Somos muchas. Somos Fuertes. Vamos a ganar
Últimamente se escuchan (y se leen) muchos lamentos sobre nuestra situación actual: que estamos yendo hacia atrás, que hay un resurgir de movimientos reaccionarios, que volvemos a los tiempos de Franco... ¿Soy la única que está viviendo este trance político con la alegría de una victoria? Tras muchos años en los que pensaba que la preocupación por los derechos sociales y la igualdad era algo marginal y minoritario resulta que ahora es el resorte principal de la agenda política y lo que ha hecho revolverse en su silla a miles de personas que ven peligrar sus privilegios. Voy a repetirlo por si no ha quedado suficientemente resaltado: el trabajo incansable de varias generaciones por fin está surtiendo efecto.
Fijaos en sus rostros y en sus cuerpos. Están rígidos, se les ve angustiados y tienen el rictus severo. No entienden nada, ni muestran interés por informarse. Se sienten desorientados, aprietan fuerte los puños y dan patadas al aire. Los insultos y descalificaciones son sus argumentos. Sus estrategias: enviar bulos por WhatsApp y acosar en redes. Usan bots automatizados para tumbar a sus adversarios. La incoherencia de sus discursos no se sostiene... El hedor de esta caverna la delata a la legua.
Yo me siento como si fuera una trabajadora del servicio de limpieza y desinfección de plagas. ¡O mejor! Como las Cazafantasmas. Me veo entrando entusiasmada en esa caverna con el mono de trabajo manguera en mano. ¿Acaso esperabais que al alumbrar la cueva y rociarla sus criaturas se iban a quedar quietas? Cuando abres las ventanas de un lugar que lleva mucho tiempo cerrado el aire entra y lo remueve todo. Al principio es un caos, se oyen muchos gritos y no se ve nada claro, pero hay que mantener la calma y confiar en la eficacia de nuestro trabajo. Que exista resistencia es la mejor prueba de que por fin algo está cambiando. Desincrustar lo que lleva muchos siglos agarrado cuesta mucho. Pero el sentido común, la vida y la justicia siempre se abren paso. Quienes luchamos por un mundo mejor para todas las personas estamos venciendo y así lo demuestra el empeño de algunos sectores por pararnos. Que se organicen y se expresen políticamente no es ningún fracaso, todo lo contrario: es la oportunidad perfecta para luchar de igual a igual con ellos y derrotarlos.
Lejos de desalentarnos, la existencia de estos grupos reaccionarios tiene que levantarnos el ánimo. En el camino perderemos algunas batallas, ganaremos otras. Retrocederemos y avanzaremos. Sufriremos mucho, pero también aprenderemos a ser más fuertes. Nuestro triunfo no está en el éxito inmediato sino en la transformación profunda, en el largo plazo. Yo no tengo ningún miedo a la batalla ni a lo que supone un esfuerzo, pero sí tengo pánico a quedarme quieta, a morir lentamente o a que otros decidan por mí. No tengo ninguna duda de que las personas que apoyamos los derechos sociales y pensamos en el bienestar de toda la sociedad somos muchas, somos fuertes y vamos a ganar. En los próximos meses tenemos dos citas importantes: reunirnos el 8 de marzo y ejercer nuestro poder de voto el 28 de abril y el 26 de mayo. Estoy deseando sentir el calor de la acción y del cuerpo a cuerpo. Llevaré mi mono de trabajo puesto. ¡Allí nos encontramos!