Humo, agua y leyenda durante 50 años: ¿Es 'Smoke on the water' la mejor canción del heavy?
Hace medio siglo, Deep Purple compuso un tema que cambiaría su historia y la de la música y cuyo mito no ha dejado de crecer.
Un cartel similar cuelga de la puerta en no pocas tiendas musicales: “Prohibido probar guitarras tocando Smoke on the water”. Vale cualquier canción por manida que esté, desde Highway to hell hasta Despacito, pero no el mítico tema de Deep Purple. La paciencia de miles de dependientes tiene un límite y décadas de matraca con la misma melodía es suficiente.
No quieren oír más los primeros acordes de la considerada ‘mejor canción del heavy metal’ por la revista Rolling Stone, con cierta polémica. No tanto por su posición, sino por lo poco de ‘heavy’ que tiene el tema. “Vivimos en el clickbait y las clasificaciones siempre llaman la atención. Es una canción icónica, magnífica, pero para mí ni la canción ni el grupo son heavy metal, lo diga quien lo diga, aunque tenga ese aura de referencia”, explica Javier Llano, director de las emisoras Rock FM, Cadena 100 y MegaStar. La sitúa en los puestos altos de la música, pero insiste, no del ‘heavy’.
Aceptando que la lista englobe a todo el llamado ‘hard rock’ con una denominación más generalista, Juan Manuel Sánchez, director de El vuelo del fénix (Radio 3), tampoco habla de “la mejor”, sino de una de las mejores: “Más allá de clasificaciones que dependen de gustos y hasta etapas de tu vida, tengo claro que para mí no estaría la primera pero sí entraría en el top 5”. Lo merece por ser “un himno, un icono, uno de los temas que traspasa estilos, fronteras y décadas y suponer una de las primeras piedras en los cimientos de un estilo fundamental en la música”.
50 años de mito: el origen de todo
Este diciembre de 2021, este “icono” cumple medio siglo, nacido en paralelo a uno de los episodios más recordados en la historia de la música contemporánea. El 4 de diciembre de 1971, un incendio destrozaba el Casino Montreux (Suiza) donde Frank Zappa y sus Mothers of Invention celebraban un concierto.
Una bengala lanzada por uno de los espectadores provocó un fuego que obligó a desalojar a toda prisa la sala, mientras las llamas y el humo avanzaban sin freno. Precisamente, ese humo se convertiría en el gran protagonista de la historia. Llegó hasta el lago Ginebra, cerca del cual se encontraban alojados Deep Purple, preparándose para grabar su inminente disco Machine Head.
La imagen del humo sobre el agua supuso un estímulo enorme para sus cinco integrantes. De inmediato, el guitarrista Ritchie Blackmore y el cantante Ian Gillan dieron forma a una canción que no podía tener otro título que Smoke on the water. Acababa de nacer un tema que cambiaría para siempre el sino del grupo y hasta del rock, aunque lo hiciera fruto de un episodio tan extraño como el del incendio.
Qué tiene de especial
Cuando se le pregunta por qué 50 años después de su creación se sigue hablando de Smoke on the water, Javier Llano responde que por ser “uno de los más grandes crossovers de la historia de la música”, uno de esos pocos ejemplos que trascienden su estilo y llegan a todo el mundo. Incluso a quienes no conocen a la banda que lo compuso.
“En cuanto la gente profundiza en Deep Purple se queda con otra canción, también de ese disco, Highway Star. Pero un neófito del rock se queda enganchado por el riff, sencillo, directo y muy fácil de recordar, el verdadero gancho de la canción y no su estribillo”, continúa.
“Hizo mainstream, hiperpopular, el rock duro, un estilo que aún no lo era mucho antes de que Led Zeppelin o Queen lo lograsen. Y como en todos los estilos hay una canción así, aquí fue Smoke on the water, que además abrió del todo el camino a la guitarra eléctrica, el gran eje de los 70″, añade el responsable de las emisoras musicales del grupo COPE. Cita dos ejemplos que le escamarán precisamente a los más puristas de las seis cuerdas: “Pasó entonces lo que hoy puede haber ocurrido con Todo de ti de Rauw Alejandro, que es reggaeton y muta a pop, o Hawai de Maluma, que gusta a señoras de 60 y niños de 4”.
Aún así, los planes de la banda, que estaba grabando entonces su disco Machine Head (publicado en 1972), no pasaban por incluirlo. Pero por necesidad, el relato del estúpido con una pistola de bengalas del que habla la letra entró en el LP, como explica Juan Manuel Sánchez:
“Evidentemente, esa mística, esa leyenda que tiene detrás la hace más especial, pero en principio era un descarte para su disco y la tuvieron que incluir a última hora porque les faltaba material para completar el álbum. Al final quedó como la pieza más pegadiza, con un riff que todo principiante a guitarrista debe aprender”. Que se lo digan a los dependientes y profesores de guitarra.
Sin embargo, las dudas que tuvieron sobre si meterla o no en el álbum también se reflejaron a la hora de tocarla en el escenario, comenta el responsable de El vuelo del fénix. “El mismo grupo no creía que era un tema importante y no lo tocaban mucho en directo al principio hasta que vieron que al público le entusiasmaba y entonces pasó a ser irrenunciable”. Especialmente, a partir del gran directo de Deep Purple, Made in Japan (1972), una de las cimas de la música rock.
Un clásico como Las cuatro estaciones
Ese directo grabado en Japón aún se escucha y se escuchará, igual que Smoke on the water, presagia Llano sin la más mínima duda. De hecho, “en 80 años seguirá sonando como Las cuatro estaciones de Vivaldi”. “Me viene a la memoria una escena de una película de ciencia ficción donde los pilotos espaciales llevan música de los 60-70 en sus naves y esa visión me parece una buena metáfora de lo que pasará con una canción como esta”, añade.
La conversación coincide con el balance del año de la plataforma musical Spotify. En España, Rauw Alejandro aparece como el artista más reproducido; en el mundo es Bad Bunny. La única concesión al rock duro en los primeros puestos, una versión de los eurovisivos Måneskin. En este mercado parece poco probable que si Smoke on the water hubiera nacido en la época actual lograse los hitos logrados en los 70 y 80. “Rotundamente no, por extensión, estructura... hoy las que triunfan tienen otro patrón, pero seguro que si se compusiera tendría su público; el rock se ha convertido en la música clásica del s.XX y perdura”, remata Javier Llano.
“Es jugar a música ficción, pero tendría su público, más allá de superventas o no, porque nada más suena ese riff inicial engancha a quien lo escucha, ayer y hoy. En aquella época tuvieron que grabar una versión más corta para las radios y supongo que ahora ocurriría también”, añade Juan Manuel Sánchez, que, fiel a su estilo deja un último mensaje: “Los jóvenes deberían llevarlo a tope en sus auriculares”.