Soy la trabajadora sexual mejor pagada de Estados Unidos y así es mi vida
No soy víctima de ninguna experiencia trágica. Tuve elección y escogí ser trabajadora sexual legal. Sí, porque quise.
Me describo a mí misma como la trabajadora mejor pagada de Estados Unidos en el oficio más antiguo del mundo, lo que significa que gano más dinero que cualquier trabajador sexual de cualquier burdel legal de Estados Unidos.
Insertar aquí cejas alzadas, miradas despectivas y otras críticas no tan sutiles. También suscito una gran curiosidad, porque soy una novedad. Todo el mundo tiene ideas preconcebidas sobre el aspecto, la forma de hablar y la forma de actuar de un trabajador sexual, pero yo no encajo en esos estereotipos. Soy una mujer irlandesa pequeña de solo 1,42 metros. Me educaron bien y hablo correctamente. No soy víctima de ninguna experiencia trágica. Tuve elección y escogí ser trabajadora sexual legal. Sí, porque quise. Pese a que es un trabajo muy estigmatizado, a mí me encanta porque ayudo a la gente a redescubrir sus vínculos personales y su intimidad.
No crecí deseando ser una señora de la noche. Probé muchos otros oficios, incluso jinete de caballos, pero no encontraba nada que combinara mi querencia por la interacción humana y algo que me hiciera sentir pasión. Nunca me he sentido tan realizada como me siento trabajando en un burdel legal. Encajo perfectamente.
Como sapiosexual que soy, no tardé en descubrir que me atrae la mente de la gente independientemente de su físico. No me avergüenza ni lo más mínimo mi sexualidad, probar cosas nuevas o sentirme atraída por más de una persona al mismo tiempo. También ayuda el hecho de que soy capaz de disfrutar de múltiples relaciones sexuales al mismo tiempo. Hace tres años, entré a trabajar en el mundialmente famoso burdel legal Moonlite Bunny Ranch (¿alguien recuerda el documental Cathouse de HBO?) cerca de Carson City, en Nevada. Al principio solo pretendía quedarme un par de meses, pero aquí sigo.
Los burdeles legales de Nevada tienen su propia jerga. Los clientes vienen, ven una alineación y eligen el tipo de experiencia que quieren vivir. Algunas trabajadoras, como es mi caso, solo estamos disponibles con cita previa. Todas las mujeres que estamos allí trabajamos como autónomas, de modo que somos nosotras las que elegimos qué servicios ofrecemos, establecemos nuestras tarifas y rechazamos cuando queremos por el motivo que sea. Según la legislación de Nevada, solamente es legal decidir las actividades que vamos a realizar y las tarifas en persona. Después, el burdel gestiona los pagos y se lleva el 50% de lo que hayamos pactado.
Debido a la cantidad de solicitudes que recibo, mis reservas no suelen bajar de los 2000 dólares. Quizás te sorprenda saber que trabajo entre 60 y 80 horas semanales, ya que también soy educadora sexual. Escribo artículos de educación sexual, publico reseñas de juguetes sexuales en mi canal de YouTube, tengo un podcast sobre asuntos de la intimidad y mucho más.
¿Por qué me gusta estar tan ocupada? Basándome en mis tres años de experiencia en este trabajo, pienso que los estadounidenses están pasando por una crisis de intimidad y creo que la soledad es la epidemia que más está creciendo en Estados Unidos. Las investigaciones demuestran que la soledad es tan perjudicial para la salud como fumar 15 cigarrillos al día. La soledad está desgarrando nuestro tejido social. La gente apenas pasa tiempo fomentando la intimidad de sus relaciones. Aunque nuestro mundo digitalizado nos permite estar conectados con un simple clic, nuestro cuerpo y nuestra mente siguen deseando el contacto humano. Es tan importante que si nos falta, restringe nuestro crecimiento emocional, mental y espiritual.
Imagínate que eres un adulto que carga con la vergüenza social de ser virgen o estás recuperándote de la pérdida de un cónyuge. O que estás aprendiendo a lidiar con un problema médico como disfunción eréctil, cáncer de mama o pérdida de un miembro. Estoy especializada en servicios sexuales terapéuticos para ayudar a mis clientes a recuperar la confianza; les doy la oportunidad de aprender a establecer vínculos y les enseño técnicas sexuales para superar las limitaciones físicas. Si eres hombre y te aterra hablar con mujeres, quizás te aterrorice salir por ahí. ¿No sería genial salir a cenar con una chica con la que no solo puedes ser romántico, sino también pedir consejos para aumentar tu confianza? Tener a alguien a tu lado animándote puede marcar la diferencia.
Aunque ofrezco estos servicios individuales, me consideran también una experta en parejas.
En mi adolescencia, presencié cómo se desmoronaba el matrimonio de mis padres. Mientras se enredaban en el proceso de divorcio, mi familia acabó destruida y yo me sentí impotente. Me costaba entenderlo, pero a medida que fui creciendo, me di cuenta de que su divorcio se debía, en gran medida, a su falta de intimidad y romanticismo.
Las parejas estadounidenses trabajan entre ocho y nueve horas diarias. Se despiertan cuando suena la alarma y salen de la cama para ir al trabajo. Acaban enterrados detrás de las pantallas en vez de mantener conversaciones cara a cara. Este fue uno de los problemas que deterioraron el matrimonio de mis padres: la simple falta de comunicación y conexión. Desde entonces, he utilizado su ejemplo como fuente de empoderamiento para otras parejas que están pasando por problemas similares.
