Solucionar el reto demográfico: "Vamos con mucho retraso, pero no es tarde"
Tres años y medio después del estallido del descontento en la España despoblada, el debate y la urgencia se ha asentado, pero las organizaciones piden más rapidez en las acciones.
Hay una carrera contrarreloj en la que le va la vida al 50% de las poblaciones que se encuentran en las zonas rurales. España no es Madrid, además de la capital hay 8.130 municipios en España, según el Instituto Nacional de Estadística, y 3 de cada 4 han perdido población en la última década, según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO).
La población se ha ido concentrando en las ciudades medianas y especialmente en las grandes, y se calcula que el 80% de la población vive en el 15% del territorio, según la escuela de negocios Next Educación, que dirige el periodista y sociólogo Manuel Campo Vidal. El 85% del territorio sufre una desertificación demográfica con poblaciones cada vez más envejecidas y que adolece la falta de inversión en servicios públicos y de las ayudas necesarias para revitalizar sus economías.
Estos territorios son los que enfrentan lo que se conoce como Reto Demográfico, que se traduce en la lucha para frenar y revertir el despoblamiento de amplias zonas que viven un claro desequilibrio con respecto a otras.
Son provincias como Soria, Teruel, Cuenca, Jaén, León, Zamora... Todas ellas se dieron cita hace tres años y medio, en marzo de 2019 en una gran manifestación en Madrid que sacudió conciencias. Para Manuel Campo Vidal, supuso un punto de inflexión, él mismo leyó el manifiesto al término de la marcha. “La España despoblada y sus problemas entraron en la agenda mediática y política nacional, mientras que antes solo estaban en la agenda mediática comarcal y provincial”, narra Campo.
La detonación del descontento movilizó al Estado, que en 2020 creó la Secretaria para el Reto Demográfico, dependiente del MITECO, y comenzaron a redactarse planes con medidas para revitalizar los entornos rurales aportándoles más ayudas y recursos con la finalidad de frenar el proceso.
Esa senda no se ha detenido, uno de los últimos anuncios fue la aprobación en el Consejo de Ministros del 31 de Agosto de este año de 55,7 millones para estos territorios, 40 para ayudas directas a la bioeconomía (ganadería extensiva, mantenimiento forestal, silvicultura, ...) y otros 15,7 para la promoción de actividades que dinamicen el territorio.
Otra ayuda reciente fue directamente a la diputación de Cuenca, en total alrededor de 1,5 millones para repartir hasta 2025 en actividades que faciliten el teletrabajo y la dinamización económica en municipios conquenses. Los millones fluyen, pero la tarea requiere de más herramientas aparte de tirar de billetera pública.
Campo Vidal, que mantiene un fuerte activismo desde la España Despoblada, no niega las ayudas representan un cambio de “sensibilidad”, pero afirma que los ritmos son dolorosamente lentos: “Todo va demasiado lento y es escaso, tengo confianza de que ahora que hay elecciones autonómicas y municipales pueda acelerarse todo”.
Al albor de las primeras protestas de 2019, cuyo manifiesto fue secundado por más de 170 plataformas sociales, el descontento no ha dejado de tomar forma tanto en el plano político, con la entrada de formaciones de la España Vaciada en los parlamentos autonómicos y en el Congreso de los Diputados, tanto como en el social.
Al calor de las movilizaciones, en octubre de 2019 nació Jóvenes Castilla y León, que fue impulsado por un grupo de personas desde el “exilio” madrileño, señala bromeando uno de sus miembros fundadores, Diego Martín: “Somos jóvenes que hemos emigrado y que principalmente sufrimos las consecuencias de la despoblación”. Pronto se interesó más gente y ya tienen grupos varias provincias de su autonomía.
