'Superbigote', el muñeco que Maduro regala a los niños y que se parece sospechosamente a él
La figura, un héroe que lucha contra el “imperio” estadounidense, tiene una compañera que se llama 'Cilita' y también es una copia de Cilia Flores, mujer del mandatario.
Superbigote y Cilita se llaman los juguetes estrella de estas navidades en Venezuela. Los ha regalado en masa el presidente del país, Nicolás Maduro, en un gesto de propaganda desde la base porque, sorpresa, las dos figuras se parecen una barbaridad a sí mismo y a su esposa, Cilia Flores.
El muñeco de acción cuenta desde hace un año con una serie de animación en la televisión estatal VTV, que narra las peripecias de un héroe inspirado en Maduro que lucha contra el “imperio” estadounidense. Su estampa es más que reconocible, es la misma que está mandando en el Palacio de MIraflores. En cortos de apenas un minuto, Superbigote y su ayudante, Cilita, defienden los valores del bolivarismo y pelean contra los males de sus enemigos, incluido un trasunto del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, como el villano principal.
El Gobierno de Caracas ha entregado cientos de juguetes de Superbigote y Cilita en un pack junto a otros muñecos. Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva de Maduro, ha explicado que se han repartido “casi 13 millones” de objetos para que los pequeños se diviertan. Hay 25 millones de habitantes en el país.
Las redes sociales se han llenado de reacciones sobre este regalo tan peculiar, aunque los niños venezolanos ya se han acostumbrado a ver en la televisión pública los dibujos del superpresidente. “El adoctrinamiento más vulgar y cínico de los últimos tiempos, y el egocentrismo con ansias de poder”, “Como siempre burlándose de su pueblo al que dicen amar”, “Tienen el súper poder de acabar con un país en un instante”, escriben algunos tuiteros.
Un regalo que, por contra, sus partidarios apoyan. Rosa Rodríguez, consejera de recursos hídricos del consejo comunitario financiado por el gobierno en la localidad de Carayaca, afirma a la agencia AP: “Para mí no es una campaña. Para mí (la entrega de los juguetes) fue un gesto humanitario hacia los niños, y hacia la comunidad para que sepan que no todo lo que se dice (de los juguetes) es verdad. Deben saber todo lo que estamos viviendo, lo malo y lo bueno. Esto no es publicidad, para mí, esto no es política. Estoy muy contenta y lo he recibido con orgullo”.
Belkis Bolivar, miembro del sindicato de maestros, argumenta, por contra: “Me parece una falta de respeto a nuestros niños, porque para mí esos muñecos representan una iniciación a nuestros niños en el culto a la personalidad de Maduro. Claro, no puedo estar de acuerdo porque (con su distribución gratuita), lo que se hace es ideologizar a los niños que tienen la mente fresca, que todavía no saben distinguir lo bueno de lo malo. Entonces, a los niños les empieza a gustar el muñeco y bueno, ya sabemos lo que representa la gente que dirige el Gobierno”.
La polémica está servida.