A menudo buscan mis servicios parejas para redescubrir su intimidad, mejorar la comunicación en el dormitorio, explorar de forma segura y cumplir sus fantasías. Pienso que acudir a una trabajadora sexual legal cuando tu relación necesita unos ajustes es como llevar el coche al taller cuando necesita unas reparaciones. Me encanta trabajar con parejas por la química especial que existe entre ellos. Es un desafío para mí pensar cómo puedo encajar en su ecuación y ayudarles a mejorarla. Me encanta que me den su confianza y me concedan el privilegio de ayudarles a mejorar su relación.
Sin embargo, el consentimiento entre ambos miembros debe quedar claro antes de hacer nada. Eso implica que ambos accedan de mutuo acuerdo y se impliquen de igual manera en el proceso. Esto me ofrece un espacio de trabajo seguro para tratar sus problemas íntimos sin que sientan celos y otras emociones negativas. Muchas personas se sienten más tranquilas al saber que una trabajadora del sexo no tiene intención de “robarles” a su cónyuge. (Así como los canguros te devuelven a tu hijo al acabar la jornada, los trabajadores sexuales no tienen ninguna intención de “quedarse” con tu cónyuge). Las clases de interacciones que tendrán lugar se negocian de antemano y hay una transparencia total con los límites establecidos. Así, los clientes tienen la libertad de explorar en un ambiente cómodo, seguro y controlado.
Cuando trabajo con parejas, hablo sobre sexo de formas que quizás no han probado. Tratamos temas incómodos y nos hacemos preguntas complejas. ¿Están todos los miembros cumpliendo sus necesidades sexuales? En el caso de que no sea así, ¿qué podemos hacer para cumplirlas? ¿Cuáles son sus fantasías más íntimas? ¿Qué posturas les gustan más? Se trata de ayudar a las parejas a encontrar lo que les falta. El objetivo es proporcionarles nuevas destrezas comunicativas para que mejoren la calidad de sus relaciones.
También les enseño técnicas para mejorar el sexo. Muchas parejas recurren a mis servicios para descubrir nuevas posturas y juguetes, aprender a manejarse cuando entre sus cuerpos hay mucha diferencia de altura o de otro tipo y más cosas. Uno de mis objetivos fundamentales es enseñar a mis clientes a complacerse a sí mismos y a su pareja.
Una fantasía común entre las parejas casadas es hacer un trío, pero pocas veces la realizan, a menudo por miedo. Del mismo modo, a muchas parejas les intrigan algunas perversiones y el BDSM, pero no prueban nada porque les faltan conocimientos, herramientas y experiencia. Este tipo de experimentación presenta grandes desafíos, ya que una mala experiencia puede reducir las ganas que tenga una persona de volver a intentarlo. Los trabajadores del sexo legales son capaces de quitarte los miedos a probar nuevas experiencias. Acudiendo a una experta como yo aprenderás mucho sobre azotes, ataduras, juego de roles o dominación para incorporar algo de emoción a tu vida sexual.
También te puedo enseñar la mejor manera de evitar la transmisión de enfermedades y a dominar los aspectos técnicos básicos para que te concentres en lo verdaderamente importante. Al igual que los profesionales en muchos otros sectores, los trabajadores del sexo seguimos unos protocolos para garantizar la seguridad y la higiene. Nos hacen pruebas de ETS con frecuencia para que no pongamos a nadie en peligro.
Algunas parejas solamente buscan un servicio educativo sin nada de sexo porque, sinceramente, el sistema educativo de Estados Unidos deja mucho que desear. Más de la mitad de los estados del país imparten una educación sexual basada en la abstinencia o simplemente no la imparten en las escuelas públicas. Ahí es donde encajamos los trabajadores del sexo.
Como profesional, tu comodidad es siempre mi máxima prioridad. Mi objetivo es proporcionarte las herramientas adecuadas y la educación que necesitas para mejorar tu intimidad. Puedo estar en la misma habitación facilitando el placer mutuo entre parejas o puedo salir de la habitación y volver cuando acabéis para analizar cómo ha ido. Elijáis lo que elijáis, recurrir a la ayuda de un profesional ayuda a las parejas a conseguir una nueva perspectiva de los problemas que sufren.
El meollo de mi trabajo es favorecer la comunicación abierta entre las parejas. Es un aspecto en el que la mayoría tienen problemas, independientemente del tiempo que lleven juntos. En mi experiencia, las parejas que no son capaces de comunicarse abiertamente son las que más riesgo tienen de acabar cortando. Si un matrimonio está naufragando, ambos miembros tienen que estar dispuestos a pedir ayuda y ponerse manos a la obra. Simplemente plantear la idea de visitar a un trabajador del sexo puede ayudar a una pareja a embarcarse en ese nuevo trayecto de comunicación para recuperar la intimidad y satisfacer las necesidades sexuales mutuas.
A algunas personas les cuesta o les da miedo acudir a un trabajador del sexo, mientras que otras arden en deseos de hacerlo. Sea cual sea el caso, mi trabajo es apoyarles y fomentar una comunicación sana y abierta. Es la base para lograr el cambio positivo que puede salvar un matrimonio en peligro o mejorar uno que ya funciona bien. Elegí esta profesión porque quería ayudar a la gente a conectar entre sí en profundidad. Seguí en esta profesión porque me encanta cambiar los hábitos de la intimidad de las personas, una a una.
Este post fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.