y tú qué miras de la Ser, un especial dedicado a los pijos y la televisión. Invité a Marc Giró y Mikel López Iturriaga, que vinieron, no como pijos, sino como estadistas. Poco después, como decía, se estrenó ese programa bastante espantoso que se llamaba First Class, que como no tuvimos ocasión de machacar en la radio, lo resumí con este titular: la verdadera first class jamás iría a First class.
Como parece que esto va camino de convertirse en una moda audiovisual, vuelvo a la carga tras ver y reposar el ¿inane? reality (que algunos prefieren llamarlo documental ¿?) que Netflix le ha dedicado a Tamará Falcó, que es muy simpática y muy educada. Y que como no tiene necesidad alguna de tener filtro, no lo tiene. No es como vosotras, que tenéis que estar todo el día haciendo concesiones o mintiendo, o midiendo vuestras palabras para no perder el trabajo, o el dinero, o el estatus. Ella NO necesita mentir ni impostar.
En realidad, todo lo que hay que decir sobre este programa me lo resumió en un audio el propio Marc Giró (que acaba de publicar la segunda parte de su serie sobre los pijos, “Encara més pijos”, y que es tan divertida como la primera. Que la traduzcan ya al castellano, por favor). Intentad leer lo que me dijo Marc, oyendo su proverbial tono jocoso:
-Mira, cariño, una cosa te voy a decir, si te gustó First class, no te pierdas algún capítulo de la nueva serie, por llamarlo de algún modo, de Tamara Falcó. Yo me voy a tomar ahora con mi marido lo que serían tres orfidales para intentar olvidarla, pero por favor cuando la hayas visto, llámanos y dinos algo.
Y luego seguía, en un segundo audio:
-Osea y por resumir, si te ves First class y luego te ves la de Tamara Falcó, te dan ganas de seguir siendo pobre, te lo digo sinceramente. Yo creo que es un arma anticapitalista de primer orden. Te lo juro.
¿De qué va al programa, Tamara Falcó, la marquesa, exactamente? Pues no sabría deciros, la verdad.
-De Tamara y su día a día, que nada tiene que ver con el vuestro. Ella está “atareada” mientras vosotras vais de culo.
-De Tamara yendo a Roma para que el Papa bendiga el restaurante efímero que quiere montar en el palacio de su padre, El Rincón. La cocina se la monta Porcelanosa, que también sale en el programa.
-De Tamara intentando darle al Papa una talla de la Virgen de la Alegría, que es una cosa que se ha puesto super de moda entre las pijas, que la tienen en sus casas y le rezan.
-De Tamara celebrando su 40 cumpleaños en el palacio de Santoña de Madrid, con 150 invitados, que es algo que vosotras solo podríais hacer, con ímprobos esfuerzos, para celebrar vuestra boda.
-De Tamara de montería con las hermanas Pinar, unas íntimas amigas suyas.
-De Tamara diciendo cosas. “Las marcas y el restaurante son mi trabajo y estoy en un momento muy bonito” o “Conecto con Dios en la naturaleza”, que para ella es la finca de su padre, el marqués de Griñón.
-De Tamara cocinando, que sí que sabe cocinar, porque estudió en Le Cordon Bleu y ganó Masterchef Celebrity 4.
-De Tamara con su novio, que es empresario, claro. Y a cuyo lado, los pijos de Taburete te parecen salidos del 15M. Muy simpático también.
Hay más cosas. Sale su madre, Isabel Preysler, y su pareja, el escritor Vargas Llosa y tienen conversaciones, la verdad, absolutamente intrascendentes. Ninguno de los dos parece que tenga un gran entusiasmo por estar ahí.
El reality es un gran conjunto vacío, pero pese a eso, ha estado colocado en el Top 10 de Netflix durante su estreno, signifique eso lo que signifique, porque os recuerdo que las plataformas no nos dicen qué quiere decir en números, en audiencia, en espectadores, ocupar esos puestos.
En breve se estrena la segunda temporada de Soy Georgina, cuya primera parte tantas alegrías nos dio. Hay un par de diferencias entre ambos formatos. Soy Georgina estaba hecho para que nos riéramos (ella la primera) de ese universo delirante. El montaje, las frases escogidas para la mofa, las intenciones aviesas… Había malicia en el relato televisivo y eso era perfecto para este formato.
En el de Tamara en cambio, no hay nada de eso. El de Tamara (no sé si a petición propia o qué) pretende ir EN SERIO. Como si de verdad fuera un biopic necesario y sólido de una celebridad indiscutible de la farándula. Como si nos fuera a descubrir a la “Tamara que no conocemos”. Como si nos dijeran, “vamos a hacer un retrato de este tipo de sociedad, igual que hizo Truman Capote en Plegarias atendidas”. Me parto solo de escribirlo.
Frente a todo esto recomiendo una serie, The White Lotus, que ha ganado con toda la razón el Emmy a mejor serie de comedia. Eso sí que es gloria pija de verdad.