¿Qué es el SWIFT y por qué la UE y EEUU van excluir bancos rusos de este sistema?
La medida va específicamente destinada contra el "cofre de guerra" del presidente ruso, Vladimir Putin.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han anunciado este sábado su intención de suspender “ciertos bancos rusos escogidos” del mecanismo financiero SWIFT y de paralizar los activos internacionales del Banco Central de Rusia, en la batería de medidas económicas de respuesta contra el Kremlin más duras desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania.
Esta cosa llamada SWIFT se trata de un sistema de transferencias financieras que interconecta más de 11.000 entidades financieras de todo el mundo y del que Kiev quiere sacar a Rusia por la invasión de su territorio, algo que le haría verdadero daño.
Sacar a los “bancos escogidos” de este sistema, como ya ocurrió con algunas entidades iraníes a raíz de las sanciones europeas en 2012, supondrá cortar sus lazos financieros con el exterior al impedirles recibir divisas o realizar transferencias por sus transacciones comerciales y tendría un impacto “devastador”, según un análisis del centro Carnegie Europe.
Tras jornadas maratonianas de análisis y debate, EEUU y la UE han anunciado al unísono que daban este paso ante las “acciones bárbaras” de Rusia cometidas contra la población ucraniana. Así, han explicado que por ello han motivado esta nueva ronda de sanciones con el consenso del canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente francés, Emmanuel Macron, el primer ministro de Italia, Mario Draghi, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el primer ministro británico, Boris Johnson.
Por ello, y a la exclusión de “ciertos bancos escogidos” del SWIFT, se suman medidas adicionales contra “el despliegue de las reservas internacionales del Banco Central de Rusia”, así como la prohibición a los “oligarcas rusos” para realizar operaciones en los mercados occidentales, además de bloquear sus procesos de ciudadanía en función de sus inversiones en el extranjero, los llamados “pasaportes dorados”.
Dar este paso ha sido complicado debido a diferencias internas, pero este mismo sábado por la mañana, el ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, había asegurado que ya se habían iniciado los preparativos técnicos para desconectar a Rusia del sistema SWIFT, después de que países como Polonia o Hungría hayan retirado -y hasta negado, ahora- sus reticencias. Alemania era la gran duda.
El país germano se había resistido a la desconexión de Rusia de SWIFT por el impacto masivo que tendría esta medida también sobre el mercado alemán. Así, por ejemplo, no sería posible pagar el gas ruso y por lo tanto tampoco adquirirlo, había argumentado el ministro de Finanzas, Christian Lindner.
La ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, había expresado además su preocupación por el hecho de que excluir a Rusia del sistema SWIFT supondría también no poder financiar proyectos humanitarios ni que ciudadanos residentes en Europa pueda enviar dinero a sus familiares.
En términos simples, si se saca a Rusia del SWIFT, se estaría dejando al país incluidas empresas, organizaciones, fábricas, bancos y más, sin la posibilidad de hacer transacciones internacionales, afectando directamente a su economía.
“Si desconectan a Rusia del SWIFT, no recibiremos divisas, pero los compradores, los países europeos en primer lugar, no recibirán nuestras mercancías: petróleo, gas, metales y otros componentes importantes”, señaló Nikolai Zhuravlev, vicepresidenta de la Cámara Alta del Parlamento de Rusia, según el medio de comunicación estatal TASS, consultado por CNN.
La Society for World Interbank Financial Telecommunication, más conocida por sus siglas SWIFT, es una cooperativa de sociedades financieras, fundamentalmente bancos, que permite hacer transacciones internacionales.
El principal motivo por el que SWIFT suele ser conocido es por ser un código internacional que presta a sus socios un servicio de mensajería cifrada que posibilita las transferencias internacionales de fondos.
El SWIFT es un sistema clave para el envío de transferencias internacionales entre más de 200 países, razón por la cual el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, llegó a decir que el viernes que era una “opción nuclear”. Los gobiernos examinan estos días hasta dónde podrían llegar los efectos colaterales, también para sus propios ciudadanos y empresas. El mecanismo sólo se utilizó como herramienta de castigo en una ocasión, en el año 2012, a través de una directiva de la Unión Europea que permitió apartar a Irán como represalia por el desarrollo de su programa nuclear.
SWIFT determina los códigos bancarios, conocidos como BIC, que son necesarios para realizar o recibir una transferencia internacional, por lo que puede llegar a ser una herramienta muy útil para Europa si quiere aislar económicamente a Rusia.
A su vez el BIC es acrónimo de Bank Identifier Code, también conocido directamente como SWIFT, sirve para identificar al banco beneficiario de una transferencia y es un código internacional alfanumérico que puede constar de 8 u 11 caracteres.
El código de 8 caracteres incluye información de la entidad, de cada país y de la localidad. Y el de 11, además de todo lo anterior, incluye la información concreta de una sucursal. Cuando un cliente realiza una transferencia internacional a favor de otro, el banco emisor genera un mensaje cifrado, ese código BIC o SWIFT, que indica de qué manera va a hacer llegar los fondos a ese cliente, con todo tipo de detalle como fechas, divisas, gastos o a través de qué entidades.
El SWIFT tiene sólidos diseños de software para lograr suministrar servicios que permanecen activos y seguros aún ante situaciones adversas.
El sitio oficial de SWIFT señala que su plataforma incorpora un modelo de seguridad con varios niveles respaldado por un proceso de desarrollo de aplicaciones seguras y una tecnología de infraestructura de claves públicas (PKI) de vanguardia basada en hardware que garantiza seguridad a la industria financiera.