Jóvenes y despoblación
La desigualdad territorial perjudica especialmente a los jóvenes. “En ciertas zonas de la España interior ya naces sabiendo que estudias, creces y te vas a tener que ir. Eso implica desventajas con las principales ciudades porque mientras unos estudian ahorrándose alquileres y empiezan su vida laboral con unos ahorros, mientras que los que venimos de fuera no contamos con ello”, sostiene Martín. Para los jóvenes de la España despoblada, el ascensor social parte del subsuelo.
Retener a la población joven es una prioridad si se quiere garantizar la supervivencia del entorno rural. El envejecimiento en la España despoblada es palpable, casi el 20% de los que viven en municipios de menos de 5.000 habitantes tiene más de 65 años, y en los de menos de 1.000 se disparan al 75%, según los datos del MITECO.
¿Qué se necesita para retener a las personas jóvenes? Martín es rotundo: “Empleo”. Este joven de 32 años habla sin embargo de “la pescadilla que se muerde la cola” ya que, al no haber empleo, no hay inversión y la gente se marcha, cada vez hay menos “opciones de ocio”, las infraestructuras son deficientes...
Desde Jóvenes Castilla y León presentaron una serie de propuestas al anterior Gobierno autonómico del PP y Ciudadanos, con los que Martín defiende que hubo una relación espontánea y fluida. Sin embargo, las medidas, que incluía 48 propuestas y 200 acciones directas, quedaron en agua de borrajas con el adelanto electoral. Con el nuevo Ejecutivo de PP y Vox no han tenido ningún contacto.
Un jarro de agua fría. “Son estos temas los que a veces impiden que, si se está más pendiente del politiqueo, no se puedan llevar a cabo las iniciativas, que requieren de tiempo y que llevan mucho esfuerzo”.
Años para despoblar, años para revertir
El proceso de despoblación ha sido un fenómeno que se ha potenciado en los últimos 50 años, y que tardará, como mínimo, varias décadas en revertirse, según Campo Vidal. La tendencia ha seguido la misma línea que otros países europeos, aunque con algunas “peculiaridades”, según señala el urbanista y geógrafo Antonio Giraldo.
“Fue sobre todo a partir de los años 60 y 70, al final de la dictadura, cuando surgieron grandes oportunidades económicas en las ciudades, al mismo tiempo que creció la calidad de vida, mejores salarios y servicios que propiciaron un baby boom″, comenta Giraldo. El campo se vaciaba rápidamente y la natalidad crecía al mismo ritmo.
Las consecuencias de este proceso son inmediatas y a largo plazo. “Por un lado desciende la población de un territorio y la población que queda envejece y demanda más servicios, ahí esta el mayor problema a corto plazo. A largo plazo hablamos del abandono completo de pueblos y el deterioro del entorno”, afirma el geógrafo. Este abandono es el que propicia, entre otras cosas, que los montes no estén lo suficientemente cuidados y se produzcan grandes incendios como los de este verano.
Campo Vidal ahonda en esta cuestión: “La repoblación es una medida medioambiental, tienen que comprenderlo las ciudades. Hablamos de la consecución de una vida mejor para las ciudades, porque si no, nadie cuida los bosques y nadie está allí para la generación de oxígeno”.
El periodista y sociólogo apunta que la tarea va “con mucho retraso, pero no es completamente tarde”. Cita al político canadiense Michael Ignatieff: “De todas las desigualdades que existen, las más difíciles de eliminar son las territoriales”. ¿Por qué? “Porque tienes que convencer a una gente para que se asiente en el medio rural, a otra que no lo abandone y además dotar al entorno de servicios e infraestructuras”, concluye Campo.
Para Giraldo las ciudades no van a dejar de crecer, pero sí cree que es posible fomentar el regreso de parte de la población al entorno rural, aunque siempre teniendo en cuenta que no el campo no va a ser lo mismo que hace 50 años. ”Revertir pasa por encontrar en el campo una nueva forma de productividad, por ejemplo con el teletrabajo, gente que se puede permitir vivir y trabajar desde el campo. Llevar nuevas actividades al campo y reinventarlo sería la forma de revertir el despoblamiento″.
