Siete señales flagrantes de que tienes que romper con un amigo tóxico
Y cómo hacerlo con elegancia si quieres recuperarlo en el futuro
Solo tú puedes decidir si quieres dejar atrás una amistad; sin embargo, existen ciertos detalles que indican que una relación amistosa ya no te beneficia.
A continuación, varios psicólogos estadounidenses comparten siete señales para saber que ha llegado la hora de que tu amiguito y tú os deis un tiempo.
1. La mayoría del tiempo solo habla él.
Una buena amistad implica dar y recibir. Tú tienes derecho a quejarte por enésima vez del compañero de trabajo que peor te cae y, a cambio, siempre estás dispuesto a escuchar cómo fue su última cita horrible de Tinder. Si tu amigo acapara la conversación, ten cuidado, advierte Joyce Morley, psicóloga de matrimonio y familia.
"Si tu amigo recibe mucho, pero no da nada, quizá haya llegado el momento de dejarlo ir. Plantéatelo de esta forma: una amistad debería ser recíproca, y ambos merecéis recibir algo a cambio", explica.
2. Ya casi no quedáis. Y si haces planes te da miedo encontrártelo.
No basta con etiquetar a tu amigo de vez en cuando en un meme de Facebook. Por muy ocupado que estés, si de verdad quieres ver a tu amigo, no será tan complicado encontrar un hueco, apunta Irene S. Levine, psicóloga y autora de Mejores amigos por siempre: Sobrevivir a la ruptura con tu mejor amigo (Best Friends Forever: Surviving a Breakup with Your Best Friend).
"Puede que las señales de que debes romper con él sean sutiles, como que os cueste organizar una quedada. Presta atención a tu forma de actuar cuando estáis juntos: si te sientes incómodo y no tienes nada que contar, quizá se deba a que ya no tenéis nada en común. Es frecuente que los amigos tomen caminos separados en algún punto de sus vidas", señala.
3. Después de quedar con ellos acabas con resaca, sin dinero en la cartera o teniendo que lidiar con otras consecuencias.
No tiene nada de malo desmelenarse de vez en cuando con nuestro amigo. Pero si, por norma, acabas con resaca o con mucho menos dinero en la cartera que antes de quedar con él, ten cuidado. Después de quedar con un buen amigo deberías sentirte con las pilas recargadas y no totalmente desgastado, explica Amanda Deverich, psicóloga de matrimonio y de familia.
"Puede que ellos tengan un colchón más grande para amortiguar su caída. Pero, a largo plazo, este tipo de relación tiene todas las papeletas para hundirte a nivel emocional, económico y físico", plantea la experta.
Eso sí, "si tu amigo tiene problemas de adicción o presenta rasgos de personalidad extrema, narcisista o antisocial, no sigas su recorrido. Si de verdad lo quieres, bríndale tu apoyo", aconseja.
4. Ya no te sientes cómodo contándole tus cosas.
Según lo íntimos que seáis y la confianza que hayáis ido construyendo con el paso del tiempo, deberíais sentiros cómodos compartiendo vuestras emociones y debilidades el uno con el otro. Si un amigo que antes hacía de tu psicólogo ahora adopta una actitud sentenciosa y responde con desprecio (deja los ojos en blanco, emplea el sarcasmo o se burla), piénsatelo dos veces antes de confesarle tus secretos, recomienda Kari Carrol, psicóloga de pareja.
"No importa lo frustrado que esté porque hayas vuelto con tu ex por enésima vez, no es aceptable que su respuesta te haga sentir insignificante e incapaz de tomar una buena decisión. El hecho de que nos hagan sentir culpables continuamente puede llevarnos a actuar de manera impulsiva. Tiene el efecto contrario que si nos sentimos apoyados, seguros y con fuerza para comprender nuestras propias acciones", afirma.
5. Tienes la sensación de estar compitiendo con él.
Estamos en 2017, nadie tiene tiempo de tener un amienemigo. Si constantemente tienes la sensación de que tu amigo está tratando de superarte en todos los aspectos de tu vida, plantéate la posibilidad de dejarlo atrás, apunta Marni Feuerman, psicóloga de matrimonio y familia en Florida.
"Una amistad es tóxica si tienes la sensación de que tu amigo adopta una actitud competitiva o siempre tiene celos. Un amigo de verdad se alegrará de tus logros y tu buena suerte. Debes buscar un amigo que te apoye a la hora de perseguir tus sueños", sostiene.
6. Todo son malas noticias.
Al igual que en un buen matrimonio, un buen amigo está ahí en las buenas y en las malas. Los amigos están disponibles para hablar de los momentos malos de la vida, pero también de los buenos. Si lo único que hace tu amigo cuando estáis juntos es quejarse, házselo ver, propone Marissa Nelson, psicóloga de matrimonio y familia.
"Puede que también tengas la sensación de que no se alegra verdaderamente de tu éxito cuando tu vida va viento en popa. Es preocupante que le ocultes información por el simple hecho de no querer escuchar una crítica negativa o una opinión sentenciosa", apunta la psicóloga.
7. No respeta tus límites.
Si le dices a tu amigo que quieres estar en casa a las 10 o a las 11 porque mañana es día laborable, pero no para de dar la lata para que alarguéis la cena y vayáis a un bar, debes restablecer tus límites, aconseja Amy Kipp, psicóloga de pareja y familia en Texas.
"Si ya has establecido tus límites de forma clara, tu amigo debería respetarlo", sostiene. "No dejes que tu amigo siga sobrepasando esos límites, ya sea bombardeándote a mensajes en el móvil cuando ya le has dicho que tienes que cumplir con un plazo para el trabajo o llegando tarde constantemente".
Romper con tu amigo no va a ser sencillo. De hecho, es muy complicado. No saques a colación el tema hasta que tengas la sensación de que tu amigo cumple algunos de los puntos que se incluyen arriba y no tiene intención de tratar de mejorar como amigo.
Si decides darte un tiempo, ten cuidado para que luego no resulte imposible recuperar la amistad en el futuro, cuenta Levine a HuffPost.
"Hazlo con elegancia. Responsabilízate de la decisión y habla en primera persona, para que no parezca que estás culpando a tu amigo. Puede que quieras recuperar la amistad con esa persona en el futuro, de modo que debes intentar ser amable", remata la experta.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao.