Ignacio González: "Los fumadores tienen derecho a tener soluciones"
El director científico en Philip Morris Internacional defiende un futuro sin humos mediante el tabaco por calentamiento.
Ignacio González trabaja con un objetivo en mente: “Que el cigarrillo se acabe convirtiendo en una pieza de museo”. Este doctor en Biología molecular es director científico en Philip Morris Internacional, una labor que desempeña desde ‘El cubo’, el centro de innovación de la compañía en Suiza. Apela a la ciencia y recalca de forma incansable que el uso de los dispositivos de tabaco por calentamiento no elimina al 100% los riesgos para la salud, aunque reduce de forma significativa la exposición a sustancias dañinas en comparación con el cigarrillo tradicional.
El uso de este tipo de dispositivos se ha ido consolidando en España desde que, hace cinco años, Philip Morris comenzó a comercializarlos en el país. A finales de 2020, según datos de la propia compañía, ya se habían vendido 400.000 dispositivos por calentamiento como los de IQos. La diferencia, según González-Suárez, es fundamental, ya que al eliminar la combustión se genera un vapor que “reduce significativamente los niveles de los compuestos tóxicos” existentes en el humo, el verdadero peligro para los fumadores. Todo pasa por recurrir a la ciencia, la investigación y la tecnología para conquistar un futuro sin humo.
¿Cómo puede entenderse que una tabaquera se preocupe por la salud de sus consumidores?
Soy consciente de que es una industria controvertida y con déficit de credibilidad. No se puede cambiar el pasado, pero sí hacer un futuro mejor, un futuro sin humo. Hay dos razones fundamentales para acometer este cambio: porque debemos y porque podemos hacerlo. Se debe hacer porque es indudable que fumar es perjudicial para la salud, pero muchos fumadores lo van a seguir siendo: en España una de cada tres personas fuma y en todo el mundo hay unos mil millones de fumadores. Aquí entra otro pilar, el de desarrollar estrategias de reducción de riesgos o proporcionar alternativas para que, si se sigue fumando, se pase a algo que la ciencia diga que es mejor para la salud. Y podemos hacerlo porque tenemos capacidad para desarrollar estas alternativas, que requieren de una gran inversión en ciencia y tecnología. Por primera vez en la historia de la industria tabaquera los intereses de salud pública y los intereses comerciales van de la mano.
Desde la industria se repite que el tabaco por calentamiento no está exento de riesgos al 100%. ¿Qué riesgos tiene?
Todo el mundo sabe que el cigarrillo es malo para la salud, pero lo que tal vez muchos ignoren es por qué, qué tiene para ser tan dañino. Se suele pensar que el problema es la nicotina, pero la ciencia nos dice que no es así. El problema principal es la combustión. Al quemar el cigarrillo se genera humo, y respirarlo no es bueno porque tiene un montón de compuestos químicos tóxicos que son los que causan enfermedades, no la nicotina.
Las alternativas por calentamiento se basan en eliminar la combustión, que es el principal problema, y proporcionar productos que permitan el acceso a la nicotina, pero reduciendo significativamente los niveles de estos compuestos tóxicos. En los dispositivos por calentamiento los estudios científicos demuestran que hay entre un 90 y un 95% menos de estos compuestos tóxicos. Por eso decimos que no tienen riesgo cero.
¿Y a largo plazo?
Se necesitan estudios a largo plazo y tiempo porque las enfermedades causadas por el cigarrillo tardan muchos años en desarrollarse. Aun así, y aunque carezcamos de todas esas respuestas, sí tenemos la evidencia de que la ciencia dice que son productos mejores que el cigarrillo tradicional.
¿Podría darse el caso, entonces, de que en el futuro se sepa que hay algún elemento nocivo que hagan del tabaco calentado sea incluso peor que los cigarrillos por combustión?
La mejor opción es dejar de fumar, no hay ninguna mejor. En el caso de los cigarrillos electrónicos o el tabaco por calentamiento tenemos un número muy elevado de evidencias científicas de la industria e independientes que demuestran que son menos perjudiciales. Todos son consistentes y apuntan a que es muy probable que estos productos reduzcan el riesgo. Te hablo de probabilidad porque soy científico y somos cuidadosos. Por eso no te puedo decir a día de hoy que es 100% seguro, pero lo que sí está claro es que, con todo lo que sabemos a día de hoy, lo probable, lo que se espera, es que se reduzca el riesgo. La Agencia del Medicamento de EEUU ha terminado una evaluación de toda la ciencia, que le ha llevado más de tres años, en la que concluye que es un producto que es diferente al cigarrillo convencional, que reduce la exposición a los tóxicos y es esperable que, cuando tengamos los estudios a largo plazo, veamos un efecto sobre la salud.
Muchos consumidores de productos sin combustión se quejan de que no sacian tanto como el tabaco tradicional. ¿Es real esa sensación?
Es el mismo tabaco del que hay en un cigarrillo, está procesado de forma distinta y son más cortos porque, en un cigarrillo tradicional, la mayor parte del tabaco se consume entre caladas. En el caso de los productos son humo lo que nos dicen los estudios clínicos es que se necesita un periodo de adaptación de unas semanas en el que la satisfacción es menor, pero una vez que se adapta el consumo es el mismo y los niveles de nicotina en sangre son similares. Del mismo modo, según los datos que tenemos no se detecta que haya un incremento en el consumo de tabaco, sino un reemplazo.
¿Desde cuándo se sabe que el problema es la combustión, no la nicotina?
Desde hace bastante tiempo. Ya a mediados de los años 70 el científico Michael Rusell acuñó la frase de que “los fumadores fuman por la nicotina y mueren por el alquitrán”. Ahí ya estaban las bases para saber que, si queríamos productos menos dañinos, la combustión era clave. El problema es que para desarrollar estos productos y demostrar científicamente que son menos perjudiciales se requiere de un gran nivel de tecnología, innovación y ciencia. Las alternativas tienen que tener dos componentes fundamentales: que sean menos perjudiciales y, al mismo tiempo, que el consumidor las acepte. Alcanzar ese equilibrio requiere de tiempo.
Si quienes consumen tabaco por calentamiento no son fumadores, ¿entonces qué son?
Un usuario de tabaco calentado… Con los cigarrillos electrónicos se habla de vapeadores, pero para este todavía no hay un término.
¿No es humo lo que se expulsa?
Te respondo como científico. No es humo porque el humo se genera al quemar materia orgánica. En el caso de los sistemas que calientan tabaco al no haber combustión no hay humo. Lo que sale, lo que se ve, es aerosol. En el humo del cigarrillo hay gases, hay pequeñas gotas líquidas y hay partículas sólidas de carbón muy problemáticas porque son las que penetran en lo más profundo de los pulmones. Estas partículas son las que se asocian con problemas respiratorios y de corazón. En el caso del tabaco por calentamiento no hay ese residuo sólido. En cualquier caso, los niveles de tóxicos no se eliminan completamente, pero son muy reducidos.
En un informe de 2019, el Ministerio de Sanidad sostenía respecto a la información sobre los compuestos que se generan en las emisiones del tabaco al ser calentado que “la literatura al respecto es aún escasa, especialmente la proveniente de fuentes independientes”...
La calidad de un estudio se mide por los resultados, por la transparencia y por el rigor científico, no por quién lo firma o de dónde viene. Siempre se apunta que la mayor parte de los estudios provienen de la industria. Cierto, y eso no tiene por qué invalidar necesariamente que el estudio sea sólido, sobre todo cuando cada vez hay más estudios independientes y están de acuerdo con nuestros datos.
Uno de los debates en la comunidad científica no es tanto en la ciencia en sí misma sino en qué hacer con estos productos dentro de la salud pública. Insisto, no tienen riesgo cero, está claro. Para unos, como estas alternativas no tienen riesgo cero deberían tratarse igual que los cigarrillos porque hay un riesgo para los no fumadores y estos riesgos son mayores que los beneficios. Esto es un problema porque, si esta teoría se lleva al extremo, al fumador sólo se le dan dos opciones: deje de fumar o asuma las consecuencias. No tiene mucho sentido ni es realista. Dejar de fumar es lo ideal, pero hay mil millones de personas que fuman en todo el mundo. Luego hay otra forma de ver las cosas, los que están a favor de las estrategias de reducción de riesgo, que defienden que estos productos no tienen riesgo cero, que hay que proteger al no fumador, pero que los fumadores tienen derecho a la información y al acceso a estos productos alternativos. Ese es el debate actual.
Sanidad también señalaba que no hay evidencia científica suficiente como para asegurar que el tabaco calentado es menos nocivo...
Si hablamos de estudios a largo plazo es cierto que no tenemos esos estudios epidemiológicos para los sistemas de cigarrillo electrónico o calentamiento de tabaco. Cierto. Pero también lo es que, con toda la información que hay hasta ahora, existe la evidencia de que estos productos son mejores. No es algo que diga yo: lo dice la Agencia del Medicamento de EEUU, lo dicen en Nueva Zelanda, en Reino Unido, en Grecia… Se trata de encontrar un equilibro y tener en cuenta a todos, no sólo a los no fumadores, sino a los fumadores, que tienen derecho a tener soluciones.
¿Cómo afecta el tabaco por calentamiento a los fumadores pasivos?
Lo que dice la ciencia es que el fumador pasivo de tabaco tradicional respira un humo que no es bueno porque el problema reside precisamente en el humo. En el caso de las alternativas, como no hay combustión se reducen significativamente esas sustancias tóxicas. Desde el punto de vista de la exposición es mucho más baja porque hay menos sustancias tóxicas. Por supuesto cuando uno utiliza cualquier producto de tabaco con nicotina hay que respetar las normas y la regulación, y tener sentido común y respeto. Del mismo modo que uno no fuma cigarrillos en determinados lugares o delante de determinadas personas, no debería hacerlo al utilizar tabaco por calentamiento.
¿Se podría decir entonces que el tabaco por calentamiento mata más lentamente?
No tienen riesgo cero, no son inocuos ni se puede decir que son 100% seguros. Lo que hay que considerar es que estas alternativas son para fumadores que van a seguir fumando.