"La solidaridad debería ser complementaria, no sustitutiva", por Marta Flich
Todos sabemos que nada te hace sentir más libre que coger una pala en la calle y sentirte útil.
Si algo nos ha enseñado, no sé si hemos aprendido, pero nos lo ha enseñado, la pandemia y la borrasca Filomena, son dos cosas. La primera es que la solidaridad de la gente está por encima de los discursos de odio apocalípticos y dinamitadores que está lanzando la ultraderecha y el ‘trumpismo’ español.
La segunda es que la solidaridad no puede sustituir las políticas públicas y que las ayudas a zonas catastróficas no pueden valer para que siga instalado un modelo económico de mala gestión en la redistribución de las rentas.
¿Se reforzó la sanidad pública? La respuesta es frágil y va por barrios, por comunidades. En la Comunidad de Madrid ya vemos que este esfuerzo no se ha producido porque es una comunidad libre y apela a la libertad del ciudadano. Tienes la libertad de contagiarte, de contratar un seguro privado, no porque tu quieras sino porque te han desmantelado lo público. La libertad de ir hacinado en el metro, de limpiar tu propia nieve, y todos sabemos que nada te hace sentir más libre que coger una pala en la calle y sentirte útil.