El Proyecto Arraigo y Cantero de Letur
Luchar contra la despoblación es una tarea que no solamente concierne a un ministerio, sino a todos, y trasciende también la frontera de la política e institucional, fuera de las cuales se encuentras numerosas iniciativas que persiguen dar solución al problema.
Uno de ellos es el Proyecto Arraigo, cuya función es servir de puente entre las personas que viven en una ciudad y están interesadas en irse a vivir a un pueblo, con poblaciones que precisan urgentemente de la llegada de nuevos vecinos.
Su director es Enrique Martínez, y asegura que desde la pandemia han dado pasos de gigante, sobre todo en aquellos lugares donde los ayuntamientos y diputaciones más se implican. “Hay más conciencia por parte de Europa, por parte del Gobierno, algunas autonomías están haciendo un buen trabajo y hay diputaciones que están cargándose con baterías de proyectos y medidas para repoblar”.
En estos momentos, El Proyecto Arraigo tiene 100 familias interesadas, y ya ha colocado a otras 325 de manera directa en pueblos de la Sierra Norte de Madrid, Segovia, Palencia, Lleida, Cuenca y Soria. En total, unas 750 personas aproximadamente. También asesoran a otras familias que no colocan ellos directamente. En términos globales, han movilizado a 921 urbanitas hacia el campo.
Aunque sus resultados son palpables, encontrar una vivienda suele ser el principal escollo a superar, ya que no hay demasiadas casas en alquiler en el medio rural.
“Si tuviéramos 100 viviendas en un pueblo, independientemente de que no hubiera trabajo en el pueblo o que fuera poco agraciado, las solicitudes de las familias están ahí”, cuenta Enrique. Trabajo llama trabajo, “el dinero ya se puede conseguir por otras vías buscando la inversión, lo que necesitamos son casas”, zanja el director del Proyecto Arraigo.
En Letur, el pueblo de Albacete donde está la empresa láctea Cantero de Letur, eran conscientes del problema de la vivienda, y la empresa destinó parte de sus fondos sociales a construir diez casas que facilitaran la llegada de nuevos vecinos.
El promotor del proyecto Letur Repuebla es también el director de la empresa, Pablo Cuervo. Su trayectoria tiene solera. “Nosotros empezamos a finales de los 80 con la intención de que la empresa contribuyera al desarrollo económico y social de la zona”, explica Cuervo. Generaron 90 puestos de trabajo, pero de un tiempo a esta parte, el pueblo siguió perdiendo población.
En junio de 2020, en plena pandemia, Cuervo fue a visitar a un amigo en Madrid y se dio cuenta de que en la capital “no se vive bien”. Esa idea, conjugada con el teletrabajo prendió el proyecto. “En vez de teletrabajar en un piso ridículo, porque no irse a un pueblo a vivir de lujo. Volví del viaje con esta idea, solo faltaban las viviendas”.
Construyeron 10 viviendas para alquilar cuyos precios oscilan entre los 200 y los 350 euros mensuales. Actualmente la mitad ya están llenas. “La gente se queda alucinada porque en una ciudad no puedes aspirar a viviendas de este tipo por menos de 1.500 euros. Tenemos 5 y nos quedan otras 5”, asegura Cuervo. Ya son 14 adultos y 5 niños más en Letur, y el promotor aspira a que, cuando se llenen, sean 35 adultos y 10 o 12 críos.
El Gobierno ya da pasitos con ayudas y pretende descentralizar las nuevas instituciones y repartirlas por todo el territorio. Las organizaciones como el Proyecto Arraigo y Cantero de Letur avanzan más decididas. El ritmo tiene que tomar más brío y, sobre todo, ser constante, afirma Martínez, de Jóvenes de Castilla y León: “Lo importante es que no sea una moda, que no se pase y que con los años se mantenga la intención y se siga con las ganas de acabar con la despoblación”.