Talento de ida y vuelta
En la última década hemos asistido a una profesionalización sin precedentes del tercer sector. Hemos visto cómo asociaciones, fundaciones y otras organizaciones sin ánimo de lucro han ido incorporando talento de perfil más profesional, expertos en sectores industriales o de servicios, o simplemente con capacidades muy determinadas, que antes trabajaban por cuenta ajena en el sector privado, en muchos casos en empresas de ‘tonelaje’.
Yo mismo hice ese viaje hacia el tercer sector. En mi caso se produjo en Barcelona, para una fundación que trabajaba por y para Barcelona, su marca, su comunidad, su desarrollo económico, de la mano de la GSMA (asociación de operadores de telefonía y propietaria del Mobile World Congress) buscando generar sinergias con cualquiera involucrado en la ciudad, o con interés en entrar.
Le incorporamos tres atributos más a la marca Barcelona, además de los tipical spanish: sol, tapas, fiesta, siesta, playa, arte y cultura. Estos fueron: mobile (o tecnología móvil), innovación y emprendimiento. Tres años más tarde se recogieron los frutos con anuncios de grandes empresas que decidieron montar allí sus centros de tecnología de vanguardia, en cada caso con un foco específico, que si cabe enriquecerá más la ciudad, no solo económicamente sino por el talento que atrae. Hablamos de Amazon, Facebook, y otras tecnológicas así como líderes en su industria o sector.
Creamos comunidad a través de toda una serie de actividades para los ciudadanos en el Mobile World Centre, espacio compartido con Telefónica, en el que se mostraban ejemplos transformadores de la economía y la sociedad gracias al avance tecnológico. Pero muy en especial gracias al evento, 4YFN, (que quiere decir ‘dentro de cuatro años’: 4 Years From Now) que permitió visualizar a todos los agentes del ecosistema innovador y emprendedor, no solo locales sino nacionales, dándoles un papel protagonista en la semana en la que Barcelona es el centro (punto de reunión mejor que centro) de todos los operadores de telefonía, grandes fabricantes y numerosas empresas de servicios y contenidos tecnológicos, creando una comunidad de comunidades.
Recientemente he virado mi foco profesional, y en parte personal, hacia el desarrollo sostenible, tomando como referencia los Objetivos de Desarrollo Sostenible detallados por Naciones Unidas, y he empezado a relacionarme con responsables de sostenibilidad de grandes empresas y con organizaciones sin ánimo de lucro que de alguna manera trabajan por y para esos objetivos.
La conclusión es que parece que el transito de talento se está invirtiendo. Son ahora las grandes empresas las que buscan talento con experiencia más allá de las métricas tradicionales de negocio. Que sepan generar negocio pero lo hagan de una forma más amable con la sociedad y con el medio ambiente. Que entiendan e integren conceptos como responsabilidad social, derechos de los trabajadores, impacto positivo, calentamiento global, medio ambiente en equilibrio, huella de carbono en su forma de hacer. Que entienden que la sociedad está empezando a no comprender cómo puede ser que haya grandes empresas generando cantidades ingentes de dinero y dejando atrás una cantidad enorme de afectados, seres humanos a nivel individual, pueblos y regiones a nivel colectivo, así como ecosistemas de seres vivos muy concretos, de los cuales cada vez tenemos mas noticias. Muchas dirán que ya lo tienen presente, y bien es cierto que muchas han hecho sus pinitos, aunque solo para una minoría la tendencia va mas allá del marketing corporativo en clave de marketing gimmicks.
Solo el día en el que las métricas de rendimiento de las compañías incorporen métricas como la huella de carbono neutra, consumo de recursos (agua, electricidad, etc…), tasa de reciclaje, etc… podremos afirmar que el desarrollo sostenible es una realidad para todos, tanto a nivel profesional como